Paula 1149. Sábado 7 de junio de 2014.
¿Cómo llegó su comuna al número uno del Índice de Calidad de Vida Urbana?
Las Condes ha logrado un concepto de comuna-ciudad que hemos venido desarrollando en los últimos 14 años. Esto consiste en que sus residentes pueden tener todos los servicios relativamente cerca: estudiar desde la educación preescolar hasta la universitaria, trabajar en casi la totalidad de las áreas, tener buenos accesos, iluminación, seguridad, salud e infraestructura cultural y de esparcimiento.
Y usted, alcalde, ¿tiene buena calidad de vida?
Estupenda. Aunque hoy día no vivo en Las Condes.
Pero, ¿cómo?, si usted vivía a cinco cuadras de su oficina.
Tras vivir por muchos años en Las Condes, me fui a fines del año pasado a Lo Barnechea, en gran parte por la situación escolar de mis hijos que estudian allí.
O sea, ¿bajó su calidad de vida?
En parte, porque antes me demoraba siete minutos y medio caminando de mi casa a la oficina. Ahora, son como 40 minutos o más en auto. Y yo no soporto los tacos, no hay nada más ineficiente que estar parado en una fila de autos.
¿Y qué ventaja saca de su cambio de casa?
Antes me iba a pie de la casa a la oficina y viceversa, siempre por el mismo camino. Ahora, aprovecho para venirme a la oficina por distintas rutas, algo que tiene un gran plus porque me permite recorrer ciertas áreas de Las Condes y ver en directo cómo están funcionando las cosas.
Se puso fiscalizador. ¿Y qué le llamó la atención?
Un hoyo en la Plaza Loreto. Ahí llamé altiro para que lo arreglaran.
¿En qué más se fija?
¡En todo! La desincronización de semáforos, cuando hay mucho taco por falta de gestión humana, señalizaciones de cruces peatonales sin pintura, las luminarias que están desconectadas en la tarde, los paraderos de buses en malas condiciones.
Ha dicho públicamente que ha habido un "descuido de la educación pública". ¿Es la gratuidad la solución a ese descuido?
Soy contrario a la gratuidad. Creo que es nefasta. Afirmar esto es, tal vez, políticamente incorrecto porque la gente está feliz cuando le dan cosas gratis. Sin embargo, creo que la gratuidad genera una ineficiencia que tiende a empeorar los servicios. Cuando hablo de que soy contrario a la gratuidad, también soy, obviamente, contrario a los abusos y a los precios que están por sobre lo razonable.
¿Dónde debería estar el foco entonces?
En la educación que está más mala hoy día y esa es, sin duda, la municipal. Las familias más vulnerables de Chile están en la educación municipal, ahí es donde tenemos que poner el foco, ya que por definición es la que tiene todo lo que el gobierno quiere: gratuidad, sin selección e inclusiva. Es como si hubiera tres categorías de colegios: los particulares pagados, de los ricos; los particulares subvencionados, de la clase media; y los municipales gratuitos, de los pobres. Y aquí se está interviniendo sobre el colegio de la clase media con resultados inciertos y estamos dejando de lado al grupo que más requiere del apoyo del Estado.
¿Cuál ha sido su mirada para abordar la educación municipal?
Cuando salí elegido alcalde y dije que no iba a hacer un colegio emblemático aquí, que lo que quería es que todos los colegios fueran emblemáticos, me dijeron: "¡está loco!". No es problema de plata, sino de visión. No podemos tener colegios insignes para decir "aquí tenemos a los mejores" porque educar a cuatro genios no debe ser tan difícil como educar a cuatro disléxicos, o cuatro alumnos que no han sido motivados en casa.