"Vengo de una familia numerosa de origen palestino en la que todas las tradiciones son importantes. Cada aniversario o cumpleaños es un ritual y se celebra a lo grande, teniendo siempre a la comida como protagonista. Nadie en mi familia es chef ni se ha dedicado a nada relacionado con ese rubro, pero a todas y todos nos encanta cocinar y hemos ido modificando -a la pinta de cada uno- las recetas que nos enseñó la abuela.

Hace un par de años, para uno de los aniversarios de matrimonio de mis abuelos, se me ocurrió hacer un libro de recetas donde cada miembro de la familia tenía que aportar con la suya. Pensé que no solo sería un lindo regalo para los festejados, sino que también un recuerdo para todos. Empecé a reunir el material dos meses antes de la fecha, pero no alcancé a terminarlo. Aunque me frustré, me prometí retomar ese proyecto algún día. Y ese momento llegó ahora.

Los primeros días de encierro me dediqué a ordenar y así fue como encontré los borradores. Lo sentí como una señal, ya que probablemente este sea el momento de mi vida en el que tenga más tiempo libre. He estado llamando a cada uno de mis tíos y primos y cocinando sus recetas para agregarlas al libro. Lo único que me va a quedar pendiente para cuando termine la cuarentena será llevarlo a la imprenta. Y el día en que me lo entreguen, obviamente hacer una fiesta con todas esas ricas preparaciones".

Soledad Nazal (46) trabaja en una compañía de seguros.