A mediados de agosto, la comunidad virtual de Palpa –un dispositivo creado por la diseñadora Josefa Cortés que busca facilitar la práctica del autoexamen hecho en casa– compartió en sus redes sociales una publicación que llevaba de título: “Los hombres y el cáncer de mama”. En ella se aclaró que se trataba de un post para ellos, quienes muchas veces, y erróneamente, creen que el cáncer de mama es una enfermedad ajena a sus realidades.
La intención de la publicación no tenía que ver únicamente con dar a conocer que también hay un porcentaje de casos que se dan en hombres (el 1%), si no que de establecer que el resto del 99% de los casos los afecta directamente porque se dan en sus madres, parejas, hermanas o hijas. A eso se le suma que los hombres, al igual que el resto de la sociedad, podrían y deberían ser agentes activos en el cambio, en tanto fomentar la concientización, el cambio de hábitos y por sobre todo, facilitar tiempos y espacios para que la mujer pueda realizarse la mamografía.
Porque como explica Amparo González, psicóloga de Yo Mujer –corporación que busca entregar herramientas educativas y apoyo emocional para las mujeres afectadas y su círculo cercano–, no hay que dejarse engañar por el hecho de que las campañas que aparecen en octubre sean rosadas, eso es meramente anecdótico; el cáncer de mama es una responsabilidad social transversal que nos afecta a todos. ¿De qué manera, entonces, se pueden involucrar los hombres y por qué es importante que lo hagan?
La directora ejecutiva de Yo Mujer, Daniela Rojas, explica que los hombres deberían involucrarse en tanto ocupan puestos de poder y de toma de decisiones –tanto en el sector privado, jefaturas y núcleo familiar– en los que se podría facilitar y dar el espacio necesario que por ley le corresponde a la mujer para ir a hacerse los exámenes; de acuerdo al Código de Trabajo, las y los empleados tienen derecho a medio día de permiso una vez al año durante la vigencia del contrato de trabajo para someterse a exámenes de mamografía y próstata. “El rol debiese ser el de facilitar, a toda escala y en toda esfera de la sociedad, que la mujer tenga el tiempo para poder realizarse la mamografía. Esto involucra a los hombres en jefaturas pero también a las parejas de mujeres que trabajan en casa, para que puedan hacerse cargo ellos de las tareas domésticas y de cuidado y, sobre todo, facilitar en términos de organización, algo que no siempre se toma en cuenta y que recae siempre sobre la mujer”, explica Rojas.
Aun así, la especialista es enfática al decir que esto no se trata por ningún motivo de decir que son los hombres finalmente los responsables de que las mujeres se activen para realizarse la mamografía: “Hay una línea muy delgada entre involucrarse y facilitar y, por otro lado, decirle a las mujeres qué tienen que hacer con sus vidas y sus cuerpos”, explica. “La salud de la mujer ha estado históricamente regulada por los hombres y a lo que debiésemos apuntar es que las mujeres nos cuidemos por el valor que tenemos como persona, no porque somos esposas o madres. Y a su vez, los hombres debiesen facilitar que la mujer pueda hacerse los exámenes porque ella quiere y porque entiende la importancia de estar bien. Debieran también participar de las campañas de detección temprana que no solo están dirigidas a sus mujeres cercanas, sino que a muchas otras, y no asustarse o minimizar la causa porque ven que es rosada. El cáncer de mama no es un tema que afecte o involucre solo a las mujeres”, reflexiona Rojas. Y educar al respecto, concientizar, fomentar hábitos de salud y facilitar herramientas, tiempos y espacios para conocernos y revisarnos, es responsabilidad de todos.
Como profundiza Amparo González, las mujeres debiésemos conocer nuestro propio valor y la importancia de tener nuestros exámenes al día porque queremos. En ese sentido, no se trata en lo absoluto de sugerir que el hombre es finalmente el que determina nuestro actuar, pero sí de establecer que tienen un rol en tanto son ellos los que habitualmente habitan espacios de jefatura en los ámbitos laborales o son los que, en el contexto del hogar, no consideran toda la carga asociada a las labores domésticas y de cuidado que históricamente han recaído en la mujer. Es, como desarrolla la especialista, responsabilidad de todos darnos cuenta que se trata de una enfermedad que viven muchas personas y por ende hay que facilitar no solo los medios para hacerse la mamografía sino que también hablar del tema, recordar, preguntar y potenciar que todos nuestros controles estén al día. Preocupaciones que también le han recaído históricamente a la mujer. “Pocas veces los hombres asumen que también hay algo que pueden hacer ellos en esto. Lo más común es que no están al tanto de todo lo que implica, a nivel de organizar, coordinar y gestionar, ir a hacerse el examen, y en eso ellos podrían ser facilitadores y asumir responsabilidad. Esa es la conciencia que es importante de adquirir”, concluye González.