En 2012, un 22% de los chilenos declaró sentirse estresado según el estudio Chile Saludable realizado por Fundación Chile y Adimark. Solo 4 años después, cuando se realizó la última medición, este porcentaje prácticamente se duplicó, y casi la mitad de la población del país reconocía que vivía con estrés. "Sentimos estrés cuando percibimos una pérdida del control sobre nuestra vida y no se logra manejar aquello que me permite realizar mis actividades de manera tranquila y satisfactoria", explica el psicólogo y académico de la Facultad de Psicología de la USACH, Sergio González. "Esa pérdida de control tiene que ver con la carga a la que estamos sometidos".
Las vacaciones son, por definición, el momento del año en el que dejamos ir las preocupaciones, las cargas laborales y nos llenamos de energía para enfrentar un nuevo año. Pero, ¿qué pasa cuando la promesa del descanso idílico y reponedor de enero y febrero no se cumple?
Según una encuesta realizada por la empresa Randstad, un 61% de los trabajadores en Chile sufre estrés post vacaciones. Ansiedad, insomnio, irritabilidad y tristeza fueron algunos de los síntomas que los encuestados describieron sentir al volver a la rutina laboral. Justo después de haberse tomado esas tan merecidas vacaciones que, supuestamente, les permitirían volver el marcador a cero y llenar las pilas de energía para empezar el nuevo año.
Y es que simplemente para muchos las vacaciones se quedan solo en la promesa del descanso reponedor y no son una instancia para lograr el verdadero relajo. "Las vacaciones son por lo general un momento en el que las personas tratamos de usar el tiempo de manera ego sintónica, es decir, en sintonía con las aspiraciones propias y no con lo externo", comenta González. "Pero muchas veces se terminan convirtiendo en una lista de supermercado en la que tienes tantas cosas por hacer, que al final hay personas que vuelven más cansadas de lo que se fueron".
Sergio González explica que esto se da porque muchas veces tenemos expectativas poco realistas de lo que podemos hacer realmente durante estos días de descanso. "Si alguien quiere recorrer toda la Carretera Austral a lo mejor lo pasa fantástico, pero vuelve reventado", explica. El especialista comenta que, cuando nos proponemos demasiados objetivos para el periodo de vacaciones y no los cumplimos, se genera una sensación de no estar completos que contribuye a que volvamos con una disposición negativa a la rutina laboral. "Hay que entender que en la medida que se esté con capacidad de hacer actividades demandantes, que presuponen mucha energía, no hay problema. Pero si estás cansado, lo que necesitas es un time out, no muchas actividades".
Desenchufarse
Uno de los motivos que agrava la sensación de estrés a la vuelta de las vacaciones es sentir que mientras estuvimos fuera no logramos desconectarnos del todo. Según el estudio publicado por Randstad, un 57% de los encuestados confirmó que durante sus vacaciones sigue contestando mensajes de Whatsapp relacionados con trabajo. "Interrumpir los tiempos de descanso de los trabajadores, ya sea las vacaciones o los fines de semana o la noche, es una muy mala práctica laboral", explica Mariana Bargsted, académica de la UAI y especialista en comportamiento organizacional. "Las personas necesitamos tiempo para recuperarnos de la carga cognitiva y física que supone el trabajo. Actualmente tenemos la posibilidad de poner el correo en respuesta automática y decir, 'estoy de vacaciones te contesto a la vuelta' y desconectarse. Y lo delicado es cuando las personas intentan hacerlo y eso tiene una sanción por parte del empleador. Eso es algo peligroso".
Lo más probable es que en la actualidad no exista una sanción explícita para quienes hagan valer sus vacaciones como tales y realmente se desconecten de las responsabilidades laborales durante este período. Pero la experta reconoce que muchas veces sí existe una cultura al interior de las empresas que valora a quienes están disponibles 24/7. "Cuando las personas creen que la competencia al interior de la empresa es tal que no pueden parar, eso tiene que ver con una cultura organizacional donde se penaliza que las personas se desconecten. Y por contraparte se valora el presentismo, el que las personas estén siempre conectadas", explica Bargsted.
Una forma de prevenir situaciones como esta que no solo perjudican al trabajador, sino que, a la larga a la empresa en su conjunto, es planificar a nivel de los equipos de trabajo las salidas de sus distintos miembros. Felipe Lagos, director de Randstad, explica que con una organización adecuada es posible evitar interrumpir las vacaciones de la mayoría de los profesionales porque, siendo realistas, en lo laboral, muchas de esas cosas que parecen urgencias en realidad no lo son. "Si yo preparo mis vacaciones implica que todo el equipo lo sepa", explica Lagos. "Hay gente que se va medio escondida de vacaciones, con un poco de susto. Pero la recomendación es todo lo contrario: no dejar cabos sin atar. Programar quién debería ver los temas y estipular claramente en qué casos te deberían poder contactar y para qué tipo de cosas".
Ya sea porque no logramos desconectarnos o porque simplemente quisimos hacer demasiado durante los días que deberíamos haber dedicado al descanso, Sergio González recomienda que, para disminuir los niveles de estrés al volver a la rutina de trabajo, no repitamos el mismo error. "Por lo general intentamos solucionar todo en dos semanas y eso es imposible. Hay que postergar algunas cosas que no vamos a poder solucionar en lo inmediato", comenta el psicólogo. "Cuando las personas vuelven al trabajo muchas veces quieren hacer cambios y eso perfectamente puede esperar. Porque le estás poniendo más demandas a lo que ya tienes con tus rutinas habituales. Hay que tener un diagnóstico realista de lo que puedo y debo hacer y de lo que puedo y debo controlar".