Inteligencia Artificial y los estereotipos de belleza
La red internacional de feminismos Planeta Ella, ha seguido de cerca el desarrollo de ideales de belleza en el mundo de la Inteligencia Artificial.
Imaginémonos la siguiente escena: un hombre se sienta frente a su computador, abre ChatGPT y le pregunta cuál es la mujer de los sueños de un hombre común. La Inteligencia Artificial le contesta diciéndole que es una de pelo castaño largo, pechugas grandes, cintura fina, caderas anchas y piernas largas. Con esa información es que el hombre decide diseñarla usando otro aplicativo de IA. No solo lo hace, sino que la vuelve famosa, una influencer en redes sociales con más de 280.000 seguidores y con miles de dólares recaudados por sus “fotografías” para adultos en la plataforma Fanvue, una suerte de OnlyFans.
Aunque parezca irreal, lo descrito anteriormente ocurrió en enero de este año. La mujer inventada se llama Emily Pellegrini y “tiene” 23 años. Es posible ver en sus redes sociales los comentarios que le hacen los hombres. “Linda, me quitas el aire. Eres la mujer más linda, sexy, tierna, increíble, preciosa, maravillosa, rica, perfecta del mundo”, dice un usuario. “¿Cómo es posible que una mujer tan linda no tenga pareja?”, le comenta otro.
Dan ganas de contestarles que no es de este mundo, que no es real. Y sí, es posible que no tenga pareja, porque no existe.
Su creador, que se ha mantenido en el anonimato, dijo al Daily Mail que su objetivo era hacer de Emily una mujer “simpática y atractiva” y mantenerla “lo más real posible”. Las mujeres reales que la han visto discrepan de eso. “A los hombres nunca les gusta una mujer de verdad”, comentó una usuaria en redes.
Aun así, según el creador de Emily, su imagen ha recibido mensajes directos de personas famosas, incluyendo jugadores de fútbol, millonarios, luchadores de MMA y tenistas.
El caso de Emily no es el único que deja en evidencia los estereotipos de belleza. A principios de marzo, en el marco del Día Internacional de la Mujer, el diario brasileño Folha de São Paulo quiso saber cuál era la visión que el ChatGPT y la plataforma generadora de imágenes Dall-E tenían de las mujeres brasileñas.
El resultado fue una mujer flaca, de piel bronceada, usando una serie de accesorios carnavalescos coloridos y ocupando escenarios comunes en el imaginario extranjero sobre Brasil, como una foresta tropical o Río de Janeiro. Como si no hubiera mujeres brasileñas que viven en ciudades grandes, o que en lugar de celebrar el carnaval celebren otras fiestas nacionales, o se vistan de negro, o sean blancas, o negras o pardas.
Esos clichés sobre el género y las nacionalidades, han dicho las empresas de Inteligencia Artificial, se explican por la falta de diversidad en el conjunto de datos utilizados para entrenar las herramientas, además de los estereotipos presentes en los propios datos existentes. Pero los desafíos permanecen.
Las consecuencias
La red internacional de feminismos Planeta Ella, ha seguido de cerca el desarrollo de ideales de belleza en el mundo de la Inteligencia Artificial. Sobre Emily, publicaron recientemente que “nos hace reflexionar una vez más sobre el estándar inalcanzable de belleza y la objetivización de las mujeres”.
“El aumento de la adhesión a perfiles femeninos con cuerpos perfectos y desarrollados por inteligencia artificial muestra que, para los hombres, siendo reales o no, las mujeres siguen siendo un objeto sexual y de consumo. La mujer perfecta no existe, pero la imagen y el consumo de esa ilusión nos afecta día a día”, añadieron.
En la misma línea, Isabella Alarcón, diseñadora gráfica y activista de La Rebelión Del Cuerpo, considera que es “crucial” empezar a desmitificar el concepto de la Inteligencia Artificial como gran ente de cambio y desarrollo: “más bien debemos reconocer y destacar el daño que puede causar, especialmente a través de sus algoritmos sesgados y discriminatorios que nada más hacen que reforzar los estereotipos de género. Es importante recordar que, históricamente y dentro de la cotidianeidad, somos mayoritariamente nosotras quienes estamos expuestas a esto”.
Para ella, actualmente la Inteligencia Artificial es una herramienta que “pareciese ser una extensión del patriarcado”, por su representación homogénea y limitada de la diversidad de cuerpos y apariencias femeninas, excluyendo a quienes no se ajustan a los estándares preestablecidos.
Daniela Díaz Howard-Allman, docente de Pedagogía en la Universidad Diego Portales y diplomada en Educación Sexual Integral coincide sobre los riesgos que la Inteligencia Artificial puede representar para las mujeres, y hace énfasis en las complejidades para las niñas y adolescentes. “Con solo un clic permite la búsqueda de la hegemonía y la perfección, lo que genera inseguridad y frustración constante al intentar alcanzar la ‘imagen deseada’. Esta búsqueda afecta directamente la autoestima de las personas, en las cuales las niñeces y juventudes se ven en mayor proporción afectadas por la cantidad de tiempo que pasan frente a las pantallas”, comenta.
Según un estudio realizado por la Rebelión del Cuerpo en 2018, una de cada dos niñas en Chile siente presión por su apariencia física, y aproximadamente el 40% de las adolescentes entre los 10 y los 17 años han dejado de realizar actividades que disfrutaban debido a la falta de seguridad en su apariencia.
“Dada la inmediatez y el avance de las nuevas tecnologías, niños, niñas y adolescentes se ven expuestos de manera constante a estereotipos de género y violencia simbólica en los medios digitales, repercutiendo en su desarrollo, autoestima y facilitando espacios para el acoso escolar”, destaca la experta. Por esa razón, defiende, es indispensable que los espacios escolares respondan a las necesidades y demandas sociales que actualmente incluyen la Inteligencia Artificial. “En otras palabras, si el profesorado potencia intervenciones pedagógicas transformadoras que incorporen una lectura crítica de los medios digitales, podrán empoderar a las niñeces y adolescentes en el desarrollo integral de su identidad”, concluye.
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