Historias de moda: Narciso Rodríguez
La historia de este diseñador latino, con una carrera sobresaliente.
Al igual que los otros escasos representantes latinos que tenemos en la historia de la moda, Narciso Rodríguez es sinónimo de elegancia, sobriedad, buen corte y fineza. Es muy curioso que lo mismo ocurra con Oscar de la Renta y Carolina Herrera. ¿Será que los no latinos esperan del latino excesos y color, razón por la cual nuestros mejores diseñadores han triunfado justamente promoviendo lo contrario? En el caso de Rodríguez es aun más notable, porque es uno de los grandes defensores del blanco y del negro, combinación a la que le da y le da.
Narciso Rodríguez entiende la moda desde una trinchera muy humilde. Nunca ha esperado imponer tendencias ni dictaminar estilos. Así, calladito, ha tenido una carrera sobresaliente, se ha ganado todos los premios existentes y ha dirigido más marcas que muchos de los diseñadores que meten más bulla. A pesar de sí mismo ya figura en la historia de la moda.
De origen cubano-americano estudió, al igual que Tom Ford, en el Parson's School of Design de Nueva York. Trabajó para la marca americana Anne Klein, donde colaboró con la entonces diseñadora de esa firma Donna Karan. Luego diseñó el prêt-à-porter femenino para Calvin Klein. En 1995 se convirtió en el director de diseño de Tse y ese mismo año fue nombrado director de diseño de Cerruti en París, donde se volvió mundialmente famoso. En 1997 presentó la primera colección con su nombre en Milán. Con eso ganó el premio Best New Designer otorgado por Vogue/VH1 y el premio Perry Ellis al diseñador revelación otorgado por el Council of Fashion Designers of America. Ese mismo año fue nombrado director de diseño prêt-à-porter de la casa española Loewe. En 2001 volvió a desfilar en Nueva York y ganó dos años consecutivos (2002 y 2003) el premio Womenwear Designer del Council Of Designers of America.
Este latino, cuya inspiración central han sido las mujeres y su gracia, hoy lanza el perfume For Her, inspirado en ellas, en un aroma que lo ha cautivado desde siempre: el almizcle.
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