"No, no. No es no. ¿Qué parte no entendiste, la ene o la o?", gritaron con fuerza las millones de mujeres que se reunieron en la marcha del 8M en el país. Fue uno de los cánticos que más se repitió en la jornada. Casi en cada cuadra, alguna voz solitaria lo hacía resurgir y, rápidamente, como una gran ola, miles de otras mujeres lo hacían suyo y lo cantaban con fuerza, dejando en evidencia que el trasfondo de ese mensaje es más potente que una simple pancarta. Y es que pareciera ser que algo que suena tan lógico como 'no, es no', para algunos, en el sexo tiene matices.

Así lo explica Naschla Aburman, Subdirectora de Fundación Miles Chile, quienes a mediados de marzo lanzaron la campaña Que sea consentido, con el objetivo de combatir la cultura de la violación y la naturalización de conductas que responsabilizan a la víctima, por cuestiones como la forma en que se viste, los tragos que ha tomado o la suficiente fuerza que aplica para defenderse. "Debemos tomar consciencia de que nuestra cultura históricamente nos ha enseñado que el no de la mujer es relativo, que su deseo no siempre importa. Consentir y pedir consentimiento consiste en establecer tus límites personales y respetar los de tu pareja. Debes volver a preguntar si las cosas no están claras. Para que sea algo consensuado, ambas personas deben estar de acuerdo en tener relaciones sexuales, todas y cada una de las veces, de forma sana y consciente". Por eso, explica, antes de mantener relaciones sexuales con otra persona, debemos asegurarnos de que la otra o el otro también quiera hacerlo. Este acuerdo puede ser verbal o no verbal. De lo contrario, la actividad sexual sin consentimiento es violencia o agresión sexual.

Aunque esto parezca obvio, no lo es. En nuestro país las cifras son alarmantes: el año pasado aumentaron en un 64% las denuncias de mujeres jóvenes, de 15 a 19 años, que reconocieron haber tenido relaciones no consensuadas y, de acuerdo a la Fiscalía, cada 14 minutos ocurrió un delito sexual.

El emblemático caso de La Manada y las leyes que inspiró

En 2016, una joven denunció haber sufrido una violación grupal durante las fiestas de San Fermín en la ciudad de Pamplona, España. El caso, conocido como 'La Manada', abrió el debate sobre el consentimiento. Así, en abril de 2018, la Audiencia de Navarra condenó a nueve años de prisión a los cinco acusados, pero lo hizo por un delito de abuso sexual y no de violación. En diciembre de ese mismo año, el Tribunal Superior de Justicia de Navarra confirmó -sin unanimidad- la condena por abuso sexual. Se consideró que era abuso y no agresión sexual por dos motivos: uno, la víctima no se negó explícita y reiteradamente; dos, se consideró que no se había hecho uso de la violencia o intimidación para someterla.

Si bien en noviembre de 2019 el Tribunal Supremo revisó el caso y cambió la sentencia a violación porque la mujer se encontraba bajo los efectos del alcohol -y por ende, según ellos, en estado de inconsciencia-, el caso motivó a que el Ministerio de Igualdad de España presentara el anteproyecto de Ley Orgánica de Garantía Integral de la Libertad Sexual. En la ocasión, la ministra de la cartera, Irene Montero, explicó en una conferencia de prensa que "esta es la ley del 'solo sí es sí', ya que la clave es que pone el consentimiento en el centro".

En la propuesta de ley se plantea que solo habrá dos delitos: acoso y agresión (o violación). El acoso que puede ser en varios niveles -incluso acoso callejero, en discotecas o en el trabajo- será condenado con arresto domiciliario, trabajos forzados o multas. Y la violación pasa a ser toda relación sexual sin consentimiento. "Hasta ahora, para que se considerara violación, la víctima tenía que demostrar violencia o intimidación. Lo que pedimos es que si hay penetración sin consentimiento, las penas vayan de 4 a 10 años, y hasta 15 con los agravantes, por ejemplo, si el agresor es pareja o ex pareja de la víctima", dijo la ministra.

"Cuando hay robo, la víctima nunca tiene que probar que no hubo consentimiento, es decir, se entiende que si denuncias un robo es porque no has consentido que te roben. Es como una evidencia que en los delitos sexuales no ocurría. ¿Acaso no hay denuncias falsas por robo para cobrar un seguro? Se investiga y en su caso se podría archivar la denuncia. Pasado ese filtro, en los delitos sexuales, habrá que analizar todas las circunstancias que rodeen al caso: la relación entre las partes, la edad, la motivación de la denuncia, la verosimilitud, la no contradicción. Es largo, hay filtros y llegado el juicio la decisión que tomará el juez, donde evidentemente deberá determinar si existió ese consentimiento o no. Esa decisión no será una decisión arbitraria del juez, sino que será fruto de un análisis exhaustivo de toda la prueba practicada en ese juicio", dice Paz Valles, abogada penalista española que conoce en detalle el proyecto del ley.

Si dicho proyecto llega a buena puerto, España entraría en un club selecto de 10 países que reconocen el no consentimiento como violación. Estos son: Islandia, Irlanda, Reino Unido, Bélgica, Luxemburgo, Alemania, Portugal, Grecia y Suecia. En este último, en 2013, un caso similar al de 'La Manada' los llevó a convertir en ley el 'solo sí es sí', después de una sentencia que decía que "las personas que mantienen relaciones sexuales hacen cosas de forma natural con el cuerpo de las demás, de forma espontanea y sin pedir consentimiento". Desde entonces, la mujer tiene que manifestar con palabras o acuerdo o demostrar claramente que desea participar en la relación sexual. La pasividad ya no se considera como un sí.

Según Naschla Aburman, esto último es clave, ya que en un 70% de las agresiones las mujeres no pueden reaccionar. "Además de forcejear o tratar de escapar existe otra reacción completamente natural al peligro de la que no se habla, que es paralizarse o ensimismarse. Esta reacción también se conoce como inmovilidad tónica, que básicamente es una parálisis involuntaria que bloquea la resistencia. Paralizarse y quedarse bloqueada son reacciones de defensa, no de consentimiento", explica.

En qué estamos en Chile

Actualmente en el país no hay una ley que regule el consentimiento. "Necesitamos una legislación que deje de normalizar ciertas conductas que cuestionan el comportamiento de la víctima, que banalizan una violación y que provocan que con la legislación actual, en algunos casos, los abusadores puedan evadir sus responsabilidades al no haber una normativa más estricta que resguarde a las víctimas en caso de denunciar relaciones sexuales sin consentimiento", dice Aburman. Y agrega: "Es necesario darle urgencia al proyecto de ley Sin Consentimiento es Violación, que fue aprobado por unanimidad en la Cámara de Diputados en julio del año pasado y que está esperando avanzar en su tramitación para que sea realidad. Este proyecto de ley busca modificar nuestro código penal respecto al delito de violación y establecer que la inacción o falta de resistencia de la víctima no constituye una manifestación de consentimiento para una relación sexual".

Para la experta de Fundación Miles Chile, además es necesario realizar cambios importantes en nuestros programas de educación sexual para concientizar desde temprana edad sobre los alcances y los límites del consentimiento. "Según un acucioso monitoreo comparativo de UNESCO, los contenidos garantizados en Chile alcanzan con suerte el 34% de los contenidos recomendados internacionalmente. A pesar de las recomendaciones, el consentimiento sigue ausente en nuestros programas", explica Aburman. "La educación sexual es un derecho y debe ser garantizado sin discriminación. Necesitamos promover una educación sexual integral desde la infancia temprana, para que de esta manera formemos niños y niñas conscientes de que existen límites que no pueden ser traspasados sin la voluntad expresa de la otra persona. Y esto es urgente", concluye.