Daniela Pierre-Bravo, la periodista chilena que triunfa en Nueva York
Daniela Pierre-Bravo nunca olvidará cuando estaba postulando a la universidad en Estados Unidos y sintió que no lo lograría. No solo porque su familia no tenía dinero, sino porque se encontraba en una situación de migrante irregular. Sin papeles era muy difícil, sino imposible, llegar a la Educación Superior. Pero lo imposible se fue haciendo realidad.
Nacida en Santiago de Chile, Daniela se cambió con sus padres y sus cuatro hermanos a Talca muy niña y, cuando tenía 11 años, toda la familia se fue a una pequeña ciudad de Ohio, en EE.UU. “Llegué de forma irregular, pero no capté todos los detalles. Mis padres eran muy trabajadores, recuerdo que todo era muy caótico, siempre nos estábamos mudando, mis papás siempre buscaban darnos una mejor vida. Cuando llegué a Ohio realmente no supe la gravedad de estar en esa situación de no tener papeles legales, nunca nos sentamos a tener una conversación sobre eso, entonces desde muy pequeña tuve que sobrevivir”, comenta hoy, a sus 32 años.
Cuando dice “sobrevivir”, se refiere a la necesidad que sintió de destacarse. Para poder acceder a becas para la universidad. Para poder crecer. Para poder ser reconocida. “Como la mayor de cinco hermanos, sabía que todo dependía de mí y que si yo quería destacarme, si quería llegar a otro nivel, tenía que luchar”, afirma.
Para poder llegar donde está hoy -siendo una reconocida periodista televisiva en Nueva York-, Daniela dice que tuvo un crecimiento “muy convencional”. “Me destaqué mucho porque sabía que habría problemas y yo no tenía ciudadanía ni papeles al día”, cuenta.
Le pedían siempre sus documentos. No tenía cédula de identidad estadounidense. Tampoco documentos regularizados en términos de estatus migratorios. Nadie la aceptaba en la universidad. Tampoco tenían, en las aplicaciones por internet, la opción de “indocumentada”.
Hasta que surgió la oportunidad de ingresar a Miami University.
Trabajar para estudiar
Daniela se encontró con un anuncio casi que hecho para ella: “Si tú eres destacado, eres una minoría y vives en ciudades pequeñas de Ohio, te queremos invitar a la universidad para que la puedas visitar y para que puedas considerarnos como una opción para venir a estudiar’”.
No lo dudó. Fue a conocer la universidad, a tres horas de donde vivía. Asistió a algunas clases. Y luego le pasaron una aplicación en papel. Por primera vez Daniela sintió que no era necesario marcar ninguna casilla en la parte de documentos. Dejó en blanco el espacio destinado a señalar su ciudadanía y se dijo a sí misma: “lo que tenga que pasar, va a pasar”.
Un par de meses después, tras haberles enviado un ensayo, sus notas y la aplicación, recibió la aceptación en la escuela de Periodismo de la universidad. Nunca le preguntaron su estatus migratorio. Y ella nunca les aclaró.
“Estaba muy emocionada con ingresar a la universidad, pero yo no tenía becas, no podía sacar un crédito, no tenía opciones financieras. Decidí lanzarme trabajando en lo que fuera que me pagaran en efectivo”, recuerda.
Terminó su primer año de universidad. Tres semanas antes de empezar el segundo, solo tenía dinero suficiente para pagar el primer semestre. Y así lo hacía: mientras tuviera ingresos, iba a la universidad. Además de contar con su propio sueldo, Daniela contaba con el apoyo de sus papás y sus hermanos que le enviaban dinero. “Realmente fue un esfuerzo de toda la familia para que yo pudiera estudiar”, cuenta.
Justo tres semanas antes de ingresar a su segundo año, sin querer chocó un auto. Por su situación migratoria era complejo tener que lidiar con la policía, entonces se ofreció a pagar el monto que fuera en efectivo a la persona afectada. “Justamente me pidió el mismo monto de dinero que tenía para regresar a la universidad. Llegué a mi casa y lloré mucho, por un momento pensé que era una señal del universo diciéndome que la universidad no era para mí. Pero al día siguiente me dije ‘ok, no voy a volver a la universidad dentro de tres semanas, pero sí volveré’”, recuerda.
Así lo hizo: durante seis meses se convirtió en la mejor vendedora de cosméticos de la ciudad. Juntó dinero. Y volvió a estudiar.
Un semestre antes de graduarse, empezó a asustarse por lo que se venía más adelante. Sabía que no contaba con papeles para poder trabajar o para usar en su currículum. Sabía que sería muy difícil. Pero de nuevo lo imposible se hizo realidad.
El mundo laboral
A la hora de postular a la práctica, Daniela decidió que debía hacerla en Nueva York, porque ahí están los líderes globales del mundo de los medios.
Como no conocía a nadie en la ciudad, decidió postular a todas las prácticas posibles. Algunas muy pequeñas. Pero sabía que era poco probable que la llamaran siendo de Ohio. “Reconozco que en mi currículum puse una pequeña mentira. Puse una dirección en Nueva York pese a que no vivía allá”, relata.
Le resultó: la llamaron de una pequeña agencia de marketing.
–¿Puedes venir mañana a la oficina para hacer la entrevista?
–Sí –les contestó Daniela.
Les dijo que sí incluso cuando manejar hasta allá no era una opción. Tampoco podía tomar un avión porque no tenía documento de identidad. Así que se fue en bus (Daniela aclara que es muy raro que las personas en Estados Unidos viajen de esa forma).
18 horas y nueve paradas después, llegó a Nueva York. Andaba con un mapa impreso y llegó a la oficina donde se llevaría a cabo la entrevista corriendo. Ahí les dijo la verdad:
–Llego así porque vivo en Ohio. Me metí en un bus para que supieran que yo estaba realmente interesada en este puesto.
“Me miraban como si estuviera loca y dijeron ‘podríamos haber hecho esto vía Skype, no tenías que haber venido, no era necesario’ y yo les contestaba que quería demostrarles lo muy emocionada que estaba por esa oportunidad, incluso cuando no fuera una práctica pagada”, se acuerda.
Dos semanas después llegó a Nueva York a vivir. Como la práctica no era pagada, en sus horarios libres trabajaba como niñera, paseadora de perros, garzona, promotora. Siempre labores que se pagaran en efectivo. Siempre pendiente de que no estaba documentada.
Hasta que el 15 de junio de 2012, en medio de la práctica, le dijeron: “Daniela, mira la tele, está hablando el Presidente”.
Era Obama dando a conocer el DACA, una acción ejecutiva para eliminar la sombra de la deportación de los jóvenes que llegaron a EE.UU. como migrantes indocumentados. A los llamados “dreamers”, esa medida les daba acceso a varias oportunidades. Como la elegibilidad laboral.
“Ese día, el Presidente habló de cuánta gente como yo existía. Yo pensaba que era la única, porque no le comentaba mi situación de indocumentada a nadie, ni a mis mejores amigos, ni en el trabajo. Era mi gran secreto. Y de repente supe que como yo había millones de personas. Finalmente estaba viendo la luz. Ese definitivamente fue el comienzo del cambio en mi vida y de mis oportunidades laborales”, detalla Daniela, visiblemente emocionada.
“De indocumentada a imparable”
Desde el otro lado de la pantalla, desde Nueva York, Daniela comenta que hoy es periodista. Que trabaja en un famoso noticiero matinal llamado “Morning Joe”, de MSNBC. Que es fundadora de la plataforma de mentoría Acceso Community, que ayuda a las mujeres a acceder a los siguientes pasos en su carrera. Que es productora de la plataforma “Know Your Value” de NBC. Que ha sido columnista de la revista Cosmopolitan. Que su trabajo ha aparecido en Today Show, Telemundo, Forbes, Refinery29, New York Magazine y otros medios. Que es co-autora del libro “Earn It”, junto a la presentadora de televisión Mika Brzezinski. Que ha entrevistado a Isabel Allende, a Kamala Harris y a Madeleine Albright. Que salió, hace un año, su primer libro en solitario, “The Other: how to own your power as a woman of color”.
Es, en resumidas cuentas, una chilena que triunfa en Nueva York.
“Hoy me doy cuenta que tengo una responsabilidad que no solamente se trata de mí y de destacarme en el canal, como autora o escritora. Tengo la responsabilidad de darle visibilidad a otra gente, por ejemplo, personas migrantes, mujeres latinas. Yo trabajé duro para tener una silla en la mesa de poder. Y ahora debo traer a otras voces que no tienen acceso a eso”, plantea.
Sobre eso habló en una charla TED centrada en su historia de éxito y que dedicó a las 11 millones de personas indocumentadas en Estados Unidos que, de una u otra forma, son parte fundamental de la historia del país. ¿El título de la presentación? “De indocumentada a imparable: cómo las reglas me hacen libre”.
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