Jugar sin reglas
El juego y los juguetes son una de las primeras fuentes de socialización en la infancia, una forma de educación emocional, cognitiva y de aprendizaje social. Es en este espacio de juego que los niños y niñas comienzan a entender el mundo, los roles, las diferencias, y valores como el respeto, la tolerancia y la empatía.
"Cuando eliges regalarle un camión de bomberos a una niña, no solo le estás entregando un objeto, le estás transmitiendo el mensaje de que ella puede ser bombera", dice Verónica Aranda, doctora en ciencias sociales y especialista en estudios de género de la Universidad de Chile. Es que la influencia que generan los juguetes a nivel de modelo, para la formación de la identidad y lo que se espera de lo masculino y lo femenino, es gravitante. Es por lo mismo que creer que los juguetes no tienen impacto en la formación de un individuo es un error.
Y así como el género es una categoría que se construye, todo lo que se proyecta como el deber ser de lo femenino y lo masculino se adquiere a través de los procesos de sociabilización. Aranda dice que una manera de entenderlo es viendo la evolución de los niños. "Cuando chicos no son capaces de diferenciar si un juguete es 'para hombres' o 'para mujeres' y eligen el que más les llama la atención, incluso a veces la caja antes que el propio interior. Pero cuando empiezan a sociabilizar con otros niños reciben mensajes estereotipados como 'las muñecas son para las niñas y los autos para los niños'. Luego llega un momento en que son ellos mismos los que dicen 'yo no juego con muñecas porque son para niñas'".
Lo complejo de esto no es que existan diferencias, sino la discriminación que provocan. En una columna publicada el año pasado en el New York Times, la pediatra Perri Klass interpelaba a los padres a observar cómo y con qué juegan sus hijos, aclarando que ellos están buscando constantemente pistas sobre qué significa la identidad de género. "Los juguetes y el juego deberían darles más cabida para ello y no limitar sus decisiones", decía. Además explicaba que "los juguetes tradicionalmente considerados masculinos, como bloques y rompecabezas, fomentan las habilidades espaciales y visuales, mientras que los juguetes tradicionalmente femeninos fomentan la comunicación y las habilidades sociales. Si los niños solamente juegan con uno están perdiendo la posibilidad de adquirir otras habilidades".
La socióloga Verónica Aranda cree que las mujeres son las más perjudicadas. "El regalo de las muñecas está ligado al cuidado. Generalmente las muñecas y sus accesorios como el coche, la ropa y los pañales simbolizan la proyección de la maternidad, el mundo de lo privado y lo doméstico. Al otro lado están los juguetes para niños como superhéroes, autos, tecnología, que se relacionan con el mundo público y desarrollan una potencialidad muy distinta. Estos mensajes pueden influir en la toma de decisiones de lo que quieren ser cuando grandes".
Pensando en esto, y a propósito del Día del Niño, la fundación Niñas Valientes lanzó en agosto de este año la campaña "Cambiemos las reglas del juego". "El 72% de los juguetes ofrecidos a las niñas son de cuidado del hogar y artículos de belleza. Por eso para nosotras no es un juego que se estén limitando las libertades e intereses de nuestras niñas y que desde pequeñas estén previamente definidos cuáles son sus oportunidades y espacios de participación. Con esta campaña buscamos cuestionar la forma en que los menores se están relacionando para dar paso a nuevas maneras de jugar que fortalezcan y potencien el crecimiento libre de las niñas", dice la terapeuta en psicología de la mujer y una de las fundadoras de Niñas Valientes, Nerea de Ugarte.
La psicóloga y magíster en género Isabel Sáez coincide. "Nos cuesta más ver a un niño disfrazado de princesa que a una niña de Batman. El rol de lo femenino siempre ha estado sometido por el poder patriarcal. Y es que para un niño encarnar al sujeto débil y oprimido puede significar quedar en una posición de incomodidad porque lo despoja temporalmente de sus privilegios", explica. Eso sí, dice, cuestionar los estereotipos no implica negar las diferencias sino rechazar el valor social que se les da. ¿El objetivo? Prevenir cualquier desigualdad.
"Las discusiones sobre la construcción de identidad de género, los chicos y chicas trans o la homosexualidad quedan totalmente fuera, sin un espacio en el mundo de los juguetes tradicionales, y eso puede llegar a ser muy dañino y discriminatorio", dice Aranda. Para esto es clave que los adultos reafirmen constantemente que no existen juguetes diferentes para niños y para niñas. Esto no significa que las niñas nunca más jueguen a las muñecas ni los niños a los superhéroes. "Lo ideal es hacer que los niños y las niñas jueguen entre sí y reconozcan comportamientos similares, independiente del juguete que escojan. La principal función de los juguetes es desarrollar habilidades a través de la diversión. Durante el juego ellos pueden imaginar diversos mundos y posibilidades, y jamás los adultos deberíamos limitarlos según nuestros propios estereotipos".
El 72% de los juguetes ofrecidos a las niñas son de cuidado del hogar y belleza. Apoyada en cifras como esta, la fundación Niñas Valientes lanzó en agosto de este año la campaña "Cambiemos las reglas del juego". "Buscamos cuestionar la forma en que los menores se están relacionando para dar paso a nuevas maneras de jugar que fortalezcan y potencien el crecimiento libre de las niñas", dice una de su fundadoras, Nerea de Ugarte. Para esta Navidad -y en el contexto en el que está el país- la invitación es a regalarles a niñas en riesgo social talleres que busquen erradicar la violencia de género desde la infancia.
La caída de un ícono
Barbie, la muñeca que por años se transformó en un ícono para muchas generaciones, ha sido fuertemente criticada por reforzar un rol de la mujer estereotipado. Así lo dijeron las psicólogas estadounidenses Aurora M. Sherman y Eileen L. Zurbriggen, quienes en su artículo Boys Can Be Anything: Effect of Barbie Play on Girls (2014), advirtieron: "Esta muñeca solo resalta el físico de la mujer y, aunque a veces le pongan disfraces de mujeres profesionales, no proporciona una ventana realista al mundo del trabajo para las niñas". En septiembre de este año Mattel presentó una línea de Barbies de "género inclusivo", en un intento por responder a quienes buscan juguetes no dictados por las normas de identidad sexual.
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