Cómo el buen dormir puede afectar nuestros días
Hay personas que creen que las horas que se destinan a dormir son una pérdida de tiempo, pero esto está muy alejado de la realidad en cuanto mientras dormimos se lleva a cabo una intensa actividad neurológica: es un tiempo de renovación y consolidación de la memoria, limpieza del cerebro y de las vías neuroquímicas.
“Durante el sueño se limpian los metabolitos tóxicos que se van acumulando durante el día. Incluso estudios han mostrado que las proteínas que podrían predisponer a las generaciones de enfermedades degenerativas como el Alzheimer, se limpian durante el sueño”, dice la neuróloga especialista en trastornos del sueño, Fernanda Gómez. Y agrega: “Dormir podría evitar enfermedades neurodegenerativas pero además hace que uno funcione de una manera inteligente, resolutivo, que tenga una buena velocidad de respuesta y concentrado”.
Para que en el sueño se puedan lograr todas estas funciones, la especialista recalca que se deben cumplir cuatro pilares fundamentales. En primer lugar, se debe dormir durante una cantidad de horas adecuadas. Las necesidades de sueño van variando con la edad, y quienes duermen poco noche tras noche podrían ver su desempeño afectado a lo largo del día. En la edad adulta, se recomienda dormir entre 7 a 9 horas por noche, mientras que los niños de entre 6 y 13 años tendrían que dormir entre 9 y 11 horas.
Por otro lado, es importante que las personas mantengan una regularidad en su rutina. Esto quiere decir acostarse y despertarse en horarios similares todos los días. “Además debe haber una sincronía con el ciclo circadiano, que es nuestro reloj biológico interno que modula muchos procesos biológicos. Cuando hay luz el cerebro sabe que es de día, mientras que cuando es de noche se sintetiza melatonina que es nuestra hormona natural del sueño. Es por esto que se recomienda no utilizar aparatos tecnológicos a estas horas”, explica la especialista.
Según explica Fernanda, las etapas del sueño son como una sinfonía, si se interrumpe, no será de la misma calidad. En cada una ocurren procesos importantes. Por ejemplo, la fase REM tiene implicancias en el procesamiento de las emociones y es una etapa que nos ayuda con la resolución de problemas y la atención.
“Debo asegurar el tiempo total de sueño. Porque si yo me levanto a las cinco de la mañana pero me acosté a las 12 de la noche, no estaré funcional ni concentrada. Pero si me duermo a las diez de la noche probablemente ese cerebro vaya a funcionar muy bien”, recalca la especialista.
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