Paula 1235. Sábado 23 de septiembre de 2017.

Por qué el clima. "Me especialicé en climatología porque me interesó aplicar la física a un sujeto de estudio que tuviera un impacto social. Los modelos climáticos numéricos son la principal herramienta que utilizamos los climatólogos y me ha permitido estudiar climas del pasado, del presente y del futuro. Cuando uno empieza a entender cómo es que este planeta tiene un clima apto para la vida, se da cuenta de que los ciclos son fundamentales. Los ecosistemas se han ido adaptando para que cada parte utilice lo que desecha el otro. Somos nosotros los que por alguna razón pensamos que la basura uno la puede botar y que mágicamente va a desaparecer. Es ese modelo de desarrollo el que ahora está en crisis".

El Paleoclima para entender el presente. "Me dedico al Paleoclima, que estudia la evolución del clima en periodos de miles de años. Eso da una perspectiva mucho más amplia de la variabilidad que ha experimentado el planeta y ayuda a poner en contexto el cambio climático actual. De hecho, los dos últimos informes del Panel Intergubernamental de Cambio Climático incluyeron un capítulo en Paleoclima (en el que participó como autora principal). Comparamos el clima actual con otros periodos cálidos en que la Tierra tuvo concentraciones de gases de efecto invernadero parecidas a las actuales. El otro aporte importante es la reconstrucción del clima del último milenio. Ese estudio concluye de que las últimas 3 décadas son las más cálidas de las que se tenga registro en los últimos 1400 años en el Hemisferio Norte. Es decir, el cambio climático que estamos viviendo es algo extraordinario y no es parte de los ciclos normales del clima".

Culpas versus responsabilidades. "La mayor parte del CO² que hemos quemado desde el periodo preindustrial en 1850 aún permanece en la atmósfera, porque el CO² demora unos 100 años en desaparecer. Eso produjo debates álgidos de justicia climática: cuál es la cuota justa, cómo se reparte la responsabilidad, cuando hay una deuda histórica de países que llevan 100 años contaminando. Era una discusión un poco estéril, porque Estados Unidos no iba a asumir toda su cuota, que es casi impagable. Varias cumbres del clima fracasaron por intentar imponer cuotas. El Acuerdo de París, en cambio, fue un éxito porque no se impuso desde arriba, sino que cada país decidía y se comprometió con una contribución según sus propias circunstancias. Cuando uno se hace dueño de su propia responsabilidad es distinta la manera de enfrentar la negociación".

La megasequía. "En Chile llevamos 6 años con precipitaciones un 30% menores de lo que estábamos acostumbrados. Las sequías más severas no duraban más de dos años y esta ha durado seis. Es un fenómeno extenso en duración y en espacio, porque cubre desde La Serena hasta Valdivia. Por eso se la ha llamado la megasequía. Además, coincide con la década más cálida de la que tenemos registro. La falta de lluvias y las olas de calor llevaron al aumento extremo de los incendios forestales que vimos este verano. Está ocurriendo lo mismo en el verano del Hemisferio Norte, con enormes incendios forestales en Estados Unidos, Portugal y Australia".

La importancia del agua. "Creo que para Chile el tema más crucial es el agua. La megasequía golpeó muy fuerte sobre todo del Maule hacia el sur, porque esas regiones siempre tuvieron mucha agua, mientras que en el Norte Chico están acostumbrados a que llueva poco. Entonces todo el riego es tecnificado, no se pierde ni una gota. Ahí hay un espacio para aprender de las regiones más secas. Por otro lado, los monocultivos de pinos y eucaliptos en la zona sur están teniendo un efecto muy negativo. Una sequía igual de intensa, pero con bosque nativo no habría tenido el mismo impacto sobre los caudales y, por lo tanto, sobre la disponibilidad de agua, ni tampoco habría sido tan inflamable frente a los incendios forestales. Esas variables exacerban estas anomalías en el clima y se pueden mitigar con una mejor planificación del paisaje".

Maisa Rojas es doctora en Ciencias Atmosféricas de la Universidad de Oxford. Fue autora principal del capítulo de Paleoclimático del 5° Informe del Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático, dependiente de Naciones Unidas y está trabajando en el siguiente. Dirige el Núcleo Milenio Paleoclimático del Hemisferio Sur.