En momentos críticos como una pandemia estar informados es clave. Sin embargo, recibir la información incorrecta puede perjudicarnos en más sentidos de los que podríamos prever. Un estudio realizado en la facultad de psicología de la Universidad de Sussex, en el Reino Unido, expuso a individuos a noticias negativas en distintos formatos –televisión, videos en celulares, clips de audio y artículos web– y comprobó que la forma cada vez más visual y chocante en la que consumimos las noticias genera efectos nocivos, como estrés agudo, cambios de ánimo, problemas de sueño e incluso comportamiento agresivo.

Y si en circunstancias normales nuestros hábitos de consumo de noticias son intensos –un estudio de la Asociación Americana de Psicología mostró que 1 de cada 10 encuestados revisa las noticias cada hora y 2 de cada 10 monitorea sus redes sociales constantemente– bajo las condiciones actuales solo es esperable que este consumo, y sus efectos perjudiciales, se intensifiquen. Es por eso que en tiempos como los que vivimos se vuelve aún más relevante que nunca saber filtrar la información que recibimos, elegir cuidadosamente nuestras fuentes y no caer en informaciones erróneas que sólo buscan generar alarma en la población.

Andrés Rosenberg, periodista y académico de la Universidad Católica especialista en ciencias de la comunicación, explica que las redes sociales y los sistemas de mensajería instantáneos son los medios con los que tenemos que tener más precauciones a la hora de recibir información. "Las redes sociales y los mensajes instantáneos, sobre todo las cadenas de WhatsApp, suelen contener información muy alarmista", explica el experto. Además, aclara que esa información por lo general no viene acompañada de evidencia ni respaldada por fuentes confiables. "Las personas se sienten más ansiosas y el efecto que generan es que quieran contrastar los datos que reciben y sean más susceptibles a compartir la noticia entre sus propias redes de amigos y familia", comenta. "Así el mensaje se masifica aunque pueda contener una noticia sacada de contexto o derechamente desinformación".

Algo parecido ocurre con las redes sociales como Twitter. "Hay que tener mucho cuidado con la información que se consume, porque hay muchas cuentas que son parodias o en las que se publica información que es levantada por la propia comunidad y no por un medio de comunicación", comenta. El especialista explica que este punto es importante porque en este tipo de canales no siempre publican datos que se puedan comprobar, sino que muchas veces se entregan informaciones que apuntan a generar un efecto en la audiencia. "Tienden a activar nuestros sesgos previos y eso nos hace creer que la información que estamos recibiendo es verídica, cuando no siempre lo es", aclara.

Politifact es una organización sin fines de lucro dedicada al fact checking -corroboración de noticias- que hace algunos días publicó una guía con lineamientos para consumir información de forma responsable durante la pandemia. Algunas de las recomendaciones que hicieron para no caer en fake news o datos errados son:

  • Conocer las características básicas del Covid-19: cuáles son los síntomas, cómo se transmite, a qué enfermedades se asemeja. Mientras más datos de este tipo conozcamos, más sencillo será reconocer informaciones alarmistas cuando nos lleguen a nuestras manos. Fuentes recomendadas para acceder a datos verídicos son el Minsal y la Organización Mundial de la Salud.
  • Chequear y re-chequear las cifras: los números nos permiten medir la gravedad de una situación como la que estamos viviendo, por lo que conocer bien las cifras es clave. Los datos sacados de contexto o que se encuentran des-actualizados no sirven y por eso es importante tener buenas fuentes y cifras al día. Una buena fuente son los reportes de la OMS que muestran la tasa de mortalidad, número de contagiados y los focos por país.
  • Evitar compartir métodos de prevención o tratamiento sin consultar fuentes oficiales: muchas veces las intenciones son buenas, pero compartir información sobre técnicas médicas que no han sido corroboradas por especialistas no es una práctica responsable en medio de una crisis como la que vivimos.

Además de los consejos de Politifact, Andrés Rosenberg recomienda siempre contrastar fuentes. "Si recibimos una información con un titular alarmista respecto del Coronavirus lo primero que debemos hacer es buscar ese mismo titular en Google para ver si otros medios han publicado algo similar", comenta. "Cuando hay información oficial por lo general aparece simultáneamente en varios medios".

Otra recomendación es ser cuidadosos con las imágenes, y para ello hay que hacer un filtro de lo que estamos viendo. "Cuando una noticia va acompañada de una imagen muy impactante podemos hacer click derecho sobre ella y seleccionar 'búsqueda en Google" para ver cuál es la fuente de esa imagen", comenta Rosenberg. "Así sabremos si la foto es una imagen original o está siendo reutilizada de un hecho noticioso previo. Cuando las imágenes son reutilizadas de un evento anterior nos damos cuenta que, tal vez, la fuente no es tan confiable y que puede que esa foto se esté usando solo para causar cierto impacto en la audiencia".

Los especialistas en fact checking de Politifact agregan que las epidemias son un caldo de cultivo para apoyos visuales sacados de contexto y que hay que tener una actitud escéptica ante las imágenes y videos que muestren afectados por una catástrofe y las supuestas respuestas de los gobiernos ante estos hechos. Ante la duda, señalan en su guía, es mejor cerciorarse por uno mismo con una rápida búsqueda que solo nos tomará algunos clicks.