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Antes de convertirse en bioquímica y doctora experta en neuronas de la Universidad Católica, María Soledad Matus estudió un año de Ingeniería Civil en la Universidad de Chile donde, recuerda, era una de las escasas mujeres de su generación. Le iba bien, pero era demasiada matemática y lo de ella eran las ciencias. Lo sabía desde que, a los 10 años, le regalaron un microscopio. "Más que estudiosa siempre fui muy curiosa", reflexiona.

Fue esa curiosidad la que la llevó a ingresar en 2001 -el mismo año que daba su tesis de pregrado sobre las manifestaciones sicóticas en pacientes con lupus- al doctorado en Ciencias Biológicas, mención Biología Celular y Molecular de la Universidad Católica. En 2006, un año después de terminar su doctorado, se matriculó en un post doctorado enfocado en las respuestas de células al estrés en pacientes con Esclerosis Lateral Amiotrófica (ELA). Esa fue su línea investigativa hasta que en enero de 2015 se embarcó en la elaboración del primer estudio epidemiológico realizado en Chile sobre prevalencia de enfermedades mentales derivadas de la vejez -como el Alzheimer y la demencia senil-, a cargo del Centro de Gerociencia, Salud Mental y Metabolismo (Gero) y la Fundación Biomédica Neurounión, quienes se lo adjudicaron luego de responder al Fondo de Financiamiento de Centros de Investigación en Áreas Prioritarias (Fondap), financiado por la Comisión Nacional de Investigación Científica y Tecnológica (Conycit).

En su laboratorio, de paredes color blanco y crema, Matus trabaja en la primera fase del proyecto, junto a 4 científicos más, envejeciendo células para someterlas a diversos estímulos. "Esta fase es la base de la investigación. Es aquí donde podremos tener un modelo, un 'paciente de laboratorio' al que preguntarle cosas y ver sus reacciones", explica Matus, quien ha estudiado acuciosamente el método utilizado por el Instituto Bach de California, un centro integral de envejecimiento que ha replicado durante 15 años un sistema para reprogramar células, a cargo de la doctora y académica Xianmin Zheng. Mientras tanto, el equipo clínico se encuentra implementando la encuesta nacional que, se espera, arroje información sobre niveles de educación, alimentación y estructura familiar, entre otros, de los adultos mayores chilenos en 6 años más.

¿Es posible resetear una célula destinada a ser piel o riñón, por ejemplo, e indicarle una nueva función, como ser músculo o neurona?

En nuestra etapa embrionaria todas las células del organismo son iguales y poco a poco van tomando compromiso con ciertas funciones. Algunas se van constituyendo como piel, riñón, músculo, neurona. Pero existe un grupo de células, llamadas pluripotenciales, que no han tomado ningún destino, de manera que si ocurre, por ejemplo, un daño muscular como un desgarro, este grupo se multiplica, migra a la lesión y adopta las funciones de músculo para reemplazar esa fibra muscular que ha muerto. Son esas células las que buscamos tomar, llevarlas a cero y potenciarlas con funciones específicas, aprovechando que están en una etapa poco comprometida.

De lograrse el reseteo, ¿sería posible que estas células suplieran neuronas envejecidas o dañadas por demencias como el Alzheimer?

De lograrse el objetivo del proyecto, podrían sacarse conclusiones en relación a esa demencia y también en enfermedades como el Parkinson, también asociada a la vejez, porque en ambas hay células que mueren, de la memoria o del movimiento. Es un tejido dañado que podría verse beneficiado. A través del proyecto podremos obtener nuestros propios modelos de estudio a quienes hacerle esas preguntas…

Como un paciente, pero de laboratorio…

Exacto. Necesitamos tomar una célula de un paciente que tiene esta demencia y tomar una célula de un paciente que tenga la misma edad, el mismo sexo, pero que no presenta principios de Alzheimer, para entender en qué se diferencian, qué es lo que tiene una que no tiene la otra y qué podría estar provocando esta enfermedad. Las células son una reserva de información inagotable y, arroje el resultado que arroje, sigue siendo un antecedente desconocido que marca un precedente en lo que sabemos de nuestros adultos mayores con demencias.

¿Quiénes podrían resultar los pacientes más desafiantes y significativos para el proyecto?

Aquellos pacientes que tienen alteraciones cognitivas menores que no progresan a ninguna enfermedad finalmente, que se quedan estancados ahí por años. Ese es justamente el paciente que nos interesa entender. Por qué no desarrolló una enfermedad, que tienen sus células que lo están protegiendo de desarrollar la enfermedad. Eso va a permitirnos diagnosticar, anteponernos y saber en qué pacientes podemos distender lo más posible su progresión, aun cuando sea inminente.

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"Más que un reseteo biológico, este es un aporte al reseteo mental, a dar vuelta la tortilla respecto a la visión del envejecimiento en Chile", dice la bioquímica y doctora en Biología Celular y Molecular, María Soledad Matus.[/caption]

¿Por qué embarcarse en un proyecto pionero como este ahora, y no hace 5 o 10 años atrás, cuando ya se sabía que Chile estaba caminando hacia una población envejecida?

Sabemos que en el 2050 la población sobre 65 años va a ser similar a la de niños de 10 años, pero siempre se ha visualizado el envejecimiento de las células como quien ve un pantalón con un hoyo, que se gastó luego de tanto uso. Como una lucecita que de tanto trabajar se apagó, porque está cansada. Hoy día entendemos la neurodegeneración como un proceso activo. No puede ser que nuestras células se estén "apagando", si estamos viviendo 15 años más que hace 40 años. Hoy sabemos que hay proteínas, genes, mitocondrias, funcionando bien o mal, que están determinando esta expectativa de vida.  El que la célula adopte otras condiciones o velocidad podría ser incluso una manera de sobrevivir.

Ha habido un cambio en el paradigma en torno a la vejez…

Exacto. Y la idea es que este cambió tengo impacto no solo con "descubrir el gen del envejecimiento". Si logramos calar en otras dimensiones y hacer entender a la población que la vejez es un proceso tan activo como las células de un niño de 10 años, vamos a poder ser un aporte en cambiar esta visión del "no quiero llegar a viejo", tan errada por lo demás. Encuestas de sicólogas del equipo arrojan que los más jóvenes ven la vejez como una etapa aburrida a la que no quieren llegar, mientras los adultos mayores, sobre 65 años, se sienten bien, les encanta juntarse con sus amigos, ver a los nietos, pero solo un rato porque tienen que hacer, y encuentran que los jóvenes son una lata. Ellos son felices.

¿Qué tan a tiempo estamos de prever y hacernos cargo del envejecimiento como sociedad?

Esto tiene el vaso medio lleno y el vaso medio vacío. El Estado chileno como ente reaccionador al evento social es probablemente de los más lentos, estamos viviendo más y al Estado le está costando hacerse cargo. Pero también hay que ser positivos, nuestro background genético es sumamente raro y algo debemos estar haciendo bien considerando que tenemos una expectativa de vida similar a la de países desarrollados.

¿Estamos preparados para financiar y formar proyectos y profesionales del envejecimiento?

En el campo de investigación, te diría que hay más profesionales que puestos de trabajo. Pero en lo clínico, los médicos del equipo concuerdan en que existen pocos que se estén dedicando al envejecimiento, porque creen que no es un tema tan hot. Hay muy pocos o insuficientes clínicos que sean capaces de ver el envejecimiento de manera integral.

Si tuvieras que elegir un objetivo general del proyecto, ¿cuál dirías que será su mayor aporte?

Queremos que la población mire el envejecimiento con otros ojos. Que la gente entienda que no hay un elixir de la juventud y que la vejez es mucho más que llegar a los 70 años arrugado y con canas. Que no se trata de células fatigadas, sino de políticas públicas que nos ayuden a prepararnos a llegar con una mejor calidad de vida y, sobre todo, una mirada distinta. Más que un reseteo biológico, este es un aporte al reseteo mental, a dar vuelta la tortilla respecto a la visión del envejecimiento en Chile.