Deficit atencional en mujeres
En su primera Charla Ted que acumula casi 4.5 millones de visitas, la actriz, escritora y creadora del canal de Youtube y sitio web How To ADHD (siglas en inglés para attention deficit and hyperactivity disorder), Jessica McCabe, llora en el escenario al recordar como, solo dos años antes de aquella presentación, su vida era radicalmente diferente. Ella, al igual que muchas mujeres adultas vive con déficit atencional e hiperactividad desde que era niñia. Y si bien, el aspecto hiperactivo del trastorno en Jessica nunca ha sido preponderante, la inatención —una de las tres características del desorden— la ha acompañado toda la vida. “Nadie sospechó cuando era niña que tenía ADHD porque yo era una buena niña. Y porque era inteligente”, explica en uno de sus videos de Youtube sobe déficit atencional en mujeres con más de 2.3 millones de reproducciones. El problema era que, detrás de esa aparente normalidad, habían enormes esfuerzos de parte de una niña que intentaba esconder cómo su cerebro funcionaba diferente y la hacía actuar distinto. “Hice esfuerzos bastante extremos para esconder lo mucho que me costaba todo. Y me odiaba cada vez que fallaba, cada vez que llegaba a la casa sin mi chaqueta o perdía los aros que alguien me había regalado para el cumpleaños”.
Pero esos síntomas no se fueron a medida que Jessica fue creciendo porque, al contrario de lo que muchos de los adultos en su entorno creían, no era un problema de madurez, sino neurológico. Los cerebros con déficit atencional funcionan diferente porque liberan bajos niveles de dopamina producto de que poseen también alteraciones en otros neurotransmisores, lo que afecta distintas regiones del cerebro. Esto genera que, en niños, el trastorno se manifieste como una dificultad para concentrarse y controlar la impulsividad haciéndolos más propensos a romper las reglas. Mientras que, en la adultez, cuando es mas fuerte la auto regulación, el déficit atencional tiende a manifestarse de otras maneras que varían notoriamente entre hombres y mujeres.
Si bien el ADHD es el mismo desorden para todos los géneros -son las mismas regiones del cerebro y los mismos neurotransmisores los que se ven afectados-, los síntomas, es decir, las manifestaciones que efectivamente podemos percibir, son distintos. Y tienden a serlo producto de las diferencias biológicas entre ambos y las distinciones sociales. En este último aspecto los roles de género juegan un papel muy importante porque, en términos generales, se espera que las mujeres sean capaces de organizar, planificar, priorizar y gestionar actividades. En este sentido, es socialmente menos aceptado que una mujer sea poco ordenada, que olvide las cosas o que no pueda cumplir con determinadas tareas. Mientras que, en los hombres, no recordar citas o compromisos, no llevar una planificación de sus actividades o, de plano, que viva el día a día de forma desordenada o incluso caótica, son conductas muy normalizadas.
Uno de los principales problemas que enfrentan las mujeres con déficit atencional hoy, es que la mayoría de las investigaciones sobre este trastorno se han hecho sobre sujetos hombres. De hecho, el propio DSM-V en sus criterios para diagnosticar el ADHD no considera las manifestaciones típicamente femeninas del síndrome. Esto hace que, para los profesionales de la salud mental sea difícil diagnosticar a mujeres que presentan síntomas distintos a los típicamente externos, más asociados con el aspecto hiperactivo y comúnmente presentes en hombres como impulsividad, dificultad para esperar o permanecer quieto, hablar de forma excesiva o interrumpir a otros de forma repetitiva.
Las mujeres con trastorno de déficit atencional tienden a mostrar menos capacidad de atención que hiperactividad o impulsividad, lo que sí ocurre en hombres. Pero, como explica Jessica McCabe en su Charla Ted, una de las principales concepciones erróneas en torno al ADHD en mujeres, es que no son capaces de concentrarse cuando, en realidad sí lo son. Lo que en realidad ocurre es que no tienen control sobre qué es lo que captura su atención y qué no. “Es como si tu cerebro pasara cambiando entre 20 canales diferentes y otra persona tiene el control”, comenta.
María José Cuellar, psicóloga educacional y que, también tiene el trastorno, explica que las mujeres adultas con ADHD tienden a buscar mayores estrategias para compensar las dificultades para concentrarse. Y por eso, los síntomas pueden pasar más desapercibidos. “Se tiende a confundir en algunas ocasiones esta dificultad con un problema emocional, por ejemplo, estrés, ansiedad, depresión”, aclara. Y por paradójico que pudiese parecer, una de las cosas que puede resultar más difícil para una mujer con este trastorno —la planificación y la organización— es lo que, en muchos casos la ayuda a esconder el problema para evitar los juicios sociales. “Las mujeres generalmente poseen mayores habilidades para organizarse por que tienden a compensar esta dificultad, sin embargo, si no es tratada con medicamentos es muy difícil poder controlar el déficit atencional”.
Y esto tiene como consecuencia que no solo sea más difícil detectar el síndrome —porque el síntoma puede ocultarse con mayor facilidad— sino que además, puede generar ansiedad, problemas de autoestima y depresión. Todo esto, a su vez, conduce muchas veces a diagnósticos erróneos o tardíos.
Según un estudio conducido por la investigadora de la Universidad de Texas, Nancy L. Nussbaum acerca de las particularidades del déficit atencional en mujeres, muchas reciben diagnósticos erróneos como depresión o trastorno bipolar. Esto hace que sean tratadas con medicamentos menos efectivos o incluso con medicamentos inadecuados para su condición. El documento agrega además que, aquellas mujeres que presentan este tipo de sintomatología que tiende a lo interno, son mucho menos propensas a ser referidas a un especialista e incluso aquellas que llegan a esa instancia, son menos propensas a recibir un diagnóstico adecuado.
Jessica McCabe se emociona y llora en el escenario en medio de la exposición de su Charla Ted porque para ella, esa identificación del déficit atencional femenino si bien quizás fue oportuna —comenzó su tratamiento cuando era niña— no fue clara. Pasó más de 30 años “Fallando en ser normal” como tituló su presentación porque, al igual que muchas mujeres no entendía las manifestaciones de su ADHD ni de cómo manejarlas.
Si bien originalmente se pensó que el ADHD era un desorden predominantemente masculino, hoy está claro que afecta a ambos géneros. Y que, además, los afecta de forma diferente. En un documento publicado en 2020 en la revista científica BMC Psychiatry se explicó que, dadas las sutiles, pero importantes diferencias que presenta el SDHD en mujeres y hombres, es esencial que la practica clínica y la investigación tomen en cuenta estas diferencias. “La práctica clínica y la investigación deben estar informadas y conscientes de estas diferencias para poder identificar y promover mejor cuidado y de mejor calidad a niñas y mujeres con ADHD”.
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