Francisco Saitua, vidrio soplado

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Soy cirujano pediátrico de profesión y todavía trabajo realizando cirugías neonatales pero hace 16 que me he dedicado en paralelo a otra de mis pasiones: el vidrio soplado.

Siempre me han llamado la atención los trabajos manuales y antes de dedicarme de lleno al vidrio, por muchos años mi hobby fue hacer muebles. Sin embargo, a medida que fui mejorando comencé a usar distintas herramientas eléctricas que conllevan un riesgo de accidentes bastante alto. La posibilidad de sufrir un corte era muy grande y por mi trabajo como cirujano no podía arriesgarme a eso. Así que empecé a pensar en hacer algo distinto. Por esos años viajé con mi señora a Inglaterra y tuve la oportunidad de visitar una exposición de Dale Chihuly, uno de los exponentes más importantes de vidrio soplado del mundo. Recuerdo haber quedado maravillado con su trabajo, que en esa exposición en particular, eran esculturas con formas vegetales inmersas en la naturaleza, entre las plantas y árboles de un jardín botánico. Pude ver videos de cómo Chihuly hacía estos trabajos y me dije: '¿por qué no?'.

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Cuando volvimos de ese viaje me puse a investigar sobre quiénes trabajaban la técnica en Chile y sólo encontré dos cristalerías. Me di cuenta de que era algo que casi no se estaba desarrollando en el país -de hecho una de las cristalerías que encontré estaba a punto de cerrar-, así que decidí partir tomando clases de otras técnicas para trabajar el vidrio como vitrofusión y luego aprendí a hacer perlas o bisutería en vidrio. A pesar de que partí con otros métodos, mi meta final siempre fue el vidrio soplado. Durante esos años aprendí de forma autodidacta la técnica y con mis señora construimos un taller en nuestra casa, que compartimos hasta el día de hoy, donde cada uno hace sus trabajos y en el que yo partí haciendo mis primeras piezas.

Finalmente en el 2012 partí a EE.UU. para tomar clases especializadas en vidrio soplado. Ahí pasé tres meses completos dedicado exclusivamente a aprender esta técnica y avancé muchísimo. Cuando uno se sumerge en un tema desconocido de forma completamente autodidacta, como lo había hecho yo hasta ese entonces, te demoras el doble en recorrer el camino. Cuando trabajas bajo la dirección de un profesor, los avances que puedes lograr son muchísimo más rápidos. Para mí ese fue un punto de inflexión porque me di cuenta de que realmente me interesaba el tema.

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Lo primero que hago cuando trabajo en una pieza es buscar inspiración y definir qué es lo que quiero hacer. Por mucho tiempo mi objetivo era hacer copas ornamentales y me dediqué a eso por completo. De a poco he ido migrando hacia otro tipo de creaciones y ahora lo que más hago son esculturas y formas abstractas. Un segundo paso muy importante es planificar qué materiales necesito para desarrollar mi proyecto porque prácticamente ninguna de las materias primas que se utilizan para esta técnica se venden en Chile. Todo hay que encargarlo desde el extranjero y eso toma tiempo.

Yo trabajo con un tipo de vidrio que se llama borosilicato, que es el mismo tipo de vidrio con el que se fabrican las fuentes de cocina Pyrex. La característica principal es que es un vidrio muy duro y resistente y que me permite trabajarlo en mi taller con un soplete de oxicorte. Otra forma de hacer vidrio soplado es calentándolo en hornos pero para eso se requiere un espacio industrial y otro tipo de herramientas.

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El vidrio con el que trabajo viene en barras sólidas o en tubos huecos de distintos tamaños, formas y colores. La mayoría de las barras de vidrio son cilíndricas pero hay otras que vienen en forma de paralelepípedos con o sin texturas y en distintos colores. Las barras de vidrio macizas se usan para hacer formas sólidas y los tubos son los que se utilizan para hacer copas soplando una vez que el vidrio está caliente para lograr que se expanda. Trabajo con dos niveles de llama dependiendo del tamaño del objeto, si es algo más pequeño o delicado uso la llama más baja. Cuando el vidrio llega a la temperatura adecuada se conecta a un tubo flexible a través del cual se puede soplar. En la mayoría de los casos son dos o tres soplos para lograr la forma que uno busca porque como regla general el vidrio puede expandirse hasta tres veces más que su tamaño original.

Uno de los principales peligros del vidrio soplado es que cuando calientas las barras de vidrio, no siempre adquieren ese color naranjo incandescente que te indica que está a más de 900 ºC. El vidrio puede estar a 500 grados de temperatura y verse completamente sólido y transparente. Por eso hay que tener muchísimo cuidado al manipular objetos cuando estás trabajando porque usar guantes no siempre es una opción. En general los guantes solo se utilizan para transferir piezas y no para el trabajo con ellas propiamente tal. Muchas veces los movimientos deben ser tan minuciosos y precisos que necesitas sujetar las piezas y las pinzas solamente con las manos, sin ninguna otra protección. Por esta razón es necesario estar muy concentrado en lo que estás haciendo una vez que comienzas a trabajar con la llama porque no puedes olvidar cuáles son las piezas que ya están calientes. Las herramientas que se utilizan para trabajar con vidrio están hechas en su mayoría de grafito porque este material resiste temperaturas muy altas pero además porque permite sujetar vidrio caliente sin adherirse a él.

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Cuando un objeto de vidrio soplado se quiebra de forma repentina o sin siquiera tocarlo, es porque la parte final del proceso, el templado, no se hizo de manera correcta. Para eso se usa un horno de templado que permite enfriar las piezas de forma adecuada. Una de las partes más complejas de esta técnica es realmente entender qué está pasando con los materiales, entender el proceso para así evitar errores. Cuando logras captar eso, ahorras mucho tiempo porque pierdes menos piezas. Si uno no entiende que los vidrios de distinto espesor no se pueden unir, o que los colores de vidrio no se mezclan sino que solo se superponen unos con otros, el resultado que obtienes no es el que tenías planificado o las distintas piezas del objeto en el que están trabajando no se fusionan unas con otras y no las puedes ensamblar. En ese sentido la planificación de una pieza es clave antes de llevarla a la práctica porque uno se encuentra con muchos desafíos que no siempre se pueden prever en el camino. Finalmente ejecutando es como se adquiere más experiencia y aprendizaje.

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Francisco Saitua (56) es cirujano pediátrico de profesión y hace más de 15 años que se dedica a fabricar objetos en vidrio soplado.

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