No se trata de una dieta hipocalórica para bajar de peso, es más bien un tratamiento que ayuda a desinflamar el intestino en aquellas personas que sufren diversas molestias y que han sido diagnosticadas por un especialista. Se trata de la dieta Fodmap, una que nació hace cinco años en la Universidad de Monash en Australia, y que en Chile se comenzó a considerar hace un par de años.

“En ningún caso es para toda la población ni para quienes tengan el intestino sano. Es una dieta que se le recomienda a personas diagnosticadas con síndrome de intestino irritable (SII) y/o sobrecrecimiento bacteriano del intestino delgado (SIBO), en el caso de una persona celíaca que persiste con los síntomas o en enfermedades inflamatorias intestinales”, aclara Nicole Braquenier, nutricionista que se ha especializado en medicina integrativa e intestino.

“Los médicos más adecuados para su diagnóstico y correcto manejo deberían ser gastroenterólogos, nutriólogos, médicos funcionales, médico internista y diabetólogos, ya que esta alteración de la microbiota genera no sólo síntomas digestivos, sino que también metabólicos, hormonales, trastornos del estado de ánimo”, explica Erika Avila, nutrióloga y médico funcional del centro REVIV de Viña del Mar.

La nutrióloga agrega que los exámenes para diagnosticar SIBO aún son escasos y costosos, y que pocos médicos locales están familiarizados con la enfermedad. “Piden exámenes que no tendrán alteraciones y se verán como “normales”, a pesar de que el paciente se sigue sintiendo mal. Por eso es muy importante escuchar el relato de los pacientes y por ese mecanismo sospechar el diagnóstico”, dice.

Hinchazón, diarrea, estreñimiento, dolor abdominal, reflujo o náuseas son algunos de los síntomas más comunes que presentan los pacientes. En algunos casos, incluso, dolores articulares y cefaleas crónicas. “Es importante que tu médico recopile una serie de exámenes, tu historia clínica, familiar y síntomas para así poder diagnosticar de forma correcta tu patología y ver si eres candidata”, agrega Sofía Ulloa, nutricionista, certificada en Dieta Fodmaps por la Monash University. La clave es descartar cualquier patología de base.

¿Qué se elimina?

“En términos simples, a través del Fodmap se busca sacar aquellos alimentos que contengan fibra fermentable, que son carbohidratos que son —valga la redundancia— fermentables por las bacterias del intestino, lo que produce gas e inflama, pero solo cuando hay trastornos en la microbiota”, explica Braquenier.

Su nombre viene del término fodmap, acrónimo en inglés de “Fermentable oligosaccharides, disaccharides, monosaccharides and polyols”. ¿Algunos ejemplos de lo que se elimina? fructosa (miel y mango), lactosa (leche, queso, yogurt y cremas), inulina (espárragos, alcachofa), sorbitol (manzana), fructanos (trigo, ajo y cebolla) y polioles (sorbitol y manitol), solo por nombrar algunos.

¿Cómo funciona?

Etapa 1: es la más restrictiva. Donde se dejan de consumir la gran mayoría de estos alimentos. ¿Qué puede comer? Pan de arroz, avena, frutillas, huevos y cualquier tipo de carne; dura entre 2 y 6 semanas.

Etapa 2: las nutricionistas cuentan que la gran mayoría de los pacientes ya se siente mejor en este período. Aquí, los alimentos se van reintegrando de forma controlada y según su tolerancia se quedan o se suspenden en un proceso que puede durar hasta tres meses.

“Hay personas que ven resultados a los tres días, otros en más tiempo. El 70% sí logra sentirse mejor, pero tengo pacientes que la han hecho y aún así no han visto resultados. La gran mayoría porque el mismo trastorno va de la mano del estrés y si no se modifica, el intestino no va a cambiar. Junto con cambiar qué comemos, hay que preguntarse por qué el colon llegó a ese estado”, sentencia Nicole.

No se trata sólo de modificar la alimentación, también hay que hacer cambios profundos en el estilo de vida de la persona, mejorar el sueño, suplementar con vitaminas o minerales específicos, hábitos de todo tipo, nivel de estrés y actividades para regular, etcétera.

Etapa 3: por último, se personaliza la dieta, según lo observado en la fase 2, el objetivo es que el paciente sólo restringe los alimentos gatillantes de síntomas y tenga una alimentación lo más variada y equilibrada a largo plazo. “Es clave nunca quedarse en la fase 1, siempre se recomienda completar las 3 fases de la dieta fodmaps”, enfatiza Ulloa.

¿Es difícil?

A pesar de que hay ciertos alimentos que se evitan sí o sí, la dieta fodmaps se puede ajustar y personalizar según las preferencias o gustos del paciente, de ahí que sea clave asesorarse de la mano de un nutricionista. “Lo que más cuesta es seguir la dieta cuando salen a comer o en eventos sociales, ya que no siempre encuentran alternativas bajas en fodmaps. Sin embargo, es clave orientarlos para elegir la mejor alternativa en esas situaciones y darle consejos de cómo implementarla de forma correcta en todos los escenarios posibles”, agrega Ulloa.

Un testimonio

Efigenia García, dueña de casa (65), sufrió por siete años malestares estomacales: una fuerte hinchazón y constantes diarreas hacían que para ella comer fuera todo un tema, ya que hasta el pan le hacía mal. Recorrió muchos centros médicos y múltiples exámenes, todos, incluso, la colonoscopía estaban bien, pero la molestia seguía. “Tenía un fuerte problema estomacal, fui a la inmunóloga, quien me derivó con una nutricionista, comencé la dieta y literal, partió el milagro, al mes ya me sentía bien y las inflamaciones comenzaron a desaparecer. Noté un alivio dentro de mi estómago, fue el comienzo de una recuperación. Tras años, mi estómago comenzó a disfrutar”, cuenta.

Su nutricionista le dio el alta en diciembre, y pudo volver a comer cosas que hace años no podría y aprendió qué alimentos le hacen mal. “Los alimentos que no tolero son los que tienen gran cantidad de soya, la levadura (fermento), además todo lo que sea repostería envasada. No todos los médicos conocen la dieta, si no, no hubiera estado tanto tiempo enferma; aprendí a comer y me recuperé”, dice.