Cómo cuidar los ojos
Las pantalla del computador y del celular, el aire acondicionado, el maquillaje, el esmog y la radiación ultravioleta son los principales causantes de los ojos secos y, por lo tanto, irritados. Aquí, cómo contrarrestar el daño y los tratamientos indicados.
Paula 1162. Sábado 6 de diciembre de 2014
La pantalla del computador y del celular, el aire acondicionado, el maquillaje, el esmog y la radiación ultravioleta son los principales causantes de los ojos secos y, por lo tanto, irritados. Aquí, cómo contrarrestar el daño y los tratamientos indicados.
Cuando los ojos están secos los síntomas son evidentes: se irritan y enrojecen, hay ardor, lagrimeo, sensibilidad a cualquier tipo de luz y la necesidad de pestañear para poder ver bien. Las causas más comunes son la exposición a las pantallas de computadores y celulares, el aire acondicionado, el esmog y la radiación UV. El cuidado diario es fundamental, ya que un ojo seco puede terminar formando en su parte blanca una telita amarilla (pinguécula) que, además de incómoda en términos estéticos, puede arder y debe tratarse con un tipo de gotas llamadas lágrimas. En casos más graves, esta anomalía puede derivar en que el tejido amarillo llegue a la córnea e interfiera en la visión. Aunque se opera, este llamado pterigión puede volver, por lo que es habitualmente tratado con lágrimas para lubricar y desinflamatorios.
El uso del computador y el celular
La resequedad ocular que provocan las pantallas de computadores y celulares no se debe al brillo o la luz led, sino que a la distancia en que estas se posicionan frente a la mirada. Las primeras deben instalarse por lo menos a 35 cm de los ojos y no más lejos que la distancia del propio brazo estirado (entre el cuerpo y el computador). El celular, en tanto, debe estar a la misma distancia, es decir, hay que sostenerlo con el brazo doblado en un ángulo de 90 grados.
Ambas posiciones permiten que los ojos no hagan mucho esfuerzo, ya que en caso de que las pantallas estén muy cerca deberán juntarse para enfocar, resecándolos y, por lo tanto, provocando cansancio y ojos rojos.
Uso de lentes
En caso de sufrir astigmatismo (ver mal de cerca y lejos) y tener lentes con un aumento sobre 0.5, se deben ocupar siempre que se trabaje frente a una pantalla para no esforzar sin necesidad la vista y así no provocar ardor o dolor de cabeza. Los lentes con antireflejo sirven a quienes se ven afectados con el brillo y el reflejo, pero tienen que ser de muy buena calidad, de lo contrario se opacan con el tiempo y dificultan la vista.
La acción del aire acondicionado
El aire acondicionado (frío y caliente) y la exposición periódica a ventiladores son otros dos enemigos de los ojos. Mientras el aire caliente, que seca el ambiente, exacerba la sequedad ocular, los torna rojos y muchas veces llorosos, el aire frío y los ventiladores irritan la membrana mucosa que tapiza el globo ocular (conjuntiva) debido a que, aunque moderado, el viento llega directo a los ojos que se ven obligados a usar las lágrimas como mecanismo de defensa y lubricación. El efecto puede contrarrestarse con el uso de lágrimas y quienes usan lentes ópticos tienen ahí un buen escudo protector.
Protegerse de la radiación
La radiación ultravioleta es una de las principales causantes de la sequedad ocular, por lo que se recomienda usar siempre (todo el año en el caso de personas con sensibilidad ocular) lentes de sol, sin importar el filtro UV que tengan, lo importante es que sean certificados, por lo tanto, se sugiere comprarlos en ópticas y no en la calle. Además, sirven como pantalla protectora, ya que crean un microclima húmedo y limpio para el ojo.
Cuando los ojos están secos los síntomas son evidentes: se irritan y enrojecen, hay ardor, lagrimeo, sensibilidad a cualquier tipo de luz y la necesidad de pestañear para poder ver bien. Las causas más comunes son la exposición a las pantallas de computadores y celulares, el aire acondicionado, el esmog y la radiación UV. El cuidado diario es fundamental, ya que un ojo seco puede terminar formando en su parte blanca una telita amarilla (pinguécula) que, además de incómoda en términos estéticos, puede arder y debe tratarse con un tipo de gotas llamadas lágrimas. En casos más graves, esta anomalía puede derivar en que el tejido amarillo llegue a la córnea e interfiera en la visión. Aunque se opera, este llamado pterigión puede volver, por lo que es habitualmente tratado con lágrimas para lubricar y desinflamatorios.
Maquillaje: ojo con el delineado
Es un riesgo delinearse el borde interno del párpado, ya que el maquillaje puede obstruir los orificios de las glándulas que intervienen en la lubricación ocular y formar un orzuelo, que no es más que la inflamación de la glándula tapada. En caso de que igualmente se maquille esa zona, es fundamental desmaquillar antes de dormir, ya sea con toallitas desmaquillantes o una loción y, finalmente, pasarse un cotonito humedecido en agua por el borde interno y aplicar lágrimas para limpiar el ojo.
LOS DOS TIPOS DE GOTITAS PARA LOS OJOS
Las lágrimas artificiales: son lubricadoras y se recomiendan a quienes pasan más de cuatro horas frente a una pantalla. También son necesarias cuando se maneja mucho rato, debido a la tensión ocular que se produce como consecuencia de la concentración, y si se deben leer impresos por un periodo largo. Están hechas a base, habitualmente, de hialuronato de sodio. Un buen producto de este tipo es aquel que no tiene preservantes.
Las descongestivas: suelen contener el descongestivo nafazolina. Solo se indican para quienes tienen tendencia a los ojos rojos y en situaciones puntuales, ya que tienen un efecto rebote que provoca que en un comienzo el ojo quede muy blanco, pero con el tiempo le cuesta más aclararse y el rojo se intensifica. Se sugiere, entonces, usar diariamente lágrimas (mañana y tarde) y protegerse con lentes de sol.
Los ojos, para lubricarse, pestañean normalmente entre 10 a 30 veces por minuto, pero al enfrentarse a una pantalla, un escrito o incluso al manejar, la frecuencia puede reducirse a tres o cuatro pestañeos por MINUTO, lo que produce sequedad y fatiga ocular.
* Para la elaboración de este artículo fue entrevistada la médico cirujana y oftalmóloga Cecilia Trigo Daroni del Instituto Oftalmológico Integral.
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