La relación entre hermanos

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Connor, Kendall, Shiv y Roman, los protagonistas de la serie Succession, mostraron un tipo de relación que muchos conocemos y experimentamos: ser hermanos. Mostraron complicidad, competencia, humor, envidia, amor y celos, entre algunas características, propias de esta relación. Y también mostraron los patrones, que muchas veces se repiten en estos vínculos: el mayor que sólo por ese hecho pareciera tener ciertos privilegios; el más chico, que muchas veces no se gana el respeto de los otros por ser menor; la única mujer, que es regalona del padre, pero no es considerada en las decisiones familiares; entre otros.

Es muy frecuente que la literatura, el teatro, el cine y la televisión presenten en sus argumentos la relación entre hermanos. Ejemplos como Mujercitas, Orgullo y Prejuicio, El Padrino, Rain Man y tantos otros, muestran este vínculo como eje principal de sus argumentos.

¿Por qué necesitamos verlo? ¿Por qué es atractivo este tipo de vínculos?

La relación entre hermanos es el primer vínculo que establecemos con un par. Una relación de afecto mutuo, donde hay apoyo y muchas veces se transforma en  fuente de seguridad y nos prepara para la vida. Con los hermanos ensayamos nuestras habilidades sociales, cómo serán nuestros vínculos más adelante con otras personas. Y con los hermanos también aprendemos de los conflictos, a resolverlos o no.

Por eso muchas veces la relación entre hermanos es difícil de entender desde fuera.

Es habitual escuchar en consulta frases como “No sé por qué siempre nos hemos llevado mal”, “Es mi primera y mejor amiga, no confío en nadie más que en ella”, “Los hermanos tienen que ser incondicionales”, y muchos otros discursos dominantes sobre el cómo ser hermanos. Como si no hubiese neutralidad en los vínculos fraternos.

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Es desde ahí que me pregunto ¿Qué es ser hermano? ¿Hay una sola forma de ser hermanos? ¿Es obvio que por ser hermanos tenemos  que vincularnos y querernos? Hay reglas implícitas que se dan en esa relación, que aunque no estén escritas sabemos que no podemos cruzar ciertos límites.

Sin embargo, en personas adultas –tal como vemos en Succession–, se repiten patrones o pautas de relación establecidas desde la infancia. Los hermanos Roy no actúan así desde la nada. Hacen lo que hacen por el vínculo primario que establecieron desde el inicio, entre ellos, con los padres presentes o ausentes.

Es frecuente ver hermanos que se reúnen en alguna situación familiar, y suelen repetir idénticas conductas que en la infancia, las mismas formas que se gestaron cuando eran niños y niñas.

Si alguno fue mandón con sus hermanos en la infancia, probablemente hará lo mismo en la adultez; si fue el hermano protegido tenderá a pedir protección en la vida adulta y los hermanos se la darán; si uno fue el payaso entre los hermanos, repetirá la misma conducta con sus hermanos en la vida adulta.

Pero cuando las personas crecemos, debemos entender que ese crecimiento implica cambios en los vínculos. Mantener algunos patrones de la infancia puede ser dañino y en el caso de los hermanos, muchas veces estos están enraizados, por lo que es difícil establecer una relación distinta, a pesar de los años.

Se hace necesario entonces que tomemos consciencia de los patrones de relación que tenemos con nuestros hermanos; y que desde ahí nos pongamos manos a la obra para modificarlo. Si bien no está establecida la psicoterapia de hermanos, como la psicoterapia de pareja, por ejemplo, es importante preguntarnos cómo son nuestros vínculos con nuestros hermanos, sin son sanos, si estamos repitiendo patrones de la infancia y si esos patrones son dañinos.

Porque en definitiva, no somos tan distintos a los hermanos Roy.

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