Paula 1126. Sábado 20 de julio 2013.

¿Doña Tina, es verdad que la cocina ya la dejó en manos de su hija?

Claro, mi hija es mi sucesora. Ella cocina rico, como yo.

¿Y quién cocina mejor?

¿Quién cree usted? Después de estar 38 años metida en las ollas a mí no me puede superar. Creo que va a ser igual de buena, pero no todavía.

Su hija tiene 42 años. ¿Usted la manduquea mucho en la cocina?

Más o menos. Hoy día llegué y le dije, esto, esto y esto.

¿Y ella se enoja?

Sí pues, ¿pero qué saca? Las cosas hay que hacerlas como yo digo.

¿Cuál es su plato preferido, doña Tina?

Los porotos con rienda, los porotos granados. Todos los días como porotos.

¿En serio?

Sí. A mí no me gusta la carne, porque cuando tuve ganas de comerla, no podía. No iba a comprar bistec para 8 niños. Les daba porotos, garbanzos y lentejas. Gracias a Dios son todos sanitos.

¿Usted es de las que da las recetas o las guarda bajo cuatro llaves?

No, hice un libro y ahí puse 40 recetas de cocina. Ahora estoy haciendo uno con 70 recetas, que son las que aprendí y las que sé.

70 recetas, se pasó. ¿Cuál cree usted que es su plato estrella doña Tina?

Primero fue el pastel de choclo. Cuando no sabía cocinar me mandaron a hacer uno y me quedó muy malo. Entonces lo hice 25 veces. La vigesimosexta vez, me quedó el pastel más rico del mundo. No le puedo creer. Después hice la plateada, que es ahora mi plato estrella. Esa plateada la preparé 48 veces, llorando. Como no sé leer, no entendía las recetas, así que la hacía de una manera, preguntaba, la hacía de otra manera. Probaba. Hasta que una noche me quedó la mejor plateada del mundo.

Hay que ser súper porfiada para hacer 48 veces la plateada.

Mi marido me decía te volviste loca, mujer.

"La plateada es ahora mi plato estrella. Esa plateada la preparé 48 veces, llorando. Como no sé leer, no entendía las recetas, así que la hacía de una manera, preguntaba, la hacía de otra manera. Probaba. Hasta que una noche me quedó la mejor plateada del mundo".

¿Cuál fue la clave para que le quedara rica?

Fue ponerla en agua una noche y al otro día aliñarla. Esa tarde ponerla al horno, con agüita, sal, limón y dos dientes de ajito, no mucho ajo. La dejé dorando, pero me quedó dura. Así que la cociné después a la cacerola. Ahí me quedó exquisita.

Qué maravilla. ¿En serio señora Tina usted no sabe leer?

No, ni escribir tampoco. Pero las cuentas las llevo claritas. Desde que empecé este restorán puse servilletas de género, entonces en la tarde, cuando las lavaba para el otro día, las contaba. Y las sigo contando. Ahora hay 600 servilletas el día domingo.

Quiero decirle que me impresiona que contando servilletas usted haya sido tan buena para los negocios.

Todas las semanas mis hijos me dan la plata que me corresponde y yo la junto. No gasto en cremas ni esas cosas. Solo me gusta tener tres cosas: un buen zapato, una buena cama y un buen perfume. El zapato, para caminar rico todo el día; la cama, para descansar estupendo; y el perfume, me lo pongo, salgo y oh, qué rica va la viejita.

Con eso está lista.

No quiero más. No me gustan las tiendas, la ropa, ni nada. Los perfumes, gracias a Dios me los regalan. Por ejemplo, Don Francisco me regala perfumes.

¿Pero se ha dado algún lujo después de haber pasado tanta pellejería y hoy tener un negocio que está tan bullante?

Bueno, he viajado muchas veces a Estados Unidos, España, Brasil, Argentina. Fui recién a Uruguay, Paraguay y Ecuador.

¿Y con quién viaja?

Con mi hija. También he ido solita a Estados Unidos, pero allá la verdad voy a trabajar, porque me piden que vaya a cocinar para grandes personas, chilenos y extranjeros. Voy a dos casas, en una cocino, hago todo, y después a las cuatro me va a buscar otra señora y cocino en otra casa. Gano mucho allá.

¿Esos son contactos que le ha hecho Don Francisco?

Sí pues. Don Francisco es mi patrono y mi ángel de la guarda, él fue el primero que me dio platita para hacer pan.

¿En serio?

Sí, hace 38 años. Aquí en el mismo negocio, afuerita. Pasó a comprarme pan y me dijo: "Haz más pan, pues mujer, que te están pidiendo". "No puedo porque no tengo más harina, Don Francisco" , le dije, y entonces me pasó plata. Me alcanzó para pan, para comprar ropa a mis hijos, para comer rico, para comprar harta harina, harta grasa, harto de todo. Él va a lanzar el libro de recetas que estoy haciendo, si Dios quiere.

Usted adoptó a un niño haitiano. ¿Cómo se llama?

José Martín. Va a cumplir 6 años. Está todo arregladito y ya es de nuestra familia. Es un niño precioso. Me ha cuidado todos los días que he estado en cama, me pasa el agua, todas las cositas.

Oiga ¿pero José Martín es más nieto o hijo suyo?

Es mi hijo señorita, si de los tres días de nacido que duerme conmigo, en mi bracito.

¿Y tener una guagua cuando uno es más viejita ha sido una manera de sentirse más joven?

Me siento como de unos 50. Yo trabajo, hago todas mis cosas, voy en el Transantiago para arriba y para abajo.

Anda en Transantiago, ¿tendría plata para andar en auto con chofer?

Tengo como 6 autos, todos mis hijos tienen auto, camionetas. Pero yo no. Ando en micro, veo cómo es la vida, veo los paraderos llenos de gente, los árboles, los pájaros. Eso me gusta.

Toda la razón. ¿Y dónde vive acá en Santiago usted, doña Tina?

Vivo al frente del restorán. Me pude comprar esa casa y ahora compramos un inmenso terreno para estacionar. Compré una linda casa en Algarrobo porque mis hijos quieren que me vaya a descansar. Yo economizo platita y compro terrenitos, departamentitos por ahí.

Usted es seca para los negocios doña Tina.

La vida me ha enseñado.

¿Cuál es el sueño que todavía no ha cumplido?

Mis sueños están todos cumplidos. Ahora lo único que le pido a Dios es que me dé unos añitos más para ver a mi hermoso bebé cuando sea un hombre de bien y se pueda defender en la vida.

¿Cómo está la política, votó o no en las primarias?

No, pero sí voy a votar en las presidenciales. Yo adoro al señor Piñera y a su esposa, porque he ido a La Moneda a hablar con ellos y son muy lindos.

¿Y Michelle Bachelet cómo le cae?

La invité para el lanzamiento de mi libro una vez, pero no vino. Pero después la Presidenta me invitó a La Moneda con mis hijos y pude tratar con ella. Es una señora fantástica, linda.

Así que se ha codeado con los últimos presidentes.

Con el favor de Dios. Pero colores políticos no puedo tener porque este negocio no lo permite.