Paula 1163. Sábado 20 de diciembre de 2014.
Como parte de la muestra Territorios fronterizos, el artista Andrés Durán (40) exhibe su obra Chile oriental en la que registra e interviene digitalmente una serie de restoranes de comida china, ubicados en distintos barrios de Santiago. La obra se sitúa dentro de un ejercicio que consiste en manipular fotografías de estructuras urbanas para generar imágenes que se juegan en el límite entre la realidad y la ficción, dejando al espectador suspendido en la duda. Hasta el 18 de enero en Matucana 100.
Hoy en día, lo fotográfico bombardea la realidad. La publicidad callejera, la información de la web, la televisión y tantas otras emisiones visuales han fabricado un mundo completamente articulado por el lenguaje fotográfico. Es este fenómeno el que explora la muestra Territorios fronterizos, con el trabajo de artistas como Andrés Durán, Isidora Correa, Nicolás Franco, Gianfranco Foschino, Patrick Hamilton, y Francisca Sánchez, entre otros. Obras que interrogan a la fotografía para generar reflexiones que van más allá de la clásica idea documentalista, empeñada en "capturar el instante decisivo". Si bien muchas de las obras presentadas reflejan fenómenos sociales reales, también se explora en la fotografía que puede engañar a los sentidos, aprovechándose del poder que se le ha asignado tradicionalmente como reflejo infalible de la realidad. La obra de Andrés Durán se sitúa, precisamente, en ese límite entre la certeza y la duda, al realizar registros fotográficos que interviene digitalmente cuidando de mantener los índices de verosimilitud.
Formado en la arquitectura y, posteriormente, en las artes visuales, Andrés Durán se dedica a observar y registrar estructuras y situaciones urbanas que tienen algo perturbador. Lo que hace es fotografiar objetos de la ciudad que muchas veces pasan desapercibidos, generando series de elementos pertenecientes a la misma categoría. Hasta ahora, ha realizado tres grandes proyectos seriales que están en progreso, dedicados a letreros, restoranes chinos y monumentos, que ha ido coleccionando en sus recorridos por Santiago y que siempre sigue registrando. Cada vez que encuentra un nuevo ejemplar, lo agrega a su archivo.
Territorios fronterizos.
Territorios fronterizos.
Estas imágenes son la base de una manipulación digital extraordinariamente rigurosa y prolija. Utilizando programas de 3D y photoshop, Durán realiza un procedimiento casi quirúrgico, en el que agrega ciertos elementos que modifican el original, exagerando los rasgos que capturan su atención. A diferencia de otros artistas que manipulan fotografías en el computador hasta alejar el referente de su contexto de origen, la intervención de Durán es totalmente coherente con el modelo, de manera que el resultado queda en un borde sutil entre realidad y ficción. A pesar de que sus manipulaciones generan situaciones y objetos insólitos, la imagen está tan bien intervenida y resulta tan verosímil, que el espectador, por un momento, piensa que se trata del hallazgo de una rareza urbana y que, si sale a la calle, podría encontrarse con esa misma imagen en directo.
A pesar de que la manipulación digital que realiza Andrés Durán sobre sus fotos genera situaciones y objetos insólitos, la imagen está tan bien intervenida y resulta tan verosímil, que el espectador, por un momento, piensa que se trata del hallazgo de una rareza urbana y que, si sale a la calle, podría encontrarse con esa misma imagen en directo.
En la muestra Territorios fronterizos, Durán expone parte de su serie Chile oriental: restoranes chinos que ha fotografiado en distintos barrios, como Ñuñoa, Macul y La Florida. Lo que le llamó su atención en un comienzo son los techitos que se sobreponen en las fachadas de casas de las más diversas arquitecturas, para crear la impresión de un edificio oriental. Esta especie de prótesis es utilizada como signo publicitario y señal de identidad del negocio. También le interesaron los neones, que suelen ser parte de la ornamentación de estos locales. En su manipulación digital el artista levanta colores, dramatiza el ambiente y juega con estos neones, generando formas que, aunque son extrañas, se integran naturalmente a la escena.
La última serie que produjo, y que ha tenido muy buena recepción de la crítica, se titula Monumentos editados: un amplio registro de diversos monumentos que existen en el Barrio Cívico de Santiago y que, en la época en que se instalaron, tuvieron protagonismo en la ciudad. La mayoría de ellos representaba a próceres de la patria celebrando sus hazañas republicanas, pero hoy han perdido significado, potencia y visibilidad; difícilmente se reconocen a los personajes que allí se congelan en su pose más gloriosa. Durán fotografía estas estructuras para modificarlas con sutileza y humor y, recién ahí, hacerlas visibles para el espectador.
En 2003, Andrés Durán fue parte del envío chileno a la Bienal de Mercosur y, en 2005, fue nominado al premio Altazor. También ha recibido cuatro veces la beca Fondart.
Estatuas de próceres civiles y militares como Diego Portales, Arturo Alessandri, San Martín, Bernardo O'Higgins, Carrera, Barros Arana o Andrés Bello son parte del material que interviene, ocultando los rostros de los personajes y cubriéndolos con estructuras fabricadas en computador que continúan el diseño y la materialidad de sus propias bases o pedestales, lo que hace que el resultado resulte muy coherente. Durán solo deja a la vista la pose, como gesto donde se concentra el poder simbólico de estas esculturas. "Se trata de traer la historia al presente por medio de la ficción", afirma.
Monumentos editados.
Monumentos editados.