El estudio longitudinal “Mil primeros días” -desarrollado por investigadores del Centro de Justicia Educacional de la Pontificia Universidad Católica de Chile- ha seguido desde 2019 las trayectorias vitales de más de 1000 niños/as y sus familias.
En su cuarta ola, la más reciente, los resultados muestran distintas aristas del ingreso de estos niños al sistema escolar y la calidad de la interacción con sus cuidadores principales. Una preocupación importante que levanta el estudio dice relación con la salud mental de quienes cuidan -que en el 97.1% de los casos son las madres-, pues es conocido el impacto que tiene la salud mental materna en el desarrollo infantil, y la importancia de visibilizar las dificultades que viven quienes se dedican al cuidado, pues muchas veces su labor y necesidades son pocos visibilizadas.
Esta etapa del estudio revela que el 39.8% de los cuidadores principales de los niños de la muestra- que tienen entre 5 y 6 años- presentan sintomatología asociada a depresión. Se trata de números mayores a los referidos en la ola anterior, cuando los niños tenían entre 3 y 4 años y el porcentaje de depresión alcanzaba un 23% (Centro de Justicia Educacional, 2023). Además, hay una diferencia significativa en relación al nivel educativo alcanzado por el cuidador/a: en aquellas personas sin escolaridad completa, la incidencia de sintomatología es de un 46% versus un 35% en las personas con educación superior.
Estas cifras nos deben llevar a preguntarnos respecto de cuáles son los desafíos que trae consigo la crianza cuando los niños entran al sistema escolar y qué formas de apoyo y acompañamiento necesitan -especialmente las madres- para afrontar esta etapa cuidando su propio bienestar y su salud mental.
Las diferencias que vemos en los porcentajes de personas que presentan sintomatología depresiva según su nivel educacional nos pueden dar algunas ideas: quienes tienen mayor nivel educacional pueden acceder a trabajos con más flexibilidad que les permitan compatibilizar la vida laboral con lo que implica tener un niño/a entrando al colegio, así como mayores recursos para tener apoyo en el cuidado.
Asimismo, es sumamente importante que existan dispositivos orientados al oportuno diagnóstico y tratamiento de las afecciones en salud mental de la población en general, pero de manera particular de las madres y personas cuidadoras, ya que su bienestar impacta también el desarrollo de sus hijos/as.
Es importante llegar a tiempo y orientar los esfuerzos desde un enfoque preventivo para que estos números no sigan aumentando en la medida que crecen los niños, quienes, para desarrollarse de manera adecuada, necesitan que sus madres estén bien.