Paula 1128. Sábado 17 de agosto 2013.

Hace cuatro años que las tejedoras agrupadas en Artesanía Talagante, todas entre 45 y 82 años y lideradas por Rosa Esteban (67), habían entrado en un receso en el oficio del tejido a palillos y telar. Hasta que la determinación de la diseñadora Josefina Barros (26) las hizo ponerse de nuevo en marcha: las convenció de que la ayudaran a darle un toque único a la línea de alta costura que ideó para su proyecto de título. Ahora trabajan juntas a tiempo completo ideando nuevas colecciones.

"Cuando estudiaba Diseño en la Universidad Católica un profesor comentó en una clase que la artesanía era un lujo en el siglo XXI, porque ya casi no existen las cosas hechas a mano. Eso fue algo que me quedó dando vueltas en la cabeza, así que para mi proyecto de título investigué sobre conexiones entre lo artesanal y lo industrial a través de la confección de ropa y textiles. Se me ocurrió crear una marca de ropa de alta costura hecha con telas intervenidas con algún tipo de artesanía tradicional. De chica yo conocía a las tejedoras de Talagante porque le hacían trabajos a mi abuela, así que las contacté. En su época fueron muy conocidas, llegaron a producir 700 piezas al año, principalmente chalecos que tejían a telar y palillos con lanas hiladas a mano, y vendían mucho acá y en Europa. Pero cuando las encontré, ya no estaban activas. Aunque seguían agrupadas como Artesanía Talagante, solo hacían tejidos ocasionalmente. Me junté con Rosa Esteban, la fundadora del grupo, y le propuse darle una nueva vida a las artesanas tejedoras de Talagante: que ellas, con su oficio y conocimiento me ayudaran a desarrollar una línea de 20 prendas, la mayoría de noche, en la que yo aportaría con los diseños. Aunque no era exactamente lo que hacían antes, Rosa se entusiasmó y de inmediato me empezó a aportar con ideas. Motivadas por ella, después llegaron otras 4 integrantes de la agrupación, quienes se pusieron a trabajar con toda su creatividad y oficio para darle un toque a los vestidos, chaquetas, blusas y polleras. Algunas piezas las intervinieron con tejido y otras con bordados, y en abril de este año lanzamos la primera colección en la tienda Porquetevistes. Le gustó tanto a la gente, que han pasado cuatro meses de eso y seguimos trabajando juntas. Todas las semanas me junto con Rosa para mostrarle mis propuestas y ella me presenta prototipos que después de ser aprobados son designados a alguna de las 14 artesanas que se nos han unido en el camino. A ellas les mostré nuevos materiales como hilo metálico, cinta y cola de ratón, que es un hilo de seda más grueso. Ellas me han enseñado el valor de lo tradicional y le han dado un sello único a mis diseños".

"La Josefina apareció como un regalo. La idea de trabajar con ella nos pareció interesante desde un principio, y aunque en ese minuto estábamos detenidas por falta de trabajo, nos pusimos a su disposición. La experiencia ha sido un reto nada de fácil, no solo porque hemos incorporado hilos y cintas, sino porque hay que interpretar sus ideas. Somos un aporte mutuo. Ella nos enriquece el trabajo, nos abre los ojos. Nos nutre", dice Rosa Esteban.