La moda de ayunar

Ayunar se está convirtiendo en una práctica recurrente como promesa para bajar de peso y desintoxicarse. Mientras los que ayunan afirman vivir cambios sorprendentes, la comunidad médica plantea riesgos. ¿Es realmente útil poner a prueba la voluntad pasando hambre?




La mayoría de las religiones realizan periodos de ayuno como una forma de demostrar la fe, como penitencia o como una oportunidad para la reflexión espiritual. Históricamente, el ayuno también ha sido una forma de expresar opiniones políticas y de protestar. Y, desde el punto de vista de la salud, las personas, además, lo realizan como una manera de eliminar las toxinas del cuerpo y dar un descanso al organismo, lo que permite bajar algunos kilos de forma rápida.

"Ayuno se entiende como la privación voluntaria de ingerir alimentos, permitiendo solo la ingesta de líquidos. Al no consumir sólidos, el organismo no tiene que trabajar para digerir alimentos y usa esa energía para que todas las células se pongan en proceso de eliminación", explica Juan Quinteros, naturópata e iriólogo de la Villa de Vida Natural Manuel Lezaeta Acharán, centro especializado en medicina naturista.

Existen variados tipos de ayunos líquidos. Algunos comprenden solo agua, infusiones o caldos; jugos naturales de frutas varias o de un solo tipo; y brebajes preparados con la mezcla de las savias de arce –maple, en inglés– y palma. La lista es tan larga como corrientes naturistas existentes. Pero en lo que todos coinciden es que, a punta de líquidos por uno, diez o incluso más días, se logra dar un respiro al hígado y riñones, comenzando así el proceso de depuración, en el que las toxinas son eliminadas por las vías digestiva y urinaria, la piel y la respiración.

La limpieza con agua

Los ayunos de desintoxicación, por lo general, se basan en los postulados de Hipócrates, padre de la medicina, y su frase: "La naturaleza es la que cura". Desde el punto de vista de la alimentación esto quiere decir que todo lo que comemos y que no provenga de la naturaleza nos intoxica.

"Las condiciones de vida actuales hacen que acumulemos toxinas por sobre nuestra capacidad, lo que impide que sean expulsadas por las vías de eliminación como orina, hígado, pulmones, sudor y saliva", dice Nelba Villagrán, nutricionista de la Universidad de Chile y especialista en homotoxicología. Y agrega el especialista en medicina natural, Juan Quinteros: "Los niños y animales dejan de comer instintivamente cuando están enfermos, como una manera de concentrar las energías del organismo en eliminar toxinas".

Con ese pensamiento, Macarena (28, ingeniera comercial) se sometió a un ayuno líquido de solo agua durante cinco días. "Llegué a un punto en que me sentía mal. Tenía hinchazón, estreñimiento.

Me sentía sucia por dentro", cuenta. Lo que gatilló esta decisión fue su hastío con el ritmo de vida que llevaba hasta el momento: fumaba casi una cajetilla diaria, bebía alcohol en exceso los fines de semana y para el bajón se engullía un churrasco mayo sin pensarlo dos veces.

Buscó en internet y encontró que un ayuno a base de dos litros de agua al día la ayudaría a depurar el organismo. "Es como una terapia de shock para el cuerpo", dice. Empezó un viernes. Y se quedó acostada todo el fin de semana.

La corriente de los ayunos se basa en la premisa de que en realidad nuestras dolencias son producto de lo que ingerimos. "Gran parte de las enfermedades de hoy son por causa de la alimentación moderna. El hombre primitivo no sufría de obesidad, diabetes ni de síndromes metabólicos. Todas estas afecciones son provocadas por una mala alimentación", asevera Quinteros. Así también piensa María Angélica Martin, ingeniera en alimentos de la Universidad de Chile y colaboradora del Centro de Psiconutrición, NUT. "Como mejor funciona el cuerpo humano es con una dieta primitiva libre de alimentos elaborados y refinados.

Una dieta mal equilibrada, basada en grasas y carbohidratos –que provengan de alimentos procesados–, hace que se produzca un desequilibrio hormonal y el cuerpo se sienta con malestares como cansancio, hinchazón o estreñimiento", asegura. "Es por eso que los ayunos de desintoxicación también implican la supresión de café, té, alcohol y tabaco, que contienen grandes cantidades de agentes tóxicos y que empeoran nuestra calidad de vida", afirma Quinteros.

Durante los cinco días que Macarena estuvo tomando agua –dice– comenzó a sentir el proceso de limpieza en su cuerpo. "Los primeros dos días hay un malestar general. Sentí mucha hambre y estuve a punto de romper el ayuno. Me dolía la cabeza, tenía frío, me sentía débil y tenía mal genio. Me salió mal olor en las axilas, en los pies y un pésimo aliento. Mi cabeza se llenó de caspa

y mi cara de espinillas", describe.

Pero el esfuerzo valió la pena. "Los dos días finales me sentí demasiado bien. Con una sensación de felicidad permanente. Se me quitó el sueño, mi concentración aumentó a mil. Mis sentidos estaban más activos que nunca. Es impresionante lo suave que se puso mi piel y lo brillante que se puso mi pelo". Junto a ello –y aunque no era su propósito–, consiguió bajar seis kilos.

Brebaje desintoxicante

En diciembre pasado Magdalena (35, arquitecta) se puso las pilas para bajar los cinco kilos de sobrepeso que le quedaron después de su embarazo. Jamás había hecho una dieta y no pensaba que iba a tener la voluntad para terminarla con éxito. "Siempre he sido buena para comer", dice. Pero sus ganas por adelgazar eran más fuertes. Por eso no lo dudó dos veces cuando una amiga le habló maravillas sobre un ayuno de diez días, para el que sólo debía tomar un jarabe que se extrae del arce y que se diluye en agua.

El arce es un árbol típico de Canadá y Europa. De él se extrae la savia para hacer un jarabe parecido a la miel, rico en nutrientes como calcio, magnesio, cinc, hierro y manganeso. Se vende en algunos supermercados y en internet se encuentra como sirope de savia Madal Bal, que mezcla las savias de arce y de palmera tropical, que aporta potasio y sodio. Para hacer el brebaje desintoxicante, se mezcla con jugo de limón y se diluye en dos litros de agua que deben tomarse en proporciones equitativas durante el día.

"La moda de ayunar consumiendo este jarabe diluido en agua tiene el mismo fin que el ayuno con agua. Pero, como contiene fructosa, es una fuente –aunque mínima– de carbohidratos para que el cuerpo se pueda nutrir, a pesar de que no aporta las calorías diarias que un adulto necesita", asegura la nutricionista Carolina Wittwer. Y, aunque la experiencia de ayunar con jarabe de arce es similar a la del agua, Magdalena asegura que no se sintió débil, friolenta ni malhumorada. "El primer día no me dio hambre porque estaba con la ansiedad de saber de qué se trataba. Hasta el tercer día sufrí de dolor de cabeza, pero nada más", cuenta.

Diez días después, Magdalena se sentía limpia, liviana, y cómo no, si había bajado siete kilos. "Nunca había tenido un sueño más reparador que durante el ayuno. Mi pelo se puso sedoso y ahora tengo conciencia de que mis órganos no están hechos para recibir nada más que alimentos sanos", dice. Y hasta hoy mantiene su peso.

Con la idea de iniciar un plan de limpieza absoluto, Constanza (38, cineasta) también tomó este brebaje por ocho días. "Un día me dije 'voy a poner a prueba mi fuerza de voluntad y exigirme al máximo', y me lancé. Era una experiencia física novedosa que, además, tenía beneficios para mi salud", dice. Con este sistema Constanza bajó dos kilos. "Es alucinante la sensación de liviandad. Con esto comprendí que no era necesario comer tanto. Que el cuerpo necesita poco para trabajar". Ella ha repetido la experiencia dos veces más –una cada año–, para mantenerse limpia.

Adeptos y detractores

Que la cabeza duela, que se sienta frío y malestar general, significa que el cuerpo se está adaptando a no recibir comida. En términos biológicos, el cuerpo se desintoxica cuando ocupa sus mecanismos internos para subsistir. "El hombre primitivo comía cuando podía. No elegía estar en ayunas. Tenemos esos genes recesivos en que el cuerpo se programa para combatir los efectos del ayuno y así limpiarse", explica la nutricionista Carolina Wittwer. "Dar un descanso a los órganos permite descongestionar el aparato digestivo, mejora la circulación sanguínea y la presión arterial", afirma Juan Quinteros.

A pesar de que el ayuno tiene sus bondades, la comunidad médica más ortodoxa no está de acuerdo con este método, menos aún si las personas lo realizan sin supervisión médica. La doctora Julieta Klaassen, nutrióloga del Centro de Tratamiento de la Obesidad UC, asegura que nuestro cuerpo está perfectamente equipado con los órganos encargados de eliminar toxinas, sin la necesidad de privarse de los alimentos. Además, cada noche mientras dormimos, realizamos un ayuno natural, tiempo durante el cual el organismo se repara y se limpia. Según ella, el peso

que se pierde durante el ayuno puede ser fácilmente recuperado, a no ser que se cambien los hábitos alimenticios. "Cuando se ayuna, el metabolismo se vuelve muy lento y el cuerpo está forzado a tomar la energía de reserva, por eso se pierde peso. Pero esta energía no la toma de la grasa –que sería ideal– sino que la toma de la masa muscular. Cuando se vuelve a la misma dieta que se llevaba antes del ayuno, el metabolismo está bajo y por eso el cuerpo quema menos calorías, lo que implica que se puede recuperar el peso perdido e incluso subir más", explica.

"Los órganos están diseñados para trabajar. Pensar que hay que dar un descanso al hígado o a los riñones, es como decir que el músculo cardíaco también se cansa", asevera la doctora Cristina Olivos, nutrióloga de la Clínica Las Condes. Y concluye: "Las consecuencias de una mala alimentación que se acarrea por años no desaparecen con un ayuno de un par de días"

El sirope de savia se prepara mezclando 100 ml de savia de arce y palma, 100 ml de jugo de limón y 2 litros de agua purificada. Esta cantidad es lo que debe tomarse diariamente por siete a diez días. Se encuentra en herboristerías, algunos supermercados y en sitios de internet.

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