Hablemos de imagen corporal: mi cuerpo como instrumento, no como ornamento
Nadie nace odiando su cuerpo. Una vez escuché esa frase y creo muy importante traerla hoy a conversar. En mi consulta escucho a diario a mis pacientes luchando en contra de su cuerpo, con un anhelo de modificarlo y moldearlo a la medida de lo que impone hoy la cultura.
Hace unos días atrás, una muy querida paciente, me escribió diciéndome que estaba muy feliz con todo lo que había avanzado sobre el dejar las reglas alimentarias, feliz de haber aprendido a comer con disfrute y sin culpa los alimentos que tanto le gustan. Pero luego me dijo que un comentario de su pareja acerca de su cuerpo lo había derrumbado todo.
De pequeñas no tenemos consciencia de lo que significa el cuerpo. Jugamos, nos movemos y nos desenvolvemos de acuerdo a lo que necesitamos. Nuestro cuerpo nos acompaña. Si nos gusta nadar, disfrutamos la experiencia de sentir el cuerpo en contacto con el agua, de gozar del movimiento y sentir la adrenalina del juego.
Sin embargo… Pum! Entra la cultura imperante de los estereotipos, de caber en el molde de la delgadez y la imagen del espejo. El cómo nos vemos en traje baño comienza a cobrar fuerza y a acaparar un mayor espacio en nuestra mente. Nos genera ansiedad el ser vistas, empieza el rechazo a nuestro cuerpo y la fijación por querer modificarlo. Todo esto comienza a ganar tal espacio, que lo más lamentable es que dejamos a un lado toda la habilidad, libertad y experiencia que sentimos al nadar y volcamos absolutamente todo a cómo nos vemos y cómo nos percibe el resto en traje de baño.
Lindsay Kite, quien lleva años de estudio en lo que es la imagen corporal, habla de la auto objetivación; del chequeo mental constante corporal de cómo me estoy viendo y cómo me percibe el resto. Más que vivir en el cuerpo, es vivir siendo vistas en nuestro cuerpo.
Estudios dicen que si niñas y mujeres están en este estado de auto objetivación constante, reducen su desempeño cuando están realizando pruebas de ejercicios matemáticos y comprensión lectora. Además, corren más lento de lo que pueden o le pegan a una pelota con menor potencia simplemente por estar más pendientes de cómo están siendo vistas.
El problema no es el cuerpo. Y nunca lo ha sido. El problema es la imagen que tenemos de nuestro cuerpo. La idea que de que nuestra imagen corporal se basa exclusiva y primordialmente en nuestra apariencia. Y es que lamentablemente hemos sido educadas desde esa perspectiva carente, donde todo se reduce a la apariencia.
Si intentáramos “ver más”; ver más que un cuerpo, más que belleza, más que un objeto, podríamos agregar más formas, significados y valores a lo que es nuestra imagen corporal. Darnos la posibilidad de ampliar el concepto de auto objetivación, vernos también de lo que nos permite el cuerpo, de las experiencias que nos hace sentir, las destrezas que tiene y explorar más allá de lo que es nuestra apariencia y la del resto.
Finalmente, como dice Lindsay: vernos como “un instrumento más que un ornamento”.
Camila Quevedo Truan es Nutricionista – Health Coach (Instagram: @camilaquevedot).
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