El año de Fernando Milagros

Paula 1184. Sábado 10 de octubre de 2015.

"Estoy terminando un ciclo muy bueno. Partió con el lanzamiento de mi cuarto disco, Nuevo Sol, en agosto de 2014 y se cerró con el show Cuatro Estaciones en agosto de 2015, en el teatro Cariola, adonde llegaron 1.500 espectadores. Como aparte de músico soy diseñador teatral, imaginé el show Cuatro Estaciones en cuatro momentos: el primero tenía que ver con la tierra y el primer disco, que se acerca a lo índigena-pop. El segundo fue un momento a capela, donde estaba yo solo con mi guitarra. Luego, una tercera parte más acústica. Y la última muy pop, bien bailable, reflejando mi último disco. Todo acompañado de un telón y luces, algo muy simple. Me acompañaron en el escenario Nicole, Álvaro López, Camila Moreno y Rubén Albarrán, vocalista de Café Tacuba. Ha sido un sueño contar con él en la canción Puzzle del último disco y cantar con él en este show".

"Fue muy loco cantar a gente que no entiende mucho lo que estás diciendo, pero con la que igual logras una conexión. Eso nos pasó en Portugal adonde fuimos este año con mi banda, en agosto, a tocar al festival Novas Invasores, y nos vieron 8.000 personas. Es bello estar tocando y mirar a la gente cantar tu canción. Eso habla precisamente de que la canción deja de ser tuya. Cuando descubrí eso, fue una maravilla. La gente se apropia de la canción y pasa a ser de ellos, de sus vidas. Y es justo esto lo que me seduce de ser músico y no ser un pintor o trabajar en otro espacio creativo. Porque la gracia de la música es que puede viajar y uno como autor, desprenderse".

"En este año nació también mi hijo Gael, quien tiene nueve meses, y fue la inspiración para un proyecto de banda virtual que se llamará Laguna y El Río. Tener un hijo te reordena la vida, las prioridades y hace que sientas que al final del día todo está bien. En sus primeros meses de vida estuvimos muy encerrados con mi pareja cuidándolo y fue ahí cuando nació la idea de hacer canciones inspiradas en él. En un mes y medio apareció un disco muy simple, desprejuiciado y lúdico, que tiene desde reggae, música indígena, hasta hiphop. La idea es que el álbum Laguna y El Río esté acompañado de una banda animada, pero eso está stand by, porque estoy esperando que resulte un fondo concursable para empezar a hacer la animación".

"Me siento más enfocado y ahora tengo objetivos más claros, como que la música tiene que ser mi trabajo para vivir. En los dos primeros discos todo se dio como un juego, las canciones venían solas y yo las atajaba, no hacía un trabajo de encerrarme a componer tan en serio. Pero a partir del tercero, San Sebastián, se marcó un hito donde sentí que tenía que profesionalizar mi carrera e hice un cambio de switch. Me di cuenta que tenía que trabajar la artesanía de la canción desde un lugar más pop para así llegar a más gente".

"Me entusiasma mucho producir discos. Cuando me siento a trabajar en un disco que no es mío lo hago desde el sitial de ver desde fuera, sin ese cariño que tiene el autor por cada canción. El ego no está. Todo se reduce a escuchar música y a decir esto no me gusta, bajémoslo, cambiémoslo por esto. Porque la gracia de un productor es pillarle el mundo o el relato al autor o a una banda y no transformarlo en un disco de uno. Al final es sacarle brillo a un trabajo que ya existe".

"El 2015 va a terminar muy bien. Empiezo un proyecto en la radio que me tiene feliz. El programa se llama Giradiscos y la idea es sentarse a poner música con un invitado. No quiero que sea un programa de coleccionistas de vinilos, quiero que sea un programa para cualquier persona que le gusta escuchar música. Por ejemplo, tengo una idea dando vueltas que me gustaría hablar en un capítulo y que es sobre "los vinilos con más papas fritas", que es cuando un disco está rayado y tiene ese sonido especial. Cosas así quiero que se conversen, porque creo que eso es lo que seduce a cualquier persona, no solo a los expertos en el tema. Tiene que ser un reenamoramiento del formato".