La importancia de hacer una evaluación de los factores de riesgo antes de elegir un método anticonceptivo

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Victoria Spradling era una de las miles de mujeres en Chile que toman una pastilla anticonceptiva al día. Después de todo, es el método para la prevención del embarazo más utilizado en el mundo, y aunque tiene efectos secundarios, estos no afectan al total de la población y en muchos casos se deben a la presencia de estrógeno de algunas alternativas.

Partió tomando anticonceptivos cuando tenía 18 años, en parte porque la mayoría de sus amigas lo hacía, y en parte porque lo veía como una puerta de entrada a la adultez. Por un tiempo los dejó, pero los retomó cuando su doctora se los recetó para contrarrestar sus dolores de útero. Por seis meses no tuvo problemas, pero pasado ese tiempo sufrió una embolia pulmonar que la dejó postrada por diez días en la UCI con riesgo vital.

Y la razón, concluyeron los especialistas, fueron sus píldoras anticonceptivas.

En 2016 la Organización Mundial de la Salud publicó, en base a los datos de su Biblioteca de Salud Reproductiva, que existe una relación entre los anticonceptivos orales combinados y la trombosis venosa. Según publica el sitio web Trombo.info, por cada cien mil mujeres que toman anticonceptivos cada año, una podría morir por una embolia pulmonar, y aunque no se trata de cifras demasiado altas, sí es importante tomarlas en cuenta. Según explican, “aunque esta cifra parezca insignificante, se trata habitualmente de mujeres jóvenes y sanas”.

Para el asombro del equipo médico, Victoria sobrevivió. Su recuperación fue lenta, pero tras cuatro meses de trabajos kinesiológicos que consistían en ejercicios de soplido para expandir su caja torácica, logró retomar su vida. “Perdí la capacidad de respirar bien, bajé muchísimo de peso y me suprimieron todo ejercicio brusco, lo único que podía hacer era yoga suave para expandir el pulmón y la respiración”, detalla Victoria, quien está obligada a tomar anticoagulantes de por vida.

Frente a esto, la ginecóloga Andrea Von Hoveling explica que, efectivamente situaciones como lo que le pasó a Victoria son lo que más se teme cuando se receta una pastilla anticonceptiva. Sin embargo, no todas las alternativas que existen en el mercado provocan esto, sino que principalmente aquellos que contienen estrógenos. “Y hay muchísimos desarrollos de diversos tipos de anticonceptivos libres de estrógeno, que son una excelente alternativa para aquellas pacientes de mayor riesgo, que de frentón no pueden usar estrógenos”, explica la doctora.

La especialista subraya que uno de los roles fundamentales de los trabajadores de la salud es hacer una evaluación de los factores de riesgo que puede tener una mujer que busca métodos anticonceptivos. “En ese sentido, nosotros contraindicamos el uso de ciertos métodos cuando el riesgo supera los beneficios y, una vez que se pasa la etapa de buscar contraindicaciones, se debería hacer una consejería para que la mujer elija las formas de uso, lo que le acomoda y también los riesgos que está dispuesta a asumir. Por ejemplo, si una mujer está en búsqueda de algún anticonceptivo y tiene hipertensión, no se le administra ningún anticonceptivo que tenga estrógeno porque el riesgo es muy alto. Entonces ahí hay una contraindicación formal”, especifica la especialista.

Tras su traumática experiencia, Victoria siente que falta mucha educación en torno a los distintos métodos anticonceptivos que existen y a los efectos secundarios que algunos de ellos podrían presentar. “Cuando los dejé tenía dos opciones: llorar y sobrellevar el dolor que sentía en mi ciclo, o hacerme consciente. Todas las muertes son renacimiento, pienso yo, y esta muerte me hizo replantearme demasiadas cosas. Me metí de fondo en la astrología, la vida espiritual y el yoga. Empecé a ser amiga de mi cuerpo y de mi ciclo”.

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