El destino político de Hernán Larraín Matte
Es uno de los líderes sub 40 de la llamada nueva derecha liberal que emergió del gobierno de Piñera. Director del centro de estudios Horizontal, vinculado a Evópoli, dice que le pesó llevar el mismo nombre que su padre, el senador UDI Hernán Larraín, y que creció en una burbuja que se rompió cuando entró a la universidad. Hoy, se define ateo, es crítico de la dictadura, partidario de la adopción en parejas del mismo sexo y de la eutanasia. También le gusta cantar.
Paula 1168. Sábado 28 de febrero de 2015.
En diciembre cumplió 40 años y lo celebró en una fiesta en la que tocó junto a su banda, llamada El crucero del sabor. Hernán Larraín Matte, el vocalista del grupo que integran nueve miembros interpretó temas de su repertorio estrella: Sandro, Luis Miguel, Zalo Reyes y Raphael.
Director ejecutivo del centro de estudios Horizontal y miembro de Evópoli, movimiento escindido de Renovación Nacional liderado por el diputado Felipe Kast y el ex ministro Luciano Cruz- Coke, Hernán Larraín Matte se ha posicionado como un referente de la derecha liberal sub 40. Desde 2009, año en que se incorporó a la campaña por la presidencia de Sebastián Piñera, es un participante activo del debate político nacional. Es panelista estable del programa Ciudadanos, de CNN Chile, escribe habitualmente columnas en los diarios y maneja una activa cuenta de twitter con 34 mil seguidores.
La política la lleva en la sangre. Su tatarabuelo fue el Presidente Arturo Alessandri y es el mayor de los seis hijos del senador UDI Hernán Larraín y de la ex ministra de Vivienda del gobierno de Sebastián Piñera, Magdalena Matte. "A la política la conozco desde que nací. Es parte de la historia de mi familia", dice. Hoy, desde el centro de estudios que lidera, está decidido a dedicarse a la política y a pensar a futuro un proyecto para su sector: "Me mueve el desafío intelectual de reconstruir el proyecto político de la centroderecha pensando en los próximos 25 años. Hay que volver a armar su narrativa, que hoy carece de nitidez frente a la ciudadanía, para transformarnos en una opción frente a la Nueva Mayoría y la izquierda", dice enfático, sentado en el comedor del departamento donde vive, que tiene piso de parqué, vista sobre la ciclovía de Pocuro y está a pocas cuadras de las sedes de Evópoli y Horizontal, a las que se traslada caminando o en bicicleta.
Pero el ejercicio intelectual de ideólogo político a Larraín Matte no le nació de un día para otro. Fue una vuelta larga la que dio para encantarse con la política y convencerse de que era lo suyo: estudió Derecho en la Universidad Finis Terrae y, aunque trabajó un tiempo como abogado en el Inacap, se dio cuenta de que no lo motivaba. Al verlo aburrido, su jefe le sugirió que se pusiera a investigar sobre políticas públicas educacionales. Y se empezó a entusiasmar. Tanto, que su exitosa incursión como productor de la primera película de su hermano Pablo, Fuga, no logró seducirlo como para desistir de sus inquietudes políticas. Por esa época, hizo un magíster en Ciencias Políticas en la Universidad Católica y al mismo tiempo comenzó a trabajar en la Escuela de Gobierno de la Adolfo Ibáñez. En 2006, se fue a Inglaterra a hacer un máster en Políticas Públicas en la London School of Economics y al año siguiente partió derecho a Madrid, con la intención de participar en la primera campaña del candidato por el Partido Popular Mariano Rajoy a la presidencia de España. Quería ganar experiencia en comunicación política y contactó a una de las agencias que estaba compitiendo por adjudicarse la campaña. Y, aunque no le resultó el plan –la agencia no se adjudicó el proyecto por la candidatura de Rajoy–, Larraín se quedó un año trabajando con ellos.
"Vengo de una familia que tiene una historia y una tradición en la centroderecha chilena, y eso no se elige. Es como ser hijo de un bombero, no es que te gusten los incendios, pero naciste viendo cómo tus padres se dedican a eso".
Con esa experiencia volvió a Chile a fines de 2008 y desde entonces no ha parado. Primero fue el coordinador de marketing de la campaña de Sebastián Piñera, donde jugó un rol fundamental en la creación de la franja televisiva y de la icónica estrella multicolor con el lema "Así queremos Chile". En 2010 se inscribió en el partido Renovación Nacional y se convirtió en un asesor cercano de Piñera en el segundo piso de La Moneda, coordinando al equipo que hacía las encuestas y orientando en temas de imagen al Presidente. Un año antes de que se acabara el gobierno de Piñera, en marzo de 2013, se fue de la presidencia para desarrollar el centro de estudios Horizontal para proyectar, junto a otros que como él trabajaban en el gobierno, el pensamiento de derecha de su generación con una visión más abierta y liberal que el de la derecha tradicional. Ese mismo año también se integró a la campaña presidencial de Evelyn Matthei y renunció a RN para integrarse a Evópoli, movimiento que empezó este mes el proceso para convertirse en partido gracias a la aprobación de la nueva ley electoral.
Hoy la derecha enfrenta un rechazo histórico, ¿cómo interpretas eso?
Hay varias razones. Es porque la derecha está asociada a la representación de intereses empresariales y no a un proyecto de justicia; porque es más cercana a una derecha economicista que cree que a través del mercado se solucionan todos los problemas; y porque aún importa que parte de sus líderes no hayan tenido la capacidad de hacer un corte con la dictadura.
¿Qué revelan de este país casos como Dávalos y Penta?
Que hay una relación entre la política y la gran empresa que exige un cambio cultural y de prácticas. La política debe entenderse autónomamente, desligada de los intereses corporativos. Lo que ha generado esta crisis es un cuestionamiento a la legitimidad moral de la centroderecha y de la centroizquierda. Los chilenos se preguntan: ¿los políticos a qué intereses sirven?
De todas las aristas del caso Penta, ¿cuál es la más grave?
El cuestionamiento a la independencia y autonomía de los políticos de centroderecha frente a los grandes intereses de las empresas.
¿Cuál crees que será el costo político para la Presidenta Bachelet que su hijo se haya visto involucrado en la obtención de un crédito millonario?
No lo tengo claro. Sí creo que va a haber un daño simbólico a la gran bandera de Bachelet: la igualdad. Porque, si hay algo que está detrás del caso Dávalos, es que los privilegios le ganaron a la igualdad, ya que es su propio hijo el que protagonizó el incidente y eso va a tener, sin duda, un costo.
Si fueras coordinador de marketing de la Presidenta, tal como lo fuiste de Piñera, ¿cuál sería tu consejo?
Tengo una diferencia política ideológica muy profunda con Michelle Bachelet 2.0, y es que no creo en el igualitarismo, no comparto su fe en un Estado mágico ni creo que sembrando la desconfianza con el libre mercado se encuentren soluciones que den más progreso. En su primer gobierno y en la obra de la Concertación hay muchas más claves para entender cuál es el desafío modernizador de un gobierno de izquierda, pero se han ido extraviando. A pesar de todo esto, tengo la convicción de que Bachelet está enamorada de su programa y que va por él a pesar de todo lo confuso y difuso que es.
En twitter has pubicado varias veces el hashtag #Quesevayantodos, ¿a qué te refieres?
Tiene que ver con la situación política española actual. Hay momentos en que la ciudadanía deja de creer en sus políticos y se produce una fractura profunda. Cuando que se vayan todos es la demanda, hay cancha abierta para el populismo y para que no haya una democracia sana y competitiva con proyectos políticos alternativos que le den opciones a la ciudadanía.
¿Qué tan cerca estamos en Chile de que la gente tenga esa sensación?
Estamos entrando a un escenario donde es posible que la idea del que se vayan todos pueda ocurrir acá. Y eso es un peligro.
EL CAMINO PROPIO
El mentor político de Larraín padre fue Jaime Guzmán, ideólogo y fundador de la UDI. En la década de los ochenta, en plena dictadura militar, Larraín hijo iba al colegio Apoquindo, el mismo donde estudiaban los nietos de Pinochet. "Crecí conociendo solo una versión de la realidad. Vivía en una burbuja", dice ahora. El mundo recién se le abrió cuando entró a la universidad: "estudié en la Finis Terrae, que no es precisamente una universidad muy diversa, pero, aunque suene paradójico, ahí conocí un mundo de izquierda y pude ver una realidad que antes no había visto en mi casa ni en mi entorno. Me hice un amigo cuya familia era del MIR. Él me reveló desde su experiencia personal la otra cara de la moneda", recuerda.
"Lo más difícil fue asumir que había crecido en una burbuja. Eso me llevó a tener muchas discusiones familiares, algunas intensas".
¿Conociste a Pinochet?
Vi a Pinochet una sola vez en mi vida cuando estaba detenido en Londres. A los 23 años acompañé a mi padre a un viaje que él tenía por un congreso interparlamentario. Estando en Europa me cuenta que va a visitar a Pinochet y que preguntó, sin consultarme, si yo lo podía acompañar. Me confundió mucho la posibilidad de ir a verlo. En ese minuto ya tenía un juicio súper crítico de la dictadura. Incluso intenté llamar a mi amigo de la universidad para preguntarle qué opinaba. Me di muchas vueltas y finalmente fui. Saludé a Pinochet en Virginia Water. Fue impresionante la experiencia de ver al dictador con un discurso grandilocuente respecto de su rol en la historia, comparándose con O'Higgins. Me genera muchas contradicciones recordarlo, porque en ningún caso quería sentir que le estaba dando algún tipo de apoyo.
Has vivido un proceso personal bien complejo para encontrar tus propias ideas.
Sí. Lo más difícil fue asumir que había crecido en una burbuja. Eso me llevó a tener muchas discusiones familiares, algunas intensas. A eso hay que sumarle que heredé el nombre de mi padre con los costos y beneficios que eso conlleva, sobre todo al elegir su mismo oficio. Ha sido un proceso de construcción de una autonomía intelectual y de una propia identidad.
¿Cuánto te ha pesado llamarte igual que tu papá?
He tenido que convivir con una desconfianza respecto de los privilegios que tengo por ser hijo de y por la cuna de la cual provengo. Situación que comprendo y que me parece razonable.
¿Cuánto influyó tu familia en que seas de derecha?
Hay dos razones por las que soy de centroderecha. Una es más intelectual y tiene que ver con haber encontrado, mientras estudiaba Ciencias Políticas, a un grupo de pensadores e ideas liberales que me identifican. Y la otra es más cultural: vengo de una familia que tiene una historia y una tradición en la centroderecha chilena, y eso no se elige mucho, es como ser hijo de un bombero, no es que te gusten los incendios, pero naciste viendo cómo tus padres se dedican a eso.
"Estoy a favor del matrimonio igualitario, de la adopción entre personas del mismo sexo, de la eutanasia, de avanzar en temas de droga".
¿Por qué decidiste entrar en un inicio a RN y no a la UDI, el partido de tu padre?
Nunca me sentí identificado con la UDI y sí con un proyecto de RN donde en su minuto estaba Sebastián Piñera, Ignacio Rivadeneira y Rodrigo Hinzpeter. Era una centroderecha que me parecía más moderna y abierta, con la que coincidía más que con la UDI de Jovino Novoa y otros próceres.
¿Te llevas bien con tu papá?
Muy bien. Tengo una buena relación con él, fluida. Obviamente hubo momentos en que tuvimos muchas diferencias y la relación fue más áspera. Mi viejo también ha vivido su propio proceso. Fue potente cuando él pidió perdón para los 40 años del Golpe.
¿Crees que su cambio tuvo que ver con el camino que han tomado sus hijos?
Lo justo es que él respondiera esta pregunta, pero sí me atrevería a decir que él les dio una educación liberal a sus hijos, para que cada uno eligiera en qué mundo quería desarrollarse y para que escogiera sus propias ideas. Esa libertad que él mismo nos dio, nos la tomamos muy en serio.
Tu hermano Pablo ha tratado en sus películas, las que produce tu otro hermano Juan de Dios, temáticas que le ponen el dedo en la llaga a la derecha tradicional: la violación a los derechos humanos, el plebiscito del 88 y ahora la pedofilia de curas. ¿Compartes la visión que ellos plantean en su cine?
De todas maneras. Me parece potente, no solo que busquen hacer buen cine, sino que también hagan un cuestionamiento a nuestra historia y abran debates para poder hacernos cargo del tipo de sociedad en que vivimos y que estamos construyendo. Siento un gran orgullo por lo que hace Pablo y Juan. Cada uno desde su lugar, de alguna manera, cumple un rol político. Pertenezco a una familia que al final participa de un debate público de distintas formas.
LIBERAL Y HORIZONTAL
¿Cómo se financia Horizontal?
Horizontal nació con el financiamiento del grupo de amigos con los que fundamos el centro. Luego ha habido personas y empresarios que nos han financiado.
¿Te complica hablar de su financiamiento?
El financiamiento de la política atraviesa un momento crítico. En un documento que estamos trabajando planteamos que las empresas salgan del financiamiento de la política y eso es lo que quiero para Horizontal también. Me gustaría que en un plazo razonable podamos tener un financiamiento solo a través de personas. El caso Penta y el caso Dávalos es una oportunidad para que un cierto mundo fáctico se desligue de la relación, incluso incestuosa que hemos visto, entre la política y la empresa.
¿Piñera ha financiado Horizontal?
No. A Sebastián Piñera no le he solicitado apoyo de financiamiento. Las personas que han donado, en general, prefieren guardar su anonimato. Hay un problema cultural muy heavy porque nadie quiere que las empresas donen, todos están de acuerdo con que el Estado y las personas lo hagan, pero a continuación, a la ciudadanía no le gusta que la política sea financiada a través del Estado y las personas tampoco quieren que se sepa que ellos financian.
Dentro de los proyectos que están trabajando ahora en Horizontal, ¿cuáles son los tres prioritarios?
El primero tiene que ver con el proyecto político de la centroderecha, con su relato, con pensar cuál es el sentido de justicia que hay detrás de un proyecto liberal. En segundo lugar, como parte de la oposición, buscamos aportar en el debate de los principales proyectos de ley que están en el Congreso a través de estudios y la publicación de documentos. Y, por último, hay un tema que nos interesa desarrollar particularmente que podríamos llamar capitalismo sustentable. La economía libre es un sistema económico que le ha permitido al país un progreso muy potente, pero que ha estado acompañada de una serie de casos, como el de La Polar y el de la colusión de las farmacias, donde las personas ven un abuso por parte de las empresas. Nosotros, a diferencia de la izquierda que desconfía del capitalismo, que lo debilita, pensamos que puede haber un capitalismo que sea sustentable.
¿Qué es para ti ser liberal?
Es entender que la libertad es el principio fundamental de un orden social. Una democracia con una economía libre y una sociedad civil activa, es la mejor forma de vivir en sociedad.
¿Te defines 100% liberal?
El liberalismo es una familia política amplia que tiene varias caras. Entre los liberales hay una gran discusión de quién es efectivamente liberal, si estás de acuerdo con legalizar todo o no. Estoy a favor del matrimonio igualitario, de la adopción entre personas del mismo sexo, de la eutanasia, de avanzar en temas de droga. En términos políticos también soy un liberal y me distancio de aquellos que creen en el igualitarismo y en el Estado como la forma de organizar una sociedad.
¿En qué materia eres conservador?
En materia de aborto.
¿Cuál es tu postura frente al proyecto de ley del gobierno en cuanto a la despenalización del aborto terapéutico?
Estoy de acuerdo con las dos primeras causales, cuando existe riesgo en la vida de la madre y en caso de inviabilidad del feto. No con la tercera, es decir, con el aborto en caso de violación.
Pero esa mujer no consintió esa relación sexual ni eligió embarazarse.
Y ese niño que está por nacer tampoco, por lo tanto también tiene derechos.
¿Eres ateo?
Sí, soy ateo.
¿Por qué eres parte de una alianza en la que muchas de tus ideas no tienen cabida?
Eso es discutible. Desde la libertad y con distintos énfasis en la centroderecha existen diversas visiones.
Si tuvieras que convocar a ocho personas de la derecha para pensar este proyecto a 25 años plazo, ¿a quiénes invitarías?
A Lucía Santa Cruz, Mario Vargas Llosa, Álvaro Fischer, Ignacio Briones, Felipe Kast, José Francisco García, Daniel Mansuy y Mauricio Rojas.
¿Te gustaría ser candidato por Evópoli a algún cargo?
No, pero estoy abierto en un futuro a serlo. Ahora, estoy enfocado en sacar adelante a Horizontal, pensando en el proyecto político de la centroderecha. ·
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