Paula 1196. Sábado 26 de marzo de 2016.
Alrededor de cien modelos extranjeras llegan cada año a Chile. De ese total, un 80 por ciento es de Europa, principalmente de Europa del Este, y el resto de Brasil. En promedio, las tres principales agencia chilenas cuentan con al menos seis extranjeras que van rotando cada dos o tres meses. No siempre fue así.
Desde que en 2001 la argentina Valeria Mazza cruzó la cordillera para protagonizar la campaña que aún la tiene como rostro de Falabella, la primera camada de modelos de afuera provenía del país trasandino. Cinco años después comenzó el arribo de las brasileñas. Eslovenas, rusas y lituanas componen, desde 2013, el contingente más nuevo.
"La llegada de modelos extranjeras a Chile se explica por necesidad. Aquí casi no habían modelos profesionales y la publicidad del retail estaba creciendo vertiginosamente", explica Simone Lindeberg, directora de la agencia New Models y quien trajo a Mazza hace 15 años. La dueña de la agencia We Love Models, Ofelia Memoli, coincide con ese argumento y agrega que las pocas que había "trabajaban solo cuando querían, no por necesidad. Entonces había veces en que se comprometían con una sesión de fotos, pero finalmente no llegaban porque tenían algo más atractivo que hacer". Frente a ese escenario, las brasileñas, dice Memoli, "estaban dispuestas siempre a trabajar, porque eso les da de comer". Katherine Boudon, booker internacional de Elite Model Chile, añade que "el prototipo de la brasileña es esforzada. La mayoría trabaja para mandar plata a su casa. Incluso hay algunas que llevan muchos años en Chile y gracias a ellas sus familias han comprado terrenos en Brasil".
"Vienen a Chile porque es el mercado más atractivo de Latinoamérica en esta área. Pueden ganar dinero y no existe tanta competencia como en Europa o Asia", dice la dueña de la agencia We Love Models.
Las brasileñas elevaron el estándar de exigencias en la publicidad y moda locales. "Hoy hay más chilenas que hacen las cosas bien. Tienen mayor acceso a la información, entonces, si antes había pocas supermodelos conocidas, hoy las chicas ven en su Instagram a miles y se dan cuenta de que es un trabajo que pueden desarrollar profesionalmente", dice Memoli.
La tendencia de las modelos de Europa del Este en Chile se debe a sus rasgos neutros. Es lo que están pidiendo los clientes para sus campañas gráficas y de televisión. "Las marcas están buscando paños blancos que ellos puedan adaptar a sus requerimientos y estas europeas cumplen perfecto con ese perfil. Las brasileñas, en cambio, son más exóticas", dice Boudon, quien establece, además, otra diferencia: "la principal motivación de las brasileñas es económica. A las europeas las mueve viajar, hacerse un buen book y ahorrar".
En contadas oportunidades, la modelo que llega a Chile ha sido solicitada por booking directo, que es cuando los clientes la eligen por internet (a través de un web book, fotos y videos), le pagan el pasaje, el hotel y vienen por días específicos para hacer un trabajo puntual. Lo habitual es que sea la agencia chilena la que contacte a la agencia madre de la joven en su respectivo país de origen o de residencia. Una vez que se da el pase, como se diría en jerga futbolística, la agencia chilena es la encargada de comprarle el pasaje y tramitar su visa de trabajo. Una vez que llega, se le pasa un departamento que comparte con otras modelos extranjeras y un dinero semanal para sus gastos de alimentación y movilización. Esa plata y la del alojamiento, luego se le descuenta del total que gane trabajando durante los meses que permanezca en el país. A ese total hay que descontarle el 30% de comisión que cobra la agencia. Si a la modelo le va mal y no puede pagar lo adeudado, es la agencia la que asume los costos. El éxito de la estadía depende de muchos factores, aunque el principal es el book que reúne la experiencia frente a las cámaras. "Traer chicas de Europa del Este implica una inversión fuerte. Si invierto 100 en traer a una de Brasil, una de Rusia o Lituania significa 500", cuenta Memoli. Los riesgos no son pocos: no falta la que enferma, la que extraña a su familia o a la pareja y toma un avión de vuelta, o la que no está en óptimas condiciones porque el clima y la alimentación le alteraron la piel o el peso.
¿Pero cuánto gana una modelo desconocida que aparece en un comercial de multitienda? Las fuentes consultadas por Paula aseguran que hasta dos millones de pesos, lo mismo que por una campaña gráfica, dependiendo del tiempo de vigencia de ese material y el soporte (redes sociales, gigantografías, publicidad en medios, etc). Mucho menor es la suma por un desfile o moda editorial, que bordea los 50 mil pesos por jornada, pero cuyo valor esencial es alimentar el book. "Las chicas terminan su trabajo en Chile y se van con un book maravilloso, porque aquí la calidad gráfica no tiene nada que envidiarles a las grandes capitales de la moda", dice Katherine Boudon.
JESSICA
La brasileña Jessica Beckenkamp (25) llega un domingo a las 11 al estudio fotográfico donde protagonizará la décima moda editorial que realiza en Chile desde que en enero pasado arribó desde São Paulo. "He trabajado los últimos 10 días sin parar, estoy agotada, pero a la vez agradecida, porque febrero fue muy difícil: no tuve nada de trabajo". Su mayor logro, hasta el momento, es la campaña gráfica para una multitienda. "Hacer modas para revistas está bien, pero las multitiendas son las que pagan y a mí me gusta la plata", dice.
Jessica, nacida en Rio Grande do Sul, al sur de Brasil, se fue de la casa materna a los 18 años. Como relata sentada mientras espera que la maquillen y acomoda las largas botas que destacan sus aún más largas piernas, "no soportaba tener que avisarle a mi mamá dónde me encontraba o qué estaba haciendo". Jessica, con cuyo padre no se comunica por razones que prefiere no contar, vivía junto a su mamá y hermana menor. Con su primer pololo, de la misma ciudad, partió a São Paulo. Allí conoció a un mánager de modelos que la introdujo en el mundo de los castings. A los 21 fue fichada por una prestigiosa agencia brasileña y a los 23 partió a Milán, luego a París y finalmente a Nueva York, donde hizo pequeñas campañas publicitarias, desfiles de showrooms y editoriales.
La brasileña llegó en enero y se quedará hasta abril. Hasta el momento ha hecho una decena de producciones de moda y una campaña gráfica para una multitienda.
"Cuando me ofrecieron venir a Chile no lo dudé. A todas las brasileñas les gusta venir acá, porque dicen que hay plata, buenos trabajos y buenas fotos. Acá hay buena situación, a diferencia de Brasil, cuyo clima político y económico es muy malo". Entre 5 y 12 horas dura una jornada laboral de Jessica. Una vez que queda libre, se va directo al departamento que comparte con otra brasileña, una rusa, una checa y una inglesa, todas de la agencia We Love Models. Con ellas habla poco, porque no domina el inglés. Prefiere encerrarse en su pieza, echarse en la cama, y escuchar música brasileña o ver televisión de su país en el computador. Una o dos veces por semana se escribe por Whatsapp con su hermana. Tampoco es de salir los fines de semana. "Aunque me gusta mucho la fiesta y la música electrónica, acá no hay muchas opciones, así que en mis ratos libres prefiero dormir". Dice que extraña a sus amigas y a su perro, un shiba inu.
Sobre el futuro, no piensa. La plata que gana es para mantenerse en São Paulo y ahorrar un poco. "Solo veo el corto plazo. Pienso, como máximo, en mañana y la próxima semana. No me preocupa pensar qué será de mí después de ser modelo", dice.
* Mira a Jessica Beckenkamp como una de las protagonistas de la moda Plástica de esta edición
JOGILE
El despertador de la lituana Jogile Verbickaité (23) suena a las 5:45 de la madrugada un viernes. La modelo es oriunda de Vilna, la capital del país europeo que limita con Letonia, Polonia y Kaliningrado. A Chile, del que no sabía nada, llegó a mediados de enero para trabajar con la agencia Elite. Su plan es quedarse hasta abril.
Cuando se levanta, las dos búlgaras y la venezolana con que comparte departamento en El Golf, también están despiertas, a punto de salir a trabajar. El pelo se lo lavó la noche anterior. Las instrucciones para cualquier modelo son precisas: a una sesión deben llegar con el pelo y las uñas impecables, sin maquillaje y ropa interior nude.
Jogile no alcanza a tomar desayuno, así que decide que comerá algo del catering que habrá en el estudio fotográfico en que se harán las fotos de la campaña gráfica de una multitienda. Hasta allá llega en un taxi que comparten entre todas. De otra manera preferiría ahorrar e irse en micro. Aunque no habla pizca de español, se maneja relativamente bien gracias al Google Maps de su celular.
La lituana se demoró dos semanas en adaptarse a la cercanía física que, dice, tienen los chilenos. "Llego al trabajo y tengo que besar a 20 personas. No estoy acostumbrada, pero es lindo y acogedor. En Asia te ponen la mano de lejos".
A los 14 años hizo sus primeras fotos de moda, pero no fue hasta los 18 que comenzó a irle bien. Estudiaba primer año de Negocios en la universidad y decidió congelar. Quiere retomar en 2017. "No tenía la necesidad económica, pero empecé a viajar, a ganar plata para mis gastos y me gustó este estilo de vida", dice. Su primer destino fuera de Lituania fue Asia, donde estuvo durante 13 meses, entre Filipinas, China, Malasia y Singapur. "Fue difícil porque en los primeros viajes no se gana mucha plata y extrañaba a mi familia. Ahora, que estoy más grande, decidí que solo hago viajes cortos, de máximo tres meses, aunque eso no le resta dificultad. En Santiago me siento realmente lejos de casa: me demoré un día y medio en llegar", cuenta. A ese proceso de adaptación se suma el estrés de las primeras semanas, "porque no sabes si te van a llamar, no sabes si el mercado al que llegaste es para ti. A veces me canso, me baja la pena y quiero volver, pero después se me pasa. Además, irme significaría perder el contrato y es mal visto. Dejaría mal parada a mi agencia madre".
Después de 13 horas de poses frente a la cámara, cambios de ropa, maquillaje y pelo, y unos cuantos minutos para descansar entre foto y foto, Jill, como le dicen en su casa, vuelve y abre la puerta del departamento. Tras una ducha y compartir experiencias con sus roomates, se acuesta, se comunica por Whatsapp con su familia (papá, mamá y hermana mayor) y su novio. Todos están en Vilna. Allá son 5 horas más. Terminado eso, apaga la luz y se duerme. El sábado lo tiene libre. Aprovechará de leer los diarios electrónicos de su país, algún best seller en inglés y colorear libros de flores y mandalas. "A veces me estresa no saber dónde voy a estar en un mes más y pintando se me pasa".
* Mira a Jogile Verbickaité como una de las protagonistas de la moda En blanco de esta edición.
TRINIDAD
"Lo que vas a ver hoy no es normal: ella jamás va de colegiala a ninguna parte. Ángeles Paul (directora de Elite Model Chile) siempre le dice a la Trini 'una es modelo siempre y, si vas a andar en la calle, tienes que andar como modelo". Son las palabras de Carmen Gloria Gutiérrez, la mamá de Trinidad de la Noi (17), mientras maneja camino al colegio Manquehue, en Vitacura, donde su hija cursa cuarto medio. El auto se lo regaló una marca a Trinidad.
Con jumper y una mochila al hombro, la estudiante sale al encuentro de su madre, quien la acompaña casi a todas sus actividades profesionales y sociales relacionadas a la moda. Son pasadas las cinco de la tarde y juntas se dirigen a una tienda de Casacostanera para elegir el vestido que Trinidad usará en un evento esa noche. Después de probarse cinco vestidos, y de que Carmen Gloria la retratara y enviara las fotos al asesor de imagen Esteban Aparicio, dan con el modelo. Terminado eso, parten a otra tienda del mismo mall, donde De la Noi, junto a otras diez modelos, realiza la prueba de vestuario para un desfile que tiene agendado en los próximos días. 40 minutos después, un piso más arriba, entran a Mac, con Carmen Gloria cargada de bolsas, para que Trinidad se maquille. Finalmente parten a su casa en Estoril. Allí la modelo se viste, se peina, se retoca el maquillaje y se come un pedazo de queso. Pasadas las 9, mamá e hija llegan al evento en Patio Bellavista. Trinidad saluda y se saca varias fotos. Tipo 11 se despiden y regresan a casa. A las 9:30 de la mañana siguiente tiene el desayuno de una marca de la que es embajadora. No irá al colegio, como tampoco lo hizo un par de días la semana anterior. Desde los 15, cuando estaba en segundo medio, cuenta con una autorización especial para cumplir con el 75, y no el 85 por ciento de asistencia.
Desde que ganó el concurso Elite Model Look Chile, a los 14, Trinidad de la Noi ha dejado en segundo plano el colegio, con el apoyo de su madre. A fin de año, cuando termine cuarto medio, partirá a Nueva York, donde la representa la agencia The Society Management.
A los 14 ganó el Elite Model Look Chile, luego salió segunda en el Model Look World, en China, y partió sola a Milán por dos meses. En Italia protagonizó una campaña gráfica para La Perla y desfiló para Dolce & Gabbana y Armani. "Fue dificilísimo para ella y para mí. Llorábamos por teléfono todos los días", dice la madre.
Un contrato de exclusividad con Ripley, editoriales y desfiles le permitieron a Trinidad poner el pie para comprarse un departamento el año pasado. "Yo le ahorro toda su plata. Si quiere comprase algo, se lo pago con la mía", acota Carmen Gloria, separada y madre de otro hijo, mellizo de la modelo.
A fin de año, mientras su hermano esté rindiendo la PSU, Trinidad estará alistando su próximo viaje a NY, donde tiene contrato con The Society Management, una de las agencias más importante del mundo. "Cuando termine mi carrera de modelo quiero estudiar Periodismo. Tengo toda la vida para estudiar", afirma.
* Mira a Trinidad de la Noi como una de las protagonistas de la moda En blanco de esta edición