Paula 1168. Sábado 28 de febrero de 2015.
El montaje Trabajo Sucio se estrena el 14 de marzo y está inspirada en Los Negros, de Jean Genet. Reúne en escena a Alfredo Castro y a Mariana Loyola, y pone el dedo en la llaga en el difícil tema de las relaciones laborales.
En 1959, el irreverente poeta y dramaturgo francés Jean Genet estrenó en París su obra Los negros, un provocador ritual donde un grupo de negros velan a una blanca asesinada y, al mismo tiempo, buscan entre ellos al asesino. Más de cincuenta años después, el director Marcos Guzmán (Fabulación) se preguntó quiénes son los negros en el Chile de hoy y su respuesta fue clara: los trabajadores.
Con esa premisa, Guzmán encargó a la reconocida dramaturga y escritora Nona Fernández (El taller) que fabulara un relato haciéndose cargo de la rabia y la indignación presentes en la obra de Genet, pero conservando el humor negro que la caracteriza. El resultado fue Trabajo Sucio, obra protagonizada por un grupo de aseadores de un mall situado junto a una gran torre de vidrio. "De noche los trabajadores operan clandestinamente y aprovechan el espacio, un baño público, para articular un lugar de protesta e indignación frente a la manera cómo el sistema los ocupa como mercancía", precisa el director.
La idea es recoger el paisaje social chileno a través de los personajes, incluyendo a los inmigrantes. Para ello, Guzmán reclutó un elenco de primer nivel encabezado por Alfredo Castro, quien regresa a los escenarios luego de cuatro años de ausencia, y Mariana Loyola, quien no hacía teatro desde el 2009. Junto a ellos están Francisca Márquez, Francisco Medina y la joven Fernanda Ramírez. Castro tiene la responsabilidad de encarnar al personaje que mueve la acción, el autor de un misterioso crimen.
Un elemento fundamental en la puesta en escena es el trabajo con el espacio escénico. A cargo de él está Cristián Reyes, diseñador que ha firmado las más complejas construcciones espaciales del medio teatral chileno. Su creación, mantenida como sorpresa para el público, da cuenta de la totalidad del mall, el brillo de las vitrinas y los pasillos laberínticos.
Marcos Guzmán explica que trata de llevar el discurso de Genet a un montaje donde el espacio escénico y todos sus recursos es vital. "Me interesa meter al espectador en una experiencia visual y sonora, que antes que todo ataque a los sentidos. Un trabajo que afecte corporal e ideológicamente al espectador", reflexiona. Desde el 14 de marzo en Teatro La Memoria, Bellavista 0503. www.teatrolamemoria.cl