La importancia de relajar el piso pélvico
La musculatura del piso pélvico corresponde a un grupo de músculos que forman una estructura de soporte para los órganos pélvicos, que en el caso de la mujer incluyen uretra-vejiga, vagina-útero, y ano-recto. Aunque se suele hablar mucho de él, especialmente en el contexto pre y posnatal, el piso pélvico y sus funciones y cuidados, siguen siendo una incógnita para muchas mujeres. Se habla mucho del fortalecimiento del piso pélvico y sobre los ejercicios para ello, como los conocidos Kegel. Pero la relajación de esta zona también es importante. La kinesióloga magíster en piso pélvico Karin Jerez, explica que, lamentablemente, los ejercicios de relajación de esta zona son bastante desconocidos y que hay varias patologías asociadas justamente al desconocimiento sobre como relajar y/o elongar esta musculatura. Entre ellos los dolores pélvicos crónicos, disfunciones miccionales y sexuales.
“El piso pélvico se puede dañar o puede tener alguna disfunción tanto en el sentido de debilitarse como de contracturarse. Se suele pensar que todos los problemas del piso pélvico se deben a un debilitamiento y no es así. Hay algunos problemas que se producen en el parto y post parto porque no hubo suficiente relajación”, explica.
Una de las patologías más comunes que menciona la kinesióloga es la estitiquez, la cual se produce en muchos casos porque las personas no son capaces de relajar correctamente el piso pélvico y, por tanto, se hace una compresión excesiva. De hecho, dentro de la población adulta, cerca de un 60% sufre este tipo de problemas, los cuales no se suelen asociar a falta de relajación, tratándose por ejemplo solo con laxantes, pero sin corregir la disfunción muscular subyacente.
Para este tipo de problemas, una de las técnicas que recomienda la especialista es tener una postura correcta, que consiste en sentarse cómodamente y tomarse el tiempo necesario para relajar el piso pélvico, respirando en forma profunda y adoptando una posición similar a la de cuclillas con las rodillas más altas que las caderas. Esto se puede lograr apoyando los pies sobre una superficie o banquito que permita conseguir la posición.
Otra condición que afecta el bienestar de las mujeres es el vaginismo, que consiste de una contractura involuntaria en los músculos vaginales, que hace que sea imposible la penetración de cualquier tipo, desde aplicarse un tampón hasta el coito. “Un aspecto a destacar es que la vagina, el conducto pélvico, necesita de la relajación para funcionar bien, porque hay procesos fisiológicos que requieren de su relajación. Por ejemplo, para que se produzca el coito sin dolor se necesita que fisiológicamente la vagina se ensanche y se elongue”, explica.
Respecto al parto, los ejercicios de relajación también son fundamentales, ya que ayudan a que el proceso expulsivo sea más fisiológico y se prevengan lesiones. Según dice Karin, hay un concepto errado en relación a la preparación del parto, ya que muchas gestantes piensan que apretar la vagina en ese momento les ayudará, cuando en realidad lo que debe hacer dicha musculatura es relajarse. “Muchos partos se pueden dificultar por esta razón, porque están haciendo dos fuerzas contrarias”.
Ananda Balasana, más conocida como la postura del niño o de la guagua feliz, es un ejercicio que recomienda Karin para promover la relajación. Consiste en recostarse boca arriba y llevar las rodillas al pecho. Luego se deben tomar los pies y abrir las caderas con una separación mayor al ancho del torso. En dicha postura se debe intentar relajar hombros, caderas, músculos de la cara y sobretodo el piso pélvico, ayudándose de una inhalación profunda por nariz y una exhalación larga por boca.
También se puede intentar la postura llamada Malasana o postura de guirnalda, que favorece una intensa apertura de caderas, y con eso la relajación de los músculos de la pelvis. Para llegar a esta posición, se deben separar las piernas al ancho de las caderas con los pies ligeramente girados hacia fuera. A continuación, flexionar las rodillas y descender hasta quedar en cuclillas. Se deben colocar las manos en el centro del pecho con los codos presionando suavemente hacia fuera las rodillas. De esta forma se abren las caderas y expande el tórax. En esta posición intentar relajar el piso pélvico respirando de la forma ya descrita
“Es importante que la mujer sea consiente de su musculatura pélvica, que identifique durante el día si su piso pélvico está contraído o relajado. Porque muchas mujeres acumulan tensión en esta zona. Así como hay personas que acumulan en el cuello y hombros. Un buen ejercicio es observar la zona genital con un espejo y ver si soy capaz de activarlo y relajarlo de forma consciente. Si yo no lo controlo, es probable que aparezca alguna patología”, explica.
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