Con sus fotos, Constanza Palominos facilita el reencuentro de mascotas afectadas por los incendios y sus dueños

Mascotas incendios



En 2021 comenzó a tomar fotos con su celular. Era la primera vez que Constanza Palomino iba a la Patagonia y capturó imágenes de Punta Arenas hasta Torres del Paine. Tenía 23 años y le quedó gustando. “La fotografía me atrajo como arte porque permite mostrar la naturaleza desde una perspectiva diferente y generar un impacto de manera positiva en aquellos que disfrutan los paisajes, la flora y la fauna”, cuenta.

Recién en 2023 Constanza -traductora e intérprete de inglés-español-, obtuvo su primera cámara fotográfica. La usó en cada uno de los viajes que realizó durante ese año y fue publicando en su Instagram las imágenes. No tenía cómo saber en ese entonces que lo que era un hobby se convertiría en una gran labor voluntaria.

Los incendios que impactaron la V Región durante la primera semana de febrero no solo dejaron un rastro de cientos de muertos y más de 15.000 viviendas damnificadas. También muchísimas mascotas fallecieron, quedaron heridas y/o se perdieron de sus tutores durante la tragedia. Al 27 de febrero, el Colegio Médico Veterinario de Chile reportó que habían sido atendidos 5.258 animales afectados por los incendios.

En ese escenario, Constanza –que vive en Viña del Mar desde hace cinco años– quiso ayudar. “Estaba buscando una manera de contribuir y ofrecer apoyo a las personas afectadas por el incendio. Recuerdo que en catástrofes anteriores como, por ejemplo el incendio forestal que sucedió en Viña hace algunos años, había podido ayudar con algunas amigas veterinarias. Ahí me di cuenta de lo necesaria que era esa labor para que finalmente las familias de los animales extraviados pudieran encontrarse con ellos”, comenta.

También recordó su vínculo con los animales. Desde niña visitaba a sus abuelos en el campo y su tata Santos se encargaba de enseñarla sobre ellos. “Eso quedó muy marcado en mi corazón hasta el día de hoy. Para mí los animales son seres sintientes que tienen un vínculo profundo con sus familias. En el contexto de los incendios, ellos necesitaban que alguien de alguna manera fuera su voz y se encargara de reunirlos con sus seres amados”, dice.

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Constanza tiene un perro que, sostiene, es su familia. Entonces cada vez que veía a los animales solos en las clínicas sufría. “Sabía que era necesario hacer algo para que ellos sintieran que no los habían olvidado ni abandonado”, detalla.

Con esa idea en mente empezó a ir de clínica en clínica con su cámara a fotografiar gatos y perros que no habían sido reconocidos por sus familias. Fue a Mevetlab, a la Veterinaria Meneses, a la Clínica Los Castaños Quilpué, a la Clínica Los Castaños Viña del Mar, al Hospital Clínico de la UNAB y al hospital campaña de la Escuela Libertador Bernardo O’Higgins. Y las subía a su Instagram para generar una red de difusión. “Yo entendía lo difícil que era para aquellas familias buscar a sus animales e ir de lugar en lugar ya que tenían muchísimas preocupaciones luego de todo lo que sucedió. En ese momento yo sabía que necesitaban de alguien que tuviese el tiempo suficiente para darse ese trabajo y, de alguna manera, alivianar sus cargas”, comenta.

Sus redes sociales de fauna silvestre comenzaron a convertirse en un portal de ayuda para las familias de los animales desaparecidos. Conmovidos con su labor, la ayudaron Bienestar Animal, Mestizos Magazine y la doctora Josefa Ramírez como colaboradores en los posteos de Instagram, para que las imágenes llegaran a más personas.

“Esto generó un impacto positivo ya que se masificó tanto, que muchas de estas personas pudieron reencontrarse con sus animales y así tener un poco de esperanza luego de haber tenido tiempos difíciles”, dice Constanza. “Muchísimos de estos animalitos que fotografié en distintas clínicas se pudieron reencontrar con sus familiares y tener un final feliz. Desde mi punto de vista fue todo un trabajo en conjunto que se realizó en redes sociales y el trabajo en comunidad que se generó. Quedó en evidencia que los simples actos de bondad pueden generar muchas cosas”, añade.

Para Constanza quedó un aprendizaje: con su cámara es posible hacer mucho por los demás.

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