El género romántico se ha tomado los rankings globales de best sellers en los últimos años, pero hay un subgénero de romance que supera récords de venta cada año: el spicy romance, novelas del género romántico protagonizadas por personajes que comparten una profunda tensión sexual.
Incluso en mundos de encuentros fortuitos en los que opera el destino, habitados por elfos, hadas y regidos por sistemas de magia, el ingrediente secreto detrás del enorme éxito literario de series como Twisted de Ana Huang, Neon Gods de Katee Robert o el top de ventas de Ali Hazelwood, The Love Hypothesis, es el spice.
Con descripciones gráficas de escenas de sexo, el romance de tipo “picante” o spicy, tiene una amplia base de seguidoras en redes sociales donde se comparten opiniones, reseñas y recomendaciones de los libros favoritos de cada usuaria. Bookstagram, BookTok y BookTube son los términos que se usan comúnmente para referirse a creadores de contenido en las distintas redes, que dedican sus cuentas a compartir su pasión por los libros. Y dentro de este universo digital en el que los jóvenes —sobre todo mujeres— han vuelto a encantarse con la lectura, los spicy romance son un éxito masivo. Actualmente el hashtag #spicybooks tiene más de 800 mil publicaciones asociadas en Instagram y en TikTok llega casi a un millón el número de contenidos con esta misma etiqueta.
Katherine Correa (25) es periodista, trabaja en la industria editorial y es fanática del Romantasy o literatura de fantasía y romance. Es también una de las chilenas que comparte en redes sociales su pasión por la lectura, incluídas las novelas spicy. “Conocí este estilo por After de Anna Todd a los 16 años”, cuenta Katherine. “Estuve acostada cinco horas leyendo y lo terminé fascinada”, agrega, a pesar de que no era un libro con el que se sintiera particularmente identificada por las temáticas o los conflictos entre los personajes.
Una revolución literaria
“Disfruté tanto que no me lo cuestioné en el momento. Fue toda una revelación”. La experiencia de Katherine ha sido la de muchas adolescentes y mujeres jóvenes que han crecido con la literatura erótica a la mano y que, con ello, se han acostumbrado a hablar del placer y fantasías sexuales femeninas abiertamente. “A medida que pasaron los años, todos los libros juveniles debían tener escenas spicy, incluso los libros de fantasía”, explica Katherine. “Los libros sin esas escenas ya no eran tan comerciales ni de ventas enormes”, comenta.
Katherine explica que, hoy es común ver comentarios en los que usuarios se sienten “decepcionados de la trama” cuando un nuevo lanzamiento literario no tiene descripciones o escenas eróticas. “Ahora es casi una exigencia de los lectores y se catalogan como libros juveniles porque está muy normalizado. Es el público que más lo consume”, explica. Si bien sus primeros acercamientos al spicy romance fueron a una edad temprana, Katherine aclara que su generación todavía había sido criada con historias de amor muy tradicionales en las que casi no había contacto físico. Y por eso, la llegada del spicy romance “ha sido toda una revolución literaria”.
Ficción versus realidad
Junto a los relatos de ficción sobre parejas poco convencionales como protagonistas, que pasan de ser enemigos a amantes, o viven relaciones obsesivas, ambientadas en épocas pasadas, romances prohibidos en el trabajo o entre profesores y alumnos, han saltado también a la fama los book boyfriends o novios de cuento: héroes románticos creados por y para mujeres que son celosos, obsesivos, posesivos, sobreprotectores (e incluso violentos en algunos casos) pero que, al mismo tiempo, son empáticos, románticos, cuidadosos, sensibles y tienen una conexión sexual irresistible con la protagonista. Esa mezcla perfecta de chico bueno y villano, de lo dulce y lo spicy que seduce a las lectoras de novelas de romance erótico, es la que puede pasar de una forma de entretenimiento que empodera a las mujeres a ser un antagonista en la vida sexual de carne y hueso.
Florencia Grebe, terapeuta sexual y de parejas explica que, si bien la literatura erótica generalmente se asocia con el disfrute, el autoconocimiento e incluso puede llegar a ser una herramienta terapéutica, es muy importante rayar la cancha. “Lo que puede llegar a ser un problema es creer que el sexo es así, tal cual como lo leemos”, comenta. Y es que, cuando la ficción nos bombardea con escenas sexuales con altos niveles de deseo, llega a ser tan seductora que puede incluso a traspasar la barrera de sólo fantasía. Similar a lo que ocurre con el porno online, la literatura erótica puede ser un arma de doble filo cuando empieza a generar falsas expectativas de la sexualidad. “A veces el sexo no es así. A veces el sexo es mucho más sencillo, más rápido, más simple. Pero, no por eso menos disfrutado”, comenta Florencia Grebe.
A pesar de que la literatura spicy ha ayudado a destapar el tabú en torno a las fantasías sexuales femeninas, estas historias siguen siendo una ficción de la realidad. Y generalmente no retratan la diversidad propia de la sexualidad sino que más bien se centran en describir estereotipos y temáticas específicas que enganchan al público.
Florencia Grebe explica que en las relaciones sexuales las expectativas o cánones que suelen representarse en la ficción pueden terminar siendo perjudiciales. “Por ejemplo, la expectativa de que el orgasmo debe ser con eyaculación femenina, […] que debe ser algo magnífico y gritado, o eso de morderte los labios es una hipérbole”, explica. “He recibido en la consulta mujeres que me cuentan que no tienen orgasmos. Pero, cuando empiezas a preguntarle un poquito más, te das cuenta que sí tienen orgasmo, el problema es que creen que el orgasmo es siempre algo mucho más ‘wow’”, comenta. La especialista agrega que si bien es posible tener encuentros sexuales de cuentos, esto no siempre es así.