Hablar de una pérdida

hablar de una pérdida



En 2020 Netflix estrenó Pieces of a Woman, una exitosa película que sigue el viaje de una pareja joven tras perder a una hija que solo sobrevivió minutos tras el parto y que le trajo una nominación al Oscar como mejor actriz a Vanessa Kirby, la madre y protagonista. Luego de una dramática escena que muestra el nacimiento en casa, acompañados por una doula, la película se enfoca en el duelo y en cómo se vive la pérdida de un hijo con el que solo se pudieron compartir algunos instantes.

Pero incluso cuando no se han podido compartir esos breves momentos con un hijo ya nacido, el vínculo que se crea con ellos antes de nacer es suficiente para que el término inesperado de un embarazo genere secuelas en una madre. Más allá de las físicas.

Pamela Labatut, psicóloga especialista en duelo gestacional, explica que la relación con un hijo comienza mucho antes del nacimiento. “Desde el minuto que deseas ser madre y te ilusionas con ello, la mujer comienza a invertir energía psíquica en ese vínculo”, comenta. “Cuando llega físicamente ese bebé deseado, se hace real toda esa inversión”. La experta en psicología perinatal y una de las fundadoras del primer centro de formación y acompañamiento en duelo gestacional Duelo y Arcoíris, aclara que el número de semanas de gestación no es un factor determinante en temas de duelo gestacional. “Hay mujeres que sueñan con ser mamá por años, haciéndose tratamientos hasta que luego de 5 años, tienen una implantación exitosa, y luego ese bebé se muere a las 6 semanas. ¿Ahí no hay vínculo? ¡Pero claro que lo hay! Y si hay vínculo, hay duelo”. Agrega que este es un duelo que es distinto de transitar que cuando compartiste con la persona. Porque te enfrentas a lidiar con todas las expectativas que se tenían de ser madre de ese bebé. Todo lo que se imaginó y se construyó como ideal en pareja y en familia respecto de cómo sería esa nueva realidad con ese nuevo hijo que ahora no se concretará.

El Colegio Norteamericano de Ginecólogos y Obstetras de Estados Unidos estima que 1 de cada 4 embarazos terminan por aborto espontáneo. Es decir, se interrumpen de forma natural durante las primeras 20 semanas de gestación. La mayoría de estas pérdidas —casi un 80%— ocurre dentro de las primeras 12 semanas, por lo que muchas mujeres eligen esperar esa marca de los 3 primeros meses antes de compartir la noticia de un embarazo. Sin embargo, la alta probabilidad de un aborto espontáneo (26%) hace que, tener que enfrentarse a la conversación de la pérdida de una guagua sea una situación que, aún tomando precauciones, miles de mujeres tienen que enfrentar. Ya sea con o sin el apoyo de familiares o parejas.

En una sociedad con una aversión a la muerte y al duelo, hablar de temas como el término de un embarazo es sin duda, al menos, incómodo. Pero esa incomodad no debe primar por sobre las necesidades de la familia en duelo. Pamela explica que lo más importante es poner a las personas que están pasando por esa experiencia como prioridad en ese momento y no caer en formalidades ni sentirse comprometidos a hablar simplemente porque alguien pregunta. “Se habla cuando se tiene ganas”, comenta de forma enfática la especialista. “Aquí es vital más bien revertir la forma en cómo se aborda el duelo. Somos nosotros los amigos, familiares y círculo cercano quienes debemos estar para abrazar y cuidar a esa familia en duelo y ser activos en demostrar que vemos su dolor y lo validamos”.

Y ser receptivos a ese dolor independiente de las formas que este tenga es otro de los pilares clave durante el duelo. Tal como grafica Pieces of a Woman, no todas las personas procesan el duelo de la misma manera. Algunos verbalizan de forma más elocuente esas emociones y otros no necesitan o no quieren hablar. Es importante no dejarse llevar por estereotipos. “Si bien la mujer vive físicamente el duelo, el hombre y/o su pareja, lo vive igual”, comenta Pamela. “Entonces esta idea de preguntarle a la pareja ‘¿cómo está tu señora?’ es hasta violenta. Porque aquí hay dos viviendo un duelo”, explica la psicóloga.

Pamela explica que, desde la perspectiva de quienes atraviesan por la experiencia de un aborto espontáneo, lo mejor es pedir de forma clara el tipo y la forma de apoyo que se necesita. “Se contará cuando se sientan con ganas, desde el medio que lo sientan más cómodo”, recalca. “Y sugiero solicitar de inmediato que si no quieren preguntas de cómo fue, lo expresen”. Agrega que si necesitan apoyo con el hijo mayor también lo soliciten o que también puede ser una buena estrategia pedir que alguien más se haga cargo de comunicar la noticia cuando no se quiere repetir el mensaje. Recomienda pedir explícitamente que no les entreguen palabras de consuelo como “tendrás más hijos o son jóvenes todavía” si es algo que resulta incómodo o doloroso de escuchar. “Lo que solemos necesitar en duelo más bien es abrazos en silencio, escucha activa y validar lo que sea que estemos sintiendo”, explica la psicóloga.

Hablar de forma muy directa, rechazar ciertas formas de consuelo que no nos están ayudando o externalizar encargando a otros la tarea de comunicar una noticia tan personal como el término de un embarazo puede parecer drástico y hasta un poco frío. Pero ante una situación como esta, lo que se experimenta es un duelo que puede ser tan profundo como cualquier otro. “Es vital que como sociedad que visibilicemos los duelos porque con ello estamos brindando un espacio de mayor salud mental para las mujeres, hombres y familias que viven la muerte de un hijo o hija”, comenta Pamela. Porque un duelo que no se aborda de forma adecuada puede generar efectos psicoemocionales que perdurarán mucho más que las secuelas físicas de una pérdida y que pueden afectar a una familia completa.

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