El ganador
Antropólogo de profesión, periodista, crítico y columnista por oficio, Marcelo Maturana (57) es el ganador del concurso de cuentos Paula con Estaciones de la noche –un viaje imaginario alucinante–. Escritor fogueado que, sin embargo, nunca ha publicado un libro, aquí cuenta su estrecha y variada relación con las palabras.
Paula 1111. Sábado 22 de diciembre 2012.
Has ejercido el periodismo por largo tiempo, desde la revista La Bicicleta, de los 80, hasta Caras. ¿Podrías describir ese periplo laboral?
Ha sido un periplo medio inconsciente, casi involuntario. En ciertos momentos un poco infernal, con intensos sentimientos de culpa por no alcanzar ese lenguaje específicamente periodístico que apacigua a los editores. Claro que, fuera de entrevistas a escritores y otros personajes, nunca he ejercido el periodismo en el sentido de ir tras una noticia para informar a la comunidad.
También eres conocido como Vicente Montañés, crítico literario en LUN. ¿Qué te interesa de la crítica?
Escribir artículos de crítica es algo que me ha ocurrido, un trabajo a veces divertido, pero no una pasión desaforada. Hubo cierta época en que, cuando más me esforzaba por hacerlo de manera ecuánime o racional, más me cuestionaban: decían que si era un crítico literario, no debía dármelas de escritor en esos textos. Si alguna vez metí la pata, pienso que no fue en el juicio (que yo creía certero) sino en la forma, y no por tener el alma torcida, sino por cansancio, o por un malhumor circunstancial mal gestionado. Ahora, tampoco hay que tomarse las críticas demasiado en serio, digo yo. Solo apenas en serio. Más me divertí con unas reseñas breves donde, no sé por qué, me sentía también más libre. Las firmaba como Artemio Echegoyen, un verdadero seudónimo; Vicente Montañés es un anónimo, un nombre "otro", tan verdadero y documentado como el habitual.
Eres aficionado a los palíndromos (palabras que se leen igual hacia adelante y hacia atrás). ¿Por qué te gustan?
Ayudan a distraer el insomnio, pero a la vez lo exacerban. Un personaje de Shakespeare dice que el alcohol enciende el deseo pero malogra su consumación. Se me ocurre que los palíndromos hacen algo parecido: inventarlos te mantiene lúcido y así combates el tedio, pero a la vez te idiotizas respecto a la realidad física o social. He inventado varios, y mi favorito es "Satán sala las natas", que admite interpretaciones de muy densa fatalidad.
Respecto a la narrativa, eres un escritor maduro y sin embargo nunca has publicado un libro. ¿Por qué?
Ok, tengo 57, pero lo de no publicar un libro es del todo irracional: no hay razones. A lo mejor me viene un ataque de racionalidad este año, quién sabe. No se puede prever.
¿Qué tipo de narrativa te interesa: clásicos, policiales, latinoamericanos, experimentales, ingleses a la moda?
Me gustan todas las buenas novelas, de cualquier género o estilo. Manoteando en el aire diría que me han gustado libros como Réquiem, de Tabucchi; Zama, de Antonio di Benedetto; El largo adiós, de Raymond Chandler; la famosa trilogía de Stieg Larsson (pese a la traducción); La casa verde, de Vargas Llosa; El desierto de los tártaros, de Dino Buzzati. Hay mucho más, pero toda respuesta será exagerada e incompleta, y oxidable con el tiempo.
El cuento con el que ganaste el concurso parece querer romper convenciones mentales. ¿Es el espacio de lo imaginario, que no es pródigo sino confuso, gris, ominoso?
Este relato nació hace demasiados años, de una simple idea geométrica, visual, paradójica: el tiempo lineal puede ser atravesado espacialmente de manera perpendicular. ¿Es eso romper una convención mental? Puede ser, pero solo buscaba expresar una circularidad mortal nacida de dos movimientos perpendiculares que se fusionan. No mucho más que eso. Lo oscuro, aquí, es aquello que no es... O al contrario: es la noche que, dada la dirección en que se mueven los objetos, no puede dejar de ser. Pero estoy hablando demás.
- La premiación se efectuará el 16 de enero a las 19 hrs. en la Biblioteca Nicanor Parra de la Universidad Diego Portales.
Los finalistas
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