knitaustral.cl: Lo bueno de tejer

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Llevar el tejido en la cartera. Hacer unas corridas mientras se espera el turno en el doctor o al llegar a la casa para descansar y desconectarse. Tejer mientras se conversa o si el taco no se mueve. Como muchas mujeres tejedoras (y un número creciente de hombres) así transcurren los días de Luz María Bruna y Verónica Eguiguren. Para compartir su pasión, además de dar clases, crearon un precioso sitio web en el que se pueden comprar lanas nobles y descargar patrones.




Paula 1219. Sábado 11 de febrero de 2017.

Verónica Eguiguren cuenta que cuando era chica la depositaban junto a sus hermanas en el campo cerca de Temuco, de diciembre a marzo. En esos largos veranos y sin que nadie vislumbrara la futura existencia de internet, no quedaba otra que leer y tejer. Leer era un rato. Y tejer era algo que todas las mujeres hacían y compartían. De eso ya han pasado varios años y con ellos miles de suéteres.

¿Cuántos años tenías cuando aprendiste a tejer?

Aprendí cuando era muy chica, antes de entrar al colegio, debo haber tenido unos 5 años. Me acuerdo porque mi mamá no quiso enseñarme. Me dijo que tenía los dedos muy chicos, entonces, mi nana me enseñó. Yo, además, miraba a mis hermanas tejer y copiaba lo que hacían.

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¿Qué tejían?

Nos hacíamos ropa. Al final del verano teníamos muchos suéteres nuevos. En esa época a las mujeres nos enseñaban a tejer en el colegio. Casi todas sabíamos lo básico. A mí y a mis hermanas nos gustaba mucho y nos hacíamos de todo.

¿Y desde esos años que no has parado de tejer?

Un tiempo paré porque al parecer pasó de moda y ya nadie quería nada tejido. Ahí me puse a hacer quilt, pero cuando mis hijos ya tenían el cuadrito de quilt, el cubrecama y ya le había hecho cosas a todo el mundo, me quedaba sin más quehacer. En eso el tejido gana. Pareciera que el clóset no tiene fin, puedo vivir tejiendo chalecos. Cuando retomé el tejido vi un modelo de un chaquetón en la revista Tejer la Moda de Paula y me puse a hacer chalecos para vender. Al poco andar me di cuenta que no fue tan buena idea, porque la gente no valora mucho el tejido. Siempre me pedían que modificara detallitos de los modelos, regateaban mucho el precio. Me decían que en el mall estaban a dos por uno. Yo trataba de explicar que para hacer un chaleco así usaba buenas lanas y además me demoraba en la hechura. También que era algo único. En fin, me aburrí de que las personas no valoraran el oficio.

¿Crees que se mira en menos a la mujer que teje?

Creo que sí. Existe el prejuicio de que la mujer que teje es perna o no le dio para más. Conozco mujeres a las que el marido les dice: "¡ay, no te vayas a poner a tejer aquí!", como con tono de vergüenza. Es triste ver eso todavía. Chile sigue siendo un país muy machista. En un viaje a Barcelona me tocó ver a un tipo que atendía una local y que estaba tratando de sacar un punto a palillos por internet. Me dio tanto gusto ver cómo se esforzaba. Conversé con él y me contó que además se repartía el cuidado de los hijos con su mujer. Nosotros estamos a años luz de eso, aunque espero equivocarme.

¿Por qué empezaste a hacer clases?

Fue de manera súper natural. Partí haciendo clases en un vespertino en el colegio de mis hijas. Luego hice un grupo con una amiga. Aunque mis primeras clases no fueron únicamente de tejido. Se dividían en dos semestres: el primero patchwork y el segundo tejido. Enseñar patchwork era súper complicado porque estábamos frente a la máquina de coser y algunas no sabían nada de costura. Lo pasaba mucho mejor enseñando a tejer. Finalmente dejé de hacer clases de patchwork y ya llevo 8 años haciendo clases de tejido a palillos y crochet.

Luz María Bruna ama las manualidades. Trabajó años en una agencia de viajes y ahí empezó a hacer scrapbook, técnica que la hizo conocida en distintos rincones del mundo donde sus diseños tenían varios seguidores. También borda en punto cruz con hilo sobre tela. Tejer era algo que sabía, pero quiso aprender más cuando una bursitis severa la obligó a combinar actividades y así aliviar, en parte, el dolor de las articulaciones.

¿Cómo te ayuda tejer?

Me ayuda porque siempre he hecho trabajos con las manos y tenía que combinar labores en las crisis de dolor. Las manualidades han sido mis compañeras de vida y no podía quedarme sin hacer nada. Cuando empecé con dolores fuertes empecé a tejer a crochet. Me metí a las clases de Verónica y ahí nos conocimos.

¿Cómo es una clase de tejido?

Es un espacio muy rico de compartir. Algunas llegan con su tejido y se quedan concentradas en eso, saben harto y llama la atención que esté ahí porque no hay que guiarlas mucho. Otras sacan la vuelta, se van a fumar un cigarro, toman café y después piden ayuda para tomar los puntos o para coser las partes. Es lindo lo que sucede, porque finalmente todas estamos disfrutando el momento y se dan conversaciones muy íntimas. Algunas alumnas llegan para sobreponerse de alguna mala experiencia o porque se sienten solas. De a poco se van relajando. Hay alumnas que llevan años.

"Existe el prejuicio de que la mujer que teje es perna o no le dio para más. Conozco mujeres a las que el marido les dice: '¡ay, pero no te vas a poner a tejer aquí!', como con tono de vergüenza. Es triste ver eso todavía", cuenta Verónica Eguiguren.

¿Qué crees que ha pasado en las nuevas generaciones respecto a las manualidades?

Siento que paulatinamente hay menos prejuicio. Hay muchas mujeres jóvenes que llegan a las clases y vienen sin tanta carga. Estoy de acuerdo con Verónica cuando dice que a la mujer que teje se le mira en menos. Lamentablemente, me ha tocado vivirlo de cerca y creo que eso solo refleja lo prejuiciosos que somos y el poco valor que le damos a los oficios y trabajos manuales

Poncho Porvenir

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Materiales:

- Crochet nº 5

- 400 g de baby alpaca gruesa en dos tonos

(200 de cada color)

Puntos empleados:

- Fantasía en abanico

Muestra:

- Cada secuencia equivale a 10 cm.

Confección:

- Tejer según el diagrama 2 rectángulos (uno de cada color) de 30 cm de ancho  x 103 cm de largo.

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Armado:

- Coser ambos rectángulos a los largo. Una vez cosidos doblarlos a la mitad. Coser un lado por 35 cm dejando una obertura de 30 cm.

- Poner flecos en los extremos.

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¿Cómo nace la idea de hacer un sitio web?

Luzma: Yo le vendía lanas a las alumnas de Verónica y un día hablando por teléfono, conversamos que no existía ningún sitio web donde se pudieran comprar lanas 100% naturales y donde poder descargar patrones de modelos posibles de hacer a un precio razonable.

Verónica: Además, en los sitios los patrones son complejos y muchas veces no resultan. En las revistas uno gasta plata y solo haces uno o como mucho dos. Hacer un sitio web no era una inversión tan grande. Hicimos todo con ayuda de nuestros hijos.

¿Por qué el énfasis en las lanas 100% naturales? ¿Creen que hay más ojo en los materiales que usamos?

Luzma: Hay más ojo. La gente lee las etiquetas de la ropa para ver qué porcentaje de algodón tiene o de qué está hecha.

Verónica: Creo que es un fenómeno parecido al de la comida. Nosotras no crecimos con el aceite de oliva, sin embargo, hoy es de lo más común. Algunas veces las fibras naturales son un poco más caras, pero son mucho más nobles. Tenemos que aprovechar que vivimos en un país con lanas preciosas de norte a sur.

¿De ahí el nombre knitaustral?

Luzma: Sí, teníamos ganas de reforzar la idea de lo natural. Tengo amigas en distintas partes del mundo, por mi trabajo en scrapbook que me dicen que no tienen idea lo que significa austral, pero que les gusta mucho el nombre.

Verónica: Además, todos los modelos tienen nombres de pueblos del sur, la visualidad del sitio es muy neutra y nos preocupamos de que toda la información sea clara y fácil de entender. Y, por supuesto, estamos nosotras para responder las dudas.

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