Paula

El cambio de piel de Javiera Parada

Un año atrás Javiera Parada era una actriz que viajaba por el mundo reclutando obras para la Fundación Teatro a Mil. Pero este 2013 sintió que Chile vivía un momento histórico y quiso participar. Se metió a Revolución Democrática. Estuvo en el comando de Michelle Bachelet pero luego se retiró por una diferencia valórica. E impulsó, como una de sus voceras, el movimiento Marca tu Voto para promover la creación de una Asamblea Constituyente. Hoy, ad portas de que el año termine es, sin duda, una nueva figura política. Y a ella ha comenzado a gustarle.

Paula 1137. Sábado 14 de diciembre de 2013.

El día de la elección en primera vuelta Javiera Parada (39) entró con paso firme y acelerado al Colegio República de Colombia, su local de votación en Santiago Centro, comuna a la que se cambió para apoyar la candidatura a diputado de su compañero del partido Revolución Democrática, Giorgio Jackson. "Vengo a ejercer mi derecho y deber ciudadano", afirmó al llegar. Había varios periodistas esperándola y también miembros de Marca tu Voto, movimiento ciudadano que impulsa la creación de una Asamblea Constituyente y del cual asumió una suerte de vocería espontánea desde mayo de este año. Usaba un vestido negro y entallado hasta las rodillas y zapatos rosados con casi 10 centímetros de taco aguja. Sombra negra en los ojos. Su pelo corto perfectamente peinado.

Al llegar a su mesa de votación tiró la talla. "Justo me toca la mesa número 69", dijo, sacando risas entre los presentes. Entregó su carné, recogió sus votos y entró a la cabina. Por debajo de la cortina, solo quedaron a la vista sus altos y elegantísimos zapatos de charol. Todos comentaron la imagen.

El día continuó agitado para Javiera: después de votar se fue a dar una entrevista a una radio; apoyó el conteo de votos marcados con AC en el Estadio Nacional; esperó los primeros cómputos en Mil M2, en el Barrio Italia, donde estaba el comando del Marca tu Voto; dio una conferencia de prensa informando que 8% de los votos fue marcado con la opción de la Asamblea Constituyente; acompañó a Giorgio Jackson en el discurso por su triunfo; y asistió como entrevistada a Tolerancia cero. Y en todo ese peregrinaje constantemente se hizo el tiempo para responder con su iPhone las preguntas que le llegaban a través de las redes sociales. Todo el tiempo impecable, arriba de sus enormes tacos.

"Mis amigos están enojados conmigo porque he estado dedicada a las campañas, a leer y estudiar sobre la legislación, a conversar con gente de la que he aprendido mucho. Ese ha sido el espacio en el que este año he encontrado placer".

Su rol como figura política es un fenómeno reciente. Convocada por Michelle Bachelet como encargada de Cultura al presentar al primer equipo de su comando presidencial, Parada hizo noticia con su renuncia luego de que la Nueva Mayoría se negara a hacer primarias parlamentarias. Y públicamente rechazó lo que para ella era "la peor de las viejas prácticas políticas, que solo contribuyen a alejar a la gente del ejercicio ciudadano y la toma de decisiones". Manifestó su apoyo a Bachelet, pero prefirió volver a formar parte activa de Revolución Democrática y, a los pocos días, fue tomando espontáneamente un rol protagónico en el movimiento Marca tu Voto. Lo que la movió en ese minuto, y sigue siendo su motor, es la organización ciudadana.

Treinta años atrás, Javiera era una niña de 10 años de tez pálida y pelo largo que enamoró a la mitad de Chile, que seguía todas las tardes por el canal estatal la teleserie La torre 10, debut del director Vicente Sabatini. Su personaje, Karen Benoit, era la hija de Thelma Bernard, la calculadora protagonista interpretada por la actriz del momento, Sonia Viveros. Nieta de la respetada pareja de actores Roberto Parada y María Maluenda, Javiera parecía llevar el teatro en la sangre. La teleserie fue un éxito.

Un año después, el 29 de marzo de 1985, la mitad de Chile siguió por televisión la noticia de que dos hombres habían sido secuestrados fuera del Colegio Latinoamericano. Eran el profesor Manuel Guerrero y el apoderado José Manuel Parada, sociólogo y funcionario de la Vicaría de la Solidaridad, ambos miembros del Partido Comunista. Al día siguiente encontraron sus cuerpos degollados y con signos de tortura. Sus familiares acusaron al gobierno de Augusto Pinochet. La niña actriz de tez pálida y pelo largo, era la hija mayor de Parada.

Marcada por el asesinato de su padre y la anterior desaparición de su abuelo materno, el profesor de la Universidad de Chile Juan Fernando Ortiz, Javiera creció en una familia que luchó por terminar con los abusos a los DD.HH. de la dictadura en los Tribunales de Justicia y desde adolescente participó de esta suerte de cruzada. Para el plebiscito salió a las calles y se encantó con el sentimiento de cambio colectivo. Pero volvió la democracia y sintió que la promesa que había anunciado la franja del No, esa promesa de un país con colores, nunca llegaba. Así que decidió armar sus maletas e irse a estudiar Teatro a Francia, pero antes quiso visitar Barcelona. Al tercer día, Javiera estaba enamorada y lo que comenzó como unas vacaciones terminó siendo una vida en España, donde se radicó por 13 años. Ahí estudió Teatro, trabajó con la compañía La Fura dels Baus, fue asesora cultural del Consulado chileno y armó con un grupo de amigos Banana Factory, un colectivo experimental de contracultura en el que organizó manifestaciones artísticas y raves de música electrónica. Hasta que en 2005 volvió de visita a Chile para ver qué estaba pasando. Y decidió quedarse. A las pocas semanas tenía trabajo en la Fundación Teatro a Mil, donde actualmente está a cargo de la programación internacional del Festival, y un potencial futuro en Chile. "Estuve harto tiempo observando, hasta que en 2011 los movimientos sociales me sacudieron la cabeza. Sentí la obligación de volver a participar en la construcción de un sueño colectivo", cuenta.

Javiera se emociona cuando recuerda a su papá. Se emociona también al hablar de la relación que tiene con su mamá, Estela Ortiz –quien fue jefa de la Junji en el ex gobierno de Michelle Bachelet–, a quien dice admirar. Y se emociona, de la misma manera, cuando explica por qué cree en que es ahora cuando se debe cambiar la Constitución de una forma en la que todos los ciudadanos se hagan parte. Se emociona, incluso, cuando habla de democracia.

"Nunca he querido tener hijos y por eso no he tenido hijos. No es que me duerma pensando si voy a ser madre o no; estoy preocupada de otras cosas. Para mí, no tenerlos ha sido una decisión".

El día de la primera vuelta te despertaste temprano y trabajaste todo el día hasta las 2 y media de la mañana. Y todo el tiempo anduviste con zapatos de taco alto.

Este año me he acordado mucho de mi abuela María Maluenda, quien tenía una elegancia vinculada a su compromiso con el país. Mi abuela fue diputada y recorrió las poblaciones de Chile, pero nunca salió a la calle sin maquillaje y sus guantes oscuros. Para mí ella es como la imagen de la República, porque fue una mujer súper comprometida con la democracia y con la cultura. El día de elección sentí que tenía que estar con la prestancia que esto requiere.

Al igual que tu abuela tú eres actriz y cuando chica actuaste en la teleserie La torre 10. ¿Qué recuerdos tienes de esa época?

Puros buenos recuerdos porque cuando uno es chico actuar es como jugar. Por mi familia siempre tuve contacto con la cultura, estudié Danza con la Malucha Solari y conocí a la Sonia Viveros y al Pepe Secall, que eran amigos de mi papá. La Sonia Viveros en esa época armó una compañía de teatro de niños y yo me puse a trabajar con ella. Así llegué a La torre 10, donde tuve la posibilidad de trabajar con Vicente Sabatini. Era un equipo muy lindo, que me cuidaba mucho. Seguí yendo al colegio, donde nadie me pescaba más o menos por salir en la tele. Y en mi familia lo mismo, así que mantuve la normalidad.

Pero igual eras una niña famosa.

Sí. Es muy divertido porque la gente se acuerda hasta el día de hoy de mi aparición en La torre 10, y ya han pasado 30 años. De esa época tengo recuerdos de estar rodeada de niños pidiéndome autógrafos. En ese tiempo había dos canales en la televisión, entonces la teleserie era el hito más importante del día, era un fenómeno.

Después del asesinato de tu papá cancelaron tu contrato en TVN.  ¿Cómo fue eso para ti?

Es que a mí no me dieron ninguna razón porque era muy chica. En la dictadura si eras comunista no tenías derecho a ser ciudadano, no tenías derecho a juntarte con más gente. Cuando se hizo público que yo era hija de comunistas y nieta de comunistas, era lógico que ya no tuviera derecho a estar en la televisión nacional. Lo lindo fue que mis compañeros se movilizaron y eso me hizo sentir protegida.

¿Y cómo lees hoy día ese gesto?

Fue muy potente porque, además, fue un gesto de solidaridad con mi abuelo Roberto, que estaba actuando el día que encontraron a mi papá degollado y le avisaron durante el intermedio de la obra Primavera con esquina rota, texto de Benedetti que habla de la dictadura en Uruguay. Sus compañeros le dijeron que suspendiera la función, pero él se negó y terminó la obra sabiendo que habían asesinado a su hijo. Desde que regresé a Chile había sentido bien ausentes a los artistas de las cosas sociales y políticas, pero este año creo que han vuelto a sentir que es importante el compromiso desde su arte. Para mí eso es clave.

 

"El día de la elección me puse un vestido y tacos altos para ir a votar porque me pareció que había que estar digna de la historia republicana de Chile. Estar con la prestancia que esto requiere".

FAN DE SU MADRE

Tenías 11 años cuando mataron a tu papá. ¿Como eras tú a esa edad? ¿Cómo era tu relación con él?

Era como soy ahora pero más pintamonos, me pasaba organizando shows todo el tiempo. Lo pasaba bien en el colegio, lo pasaba bien con mis amigos del barrio, era como de pandilla. Era una niña súper alegre y con mi papá tenía una relación de amor increíble. Él era muy cariñoso con todos nosotros y, aunque trabajaba mucho y llegaba tarde de la Vicaría, el fin de semana nos ayudaba con los trabajos del colegio y jugábamos mucho. Era muy creativo. Yo era la única hija mujer y estaba como enamorada de él, tenía una relación media edípica. Y, como no alcancé a enojarme con él por todas las cosas que pasan en la adolescencia como las demás niñas, me quedé con esa imagen casi perfecta.

¿Y cómo recuerdas a tu mamá antes y después de lo que pasó?

Mi mamá es una de las personas más cariñosas y generosas que conozco. Es tanto, que a veces tú dices: ¿cómo después de todo lo que le ha pasado puede seguir siendo así? Tiene un manantial de cariño y de bondad, no solo con la gente cercana sino que también tiene la capacidad de empatizar con la gente que no conoce, como que no podría no preocuparse de la vida de la persona que tiene al lado. Siempre fue muy alegre y divertida, pero cuando pasó lo de mi papá me acuerdo de años heavy, en que ella solo se dedicó a denunciar lo que había pasado. Ya antes del asesinato estaba en todas las marchas, y después, imagínate. Peleó mucho tiempo y eso hizo que durante muchos años se le fuera esa alegría que la caracteriza. Hasta que un día apareció sonriendo de nuevo.

¿Qué había pasado?

Le había cambiado la energía y la pregunta de todos fue ¿conociste a alguien? Y sí, se había enamorado de nuevo. Y se fue a Francia, tuvo otro hijo y volvió a ser la Estela alegre y buena para la talla de siempre. Así es el amor.

¿Nunca quisiste que tu mamá pasara más tiempo con ustedes y menos tiempo denunciando el asesinato de tu papá y tu abuelo?

No, siempre lo entendí. Lo que hizo mi mamá hace que me sienta completamente orgullosa de ella, porque siento que se expuso para que Chile recuperara la democracia, para que en Chile no se matara más gente. Y por lo mismo nunca me sentí abandonada. Creo que me habría sentido así si mi mamá no hubiera hecho lo que hizo. Para mí es un orgullo enorme ser hija de ella por su compromiso con el país, con su familia, con sus hijos, con todo el mundo. Yo soy fan número uno de Estela Ortiz.

 

"Me encantaría estar en el Congreso el próximo 11 de marzo viendo cómo asumen Giorgio Jackson, Gabriel Boric, Camila Vallejo, Karol Cariola e Iván Fuentes. Va a ser un momento histórico. Sus victorias hablan de un nuevo Chile, de la fuerza de los movimientos sociales, de que las ideas progresistas hoy día están imperando y van a permitir que se realicen los cambios que la calle está exigiendo".

ESTOY MÁS VIEJA

Viviste 13 años en Barcelona y regresaste en 2005 porque antes a Chile lo encontrabas demasiado gris. ¿Cómo fueron esos años en Barcelona que te parecieron tan coloridos?

En Chile todos eran más o menos parecidos y yo me relacionaba con personas que teníamos más o menos todos la misma historia. Cuando llegué a Barcelona se me abrió la mente. Conocí gente que venía de barrios de Londres, brasileños arquitectos que se habían ido para allá, gente de todas partes. Y fue como "¡wow, el mundo es mucho más grande y maravilloso que lo que creía!". Chile era y sigue siendo una sociedad muy segmentada donde nadie se mezcla. Allá, en cambio, nadie te pregunta en qué colegio estudiaste o cómo se llaman tus papás. Para mí eso hacía de Barcelona una ciudad llena de colores.

Allá pudiste experimentar el anonimato.

Totalmente, y fue muy placentero. Venía de hacer otra teleserie –Trampas y caretas–, y de la reapertura del juicio de mi papá ya de vuelta en democracia. Y es muy diferente ser conocida cuando chica que a los 18 años, cuando uno quiere hacer su vida. Disfruté que nadie supiera quiénes eran mis abuelos o mis papás y todo lo que me había pasado. Fue bonito darme cuenta de que yo era como soy por mi esencia y no porque estaba determinada por mi historia.

¿Decidiste no contar quién era tu papá?

Sí, claro.

¿Por qué?

Sentí que no era necesario porque todo el mundo tiene historias fuertes en la vida. Si bien a mí me pasó algo muy terrible –porque sé que es terrible–, creo que no ser querido por tus padres o que tus padres no sepan demostrar cariño, puede ser un trauma igual de fuerte. Nunca lo escondí, pero no era como "hola, soy Javiera Parada y vengo de Chile donde degollaron a mi papá". Lo compartí solo con la gente que lograba tener una intimidad, como lo hace todo el mundo.

En el día de las elecciones mucha gente se te acercó a hablar de tu trabajo, a decirte que conocían a tu papá. ¿Cómo recibes eso?

Es que uno aprende a vivir con eso. Obvio que me gustaría que no hubiesen matado a mi papá, pero nosotros decidimos seguir viviendo y pasándolo bien. Encuentro bonito que la gente necesite expresar su cariño y su respeto por mi familia. A mí me ha hecho sentido entender por qué ahora estoy en lo que estoy, revisando mi historia familiar, que está vinculada al trabajo por los derechos humanos. Y siento que aún falta asegurarlos porque todavía no vivimos en una democracia completa.

En Barcelona estudiaste Teatro y organizaste fiestas de música electrónica. ¿Te gusta la fiesta?

Sí, me encanta bailar, me encanta la música y me encanta estar con gente. Para mí es maravilloso estar viva y las fiestas son la celebración de eso.

¿Y sigues siendo buena para salir?

La verdad es que este año no he tenido tiempo. Si les preguntas a mis amigos, están todos enojados conmigo. He estado dedicada a las campañas, a leer y estudiar sobre la legislación, a conversar con gente de la que he aprendido mucho. Y también estoy más vieja y, por lo tanto, necesito mi cabeza y mi cuerpo disponible para todo esto que estamos haciendo. Sería una lesa si desperdiciara este momento y eso requiere que las horas que tengo para dormir, las use para dormir.

Con 39 años, ¿tienes algún rollo por cumplir los 40?

Ninguno, llevo como dos años diciendo que tengo 40 años.

¿Te gusta cumplir años?

Sí, siento que uno aprende, que van pasando cosas. Además, hice mucho deporte cuando era joven, entonces el cuerpo me funciona bien. Estoy más vieja porque sé que estoy más vieja y porque ahora necesito descansar más, pero no me siento vieja para nada.

¿Y has pensado en el tema de la maternidad?

No.

¿No quieres tener hijos?

No en estos momentos.

¿Ni nunca?

No lo sé, nunca he querido tener hijos y por eso no he tenido hijos. He quedado embarazada y he abortado. Fue un embarazo por accidente, no era el momento y no he tenido culpa ni nada parecido. 70% de mujeres que conozco, en Chile y fuera del país, han abortado y ninguna de ellas se muere de culpa. En España, donde viví 13 años, es la seguridad social la que paga los abortos de las mujeres. Es algo totalmente normal. La distorsión moral que produce la penalización es otro efecto negativo de esta. Es una decisión con la que estoy tranquila. Por lo demás, no veo nunca en ninguna entrevista que les pregunten a los hombres sobre sus deseos de paternidad. No es que me duerma pensando si voy a ser madre o no; estoy preocupada de otras cosas. Pero si algún día tengo ganas de tener hijos, voy a tenerlos y si no, no. Para mí, no tenerlos ha sido una decisión.

LA POLÍTICA

¿Cómo evalúas el resultado de la campaña Marca tu Voto?

Lo que más me puso contenta fue ver que hubo marca AC a lo largo de todo Chile y que mucha gente se organizó para ser observador ciudadano. También ver marcas en votos para Parisi o Matthei, ya que eso significa que esta es una demanda transversal. Estimamos en 8% la cantidad de votos marcados AC en primera vuelta. He recibido muchos llamados de gente de diferentes sectores que se han unido a la campaña y eso es muy bueno porque la única forma de lograr cosas es formando consensos. Me pasa mucho que gente me para en la calle y me dice que siente que les pertenece la creación de una nueva Constitución como un derecho. Eso es un éxito. Y me emociona.

¿Cómo ves que ninguna de las candidatas que pasaron a segunda vuelta haya apoyado abiertamente la creación de la Asamblea Constituyente?

Es que hay una candidata que tiene claramente en su programa la nueva Constitución, que ha dicho que dependerá de la correlación de fuerzas el mecanismo para hacerla y que ese mecanismo debe ser sí o sí un mecanismo democrático, participativo e institucional. Para mí hay muchas condiciones para que la AC suceda si es que es elegida Michelle Bachelet.

El próximo 11 de marzo es el cambio de mando, ¿en qué crees que vas a estar?

Me encantaría estar en el Congreso viendo cómo asumen Giorgio Jackson, Gabriel Boric, Camila Vallejo, Karol Cariola e Iván Fuentes y poder presenciarlo, porque creo que va a ser un momento histórico en la historia republicana democrática de nuestro país. Siento que sus victorias hablan de un nuevo Chile, de la fuerza de los movimientos sociales, de que las ideas progresistas hoy día están imperando y van a permitir que una nueva composición del Congreso realice muchos de los cambios que la calle está exigiendo.

Viene cambio de gobierno y lo más probable es que Michelle Bachelet sea la próxima Presidenta, de quien eres muy cercana. Si te llamaran a un eventual gabinete, ¿participarías?

No lo he pensado. Estoy feliz en Teatro a Mil, un trabajo que adoro y que también siento importante para el país.

¿Intuías que tenías la política dentro?

No, para nada. Y si me hubieras dicho en enero que estaría en lo que estoy, te habría preguntado qué te tomaste.

¿Pero no te han dado ganas de hacer una carrera en política?

Ya veremos qué es lo que sucede en cuatro años más, pero esas son decisiones que tomará Revolución Democrática en su momento, que es el espacio que me ha permitido plantear mis ideas. Pero si hace un tiempo decía tajantemente que no, hoy ya no soy tan tajante.

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