Crear comunidad en redes compartiendo lo que nos gusta
La tendencia de los videos de Get ready with me o Arréglate conmigo toma cada vez más fuerza en redes sociales y no solo de la mano de influencers con cientos de miles de seguidores, sino también de mujeres comunes y corrientes que quieren compartir sus datos de moda, belleza o estilo de vida para crear comunidad y, al mismo tiempo, salir de su zona de confort y así explorar nuevos intereses.
Al igual que muchos, durante la pandemia Naya Yurie (25) atravesaba una depresión. Vivía en un departamento pequeño con su familia y no tenía espacios para distraerse. Haciendo scroll en su celular en TikTok se le ocurrió aventurarse y subir sus propios videos de moda y tips de maquillaje. “Pensé en que tenía algo valioso que decir y por eso me aventuré. A mis videos les estaba yendo bien, pero no mostraba mi cara y mi usuario no decía mi nombre. Luego, cuando tuve más seguidores, cambié a un usuario con mi nombre y comencé a mostrarme. Ya no me daba tanta vergüenza, porque tenía un respaldo de seguidores”, dice Naya (@nayayurie), egresada de Medicina y quien cuenta con 38 mil seguidores, una cantidad que en TikTok se considera como un creador de contenido emergente.
Desde hace unos años la tendencia de los videos de Get Ready With Me (GRWM) o Arréglate conmigo se lleva gran parte del contenido de los influencers de moda, belleza y estilo de vida, aunque no son solo aquellos perfiles con cientos de miles de seguidores quienes crean este contenido, sino también mujeres —mayoritariamente entre los 20 y 30 años— que graban videos alistándose para salir, compartiendo tips de belleza o contando historias personales a modo de hobby o incluso para salir de su zona de confort y atreverse a probar algo nuevo.
Naya lleva años tratando su depresión, que comenzó cuando aún estaba en la universidad cursando una carrera que no la llenaba del todo. Cuando empezó a subir videos, encontró lo que la hace feliz y a lo que le gustaría dedicarse eventualmente. La creación de contenido también la ha ayudado a lidiar con su depresión y la generación de comunidad que se da en los comentarios que le dejan sus seguidoras la motiva a seguir en este camino. “Una de las cosas que más me inspira a subir videos es generar ese sentido de comunidad. Me gusta interactuar, responder comentarios y lograr que la gente se sienta identificada con mis videos. Al principio intentaba que todo fuera perfecto, no voy a mentir, pero después de un tiempo empecé a contar un poco de mi depresión severa. La gente se empezó a interesar por mi proceso y me contaban sus experiencias. Ahí me di cuenta de que, aunque comparta pedacitos muy pequeños de mi vida, siempre va a haber gente que se va a sentir identificada. Eso me inspiró mucho a seguir contando de mí para que las personas no se sintieran tan solas como yo me sentí en algún momento”, asegura Naya.
Fernanda Vásquez (24) también sube videos de este estilo a TikTok como un pasatiempo. Disfruta cada proceso de la creación, desde pensar la idea hasta editarlo, pero sin duda una de las cosas que más valora es la comunidad que generan sus seguidoras y los comentarios que le llegan apoyándola. “Disfruto mucho el apoyo de otras chiquillas. Es una de las cosas más bonitas saber que estás aportando con algo, aunque sea muy mínimo. Es rico recibir feedback de otras chicas que no necesariamente suben videos. He tenido mucha suerte, porque mis videos se van al público al que están dirigidos, que son mujeres”, dice la diseñadora gráfica, que suma casi 15 mil seguidores en la red social (@fernanda.vsqz).
Este año la ingeniera comercial Paula Vega (23) se propuso hacer una serie de 366 días mostrando sus outfits, por lo que documenta a diario sus elecciones para distintas ocasiones. Una de las motivaciones para desarrollar esta idea fue usar toda la ropa que tiene en su clóset y así demostrarles a las demás que no es necesario comprar prendas nuevas todo el tiempo para innovar. “Uno de mis objetivos también es dar a entender que está bien ocupar una misma cosa dos o tres veces a la semana, que está bien repetir la ropa, las tenidas. Muchas veces uno ve que algunas influencers tienen ropa nueva todas las semanas, que no es malo, pero también tenemos que jugar con lo que ya tenemos”, dice Paula, con 174 seguidores en la red social (_.mylifeaspau._), y quien se decidió a subir videos porque le gusta este contenido y la sensación de compartir datos con más mujeres en un espacio de solidaridad y no de envidia.
A Constanza Carillo (26) su familia le insistió mucho tiempo para que subiera videos antes de que ella se animara a hacerlo. Luego de terminar la carrera de Ingeniería en Administración de Empresas, mientras buscaba trabajo, se dio el tiempo de idear una estrategia para empezar a subir contenido a TikTok: “Quise buscar un tema que fuera sostenible para mí a largo plazo, en el tiempo y en la práctica, y por eso empecé con los get ready with me, que estaban de moda. También pensé que esto podría ser una buena herramienta laboral al momento de buscar trabajo por tener conocimiento con manejo de redes sociales y creación de contenido. No solo lo veo como diversión, sino también para encontrar trabajo en mi área”, cuenta Constanza, quien eligió la mención en marketing y gestión comercial en su carrera.
Al momento de subir videos se enfrentó a una de sus mayores inseguridades: sus ojeras. Le daba temor salir a la calle sin maquillaje, pero la creación de contenido se presentó como una oportunidad para hacerle frente a esta inseguridad y mostrarse tal cual es. “Me sentía vulnerable. Estaba muy insegura con respecto a mis ojeras, pero entendí que lo que quería entregar como creadora de contenido es transparencia y que la gente pueda ver cómo soy realmente. En los primeros videos quise salir sin maquillaje, para que después no dijeran que era falsa o algo así. Quiero que conozcan mi cara, el maquillaje es una opción para resaltar la belleza propia, pero no debemos ser dependientes de esto”, asegura Constanza (@constanza.fcp), con casi 14 mil seguidores.
Comunidad de mujeres
Muchas de las mujeres que están empezando a crear videos aseguran que descubrir este nuevo hobby ha sido una consecuencia de salir de su zona de confort. Pilar Orfali, psicóloga de Psicoenred.cl, explica que es importante entender el significado de la zona de confort porque “esta no siempre significa estar en la comodidad. Muchas veces genera lo contrario, como malestar e incomodidad, y nos quedamos en ella porque es lo conocido y es más sencillo tolerar ese malestar. La zona de confort no es mala, pero sí nos puede limitar a hacer cosas nuevas, a tener nuevos hábitos, descubrir hobbies o intereses; por eso es necesario salir de vez en cuando”.
Constanza Carrillo recuerda que cuando comenzó a subir videos temía que no tuvieran aceptación, pero bastó con que una persona le dijera que apreció su contenido, su dato o su historia, para que ese sentimiento desapareciera. “Cuando te dicen ‘Gracias, me sirvió mucho, me ayudó’ de verdad es muy reconfortante, aunque sea solo una persona la que te lo diga. Mi audiencia es 98% mujeres y es muy bonito recibir el apoyo”. La misma opinión comparte Fernanda Vásquez: “El trasfondo de los videos no es ganar plata, sino mostrar las cosas bonitas que te gustan y compartirlo con más amigas que no necesariamente son amigas. Con otras creadoras de contenido nos hemos vuelto súper amigas. Es un ambiente bonito. Definitivamente en el mundo hay alguien a quien le va a gustar tu video e interesarse por tu contenido”.
El mostrar la cotidianidad en videos permite que se genere un sentido de pertenencia entre quienes consumen estos videos. La psicóloga Pilar Orfali asegura que “estas comunidades nacen de lo colectivo, donde las chicas hablan de su sentir, muestran lo que les gusta, así una persona puede conectar con el sentido de pertenencia al ver que tienen algo en común y al ver que van interactuando y se va generando un vínculo. Así se fortalecen estos espacios, tal como se generan lazos en los espacios presenciales”.
Para Pilar es interesante mirar estas tendencias desde la perspectiva feminista de la salud mental, en un contexto en el que las mujeres hemos estado relegadas a espacios privados y hemos sido instruidas a ver a las demás como competencia para nuestra validación. “Es maravilloso ver que existen estos espacios donde hablamos de lo bonito que se ve la seguridad de otra mujer, ya sea crear este contenido al mostrar cómo es su día a día o qué es lo que piensa o lo que siente. Eso nos muestra que rompe un poco ese esquema que siempre nos ha dicho que no somos suficiente y que por eso debemos mirar a la otra para compararnos y ver lo que nos falta. De alguna forma podemos conectar con nuestro sentido de lo colectivo y así, como mujeres, crear muchos más espacios desde lo online y lo presencial. También podemos verlo como una forma de sanar juntas y entender que nunca hemos sido insuficientes y que juntas somos más fuertes”, explica.
Una forma natural de comunicar
Naya Yurie se siente más productiva cuando se propone crear contenido: “Me pasa que a veces cuando voy a grabar un vlog quiero levantarme temprano porque estoy muy emocionada por grabar. Para uno, en el mundo de las redes sociales cien personas es muy poco, pero en la vida real cien personas es mucha gente mirándote. Me gustó mucho tiempo hacer clic con eso, creo que es un logro llegar a esa cantidad de gente”.
Cristián Leporati, profesor de Comunicación Política y Gubernamental en la Universidad Diego Portales, asegura que compartir nuestros datos y lo que nos gusta a través de redes sociales es una forma natural de comunicación de las generaciones millennial y Z. “Nacieron en estos términos de comunicación y contacto en estos mundos virtuales. Para ellos es natural operar en estos esquemas, todos estos procesos de comunidades digitales se reproducen durante y después de la pandemia, por lo tanto, estas generaciones lo ven de forma natural y espontánea. Lo que nos hereda el mundo digital como sistema de comunicación y como sistema social de comunidades es el poder vernos y estar permanentemente en contacto, aunque tengas cien o mil personas que te sigan para ti son importantes, porque están dentro de este nuevo sistema de sociabilidad que es la forma de estar con gente y estar interactuando”, explica el académico.
Desde la misma vereda, el sociólogo Carlos Porter considera que en esta era digital cada persona, influencer o no, es un medio en sí mismo, porque tiene la capacidad de generar su propia pauta y comunicarla a través de las redes. “Cada usuario es un medio y cada usuario tiene su nivel de influencia con respecto a las personas que lo siguen y a las personas que el algoritmo le presenta. Lo que es interesante analizar es lo que antes se llamaban fenómenos masivos, que ahora realmente lo son porque la gente tiene un poder que antes no tenía. Cada uno encuentra su pauta de comunicación y la habita como a cada uno le parece. Los influencers hoy día realmente se han convertido en personas que influencian”, explica Carlos, director de Porter Advertising.
Comenta
Por favor, inicia sesión en La Tercera para acceder a los comentarios.