Discutir o tener dificultades como pareja es completamente normal. De hecho, el psicólogo estadounidense John Goodman -quien se ha dedicado a estudiar y observar a parejas para explicar las causas de sus problemas-, señala que alrededor del 69% de los problemas de pareja no tienen solución y tienden a repetirse en el tiempo.
En otras palabras, y considerando que en las parejas los mismos problemas aparecerán una y otra vez a lo largo de su historia, la clave, más que en buscar evitar los enfrentamientos, estaría más bien en aprender a enfrentar esos problemas y evitar decir o actuar de ciertas maneras para facilitar el entendimiento y cuidar la relación.
La comunicación es fundamental en cualquier relación, y aunque la honestidad es clave para mantener la confianza y el respeto, hay ciertas frases que se deben evitar decir a toda costa en una discusión, según recomiendan los terapeutas. No hacerlo podría causar un daño importante en la relación y en la vinculación y, en consecuencia, en el amor en la pareja.
1. “Tú siempre”/ “Tú nunca”
La crítica, entendida como cuando uno se enfoca en hacer un juicio de valor sobre la persona o su forma de ser, sería una de las formas más nocivas. “Tú siempre llegas tarde”, o “Tú nunca me ayudas”, serían ejemplos de críticas que se enfocan en una falla permanente del otro, explica el psicólogo y terapeuta de pareja Jaime Sánchez (@jaimesanchezbarcelo).
“Uno de los problemas de la crítica es que, por un lado, es demasiado global, y a veces es mejor hablar las cosas más puntuales como por ejemplo decir “hablemos de lo que pasó ayer”. Pero no solo eso. Además, al ser tan generalizada, la mayoría de las veces es mentira, porque es poco probable que una persona siempre o nunca haga cierta cosa, o es muy probable que esa persona no se sienta identificada con la acusación”, señala. Agrega también que esto genera en el otro una actitud defensiva que puede producir una escalada de agresividad con la que no se llega a ninguna parte. “Cuando nos sentimos criticados, nuestro cerebro cambia la manera de funcionar y la corteza prefrontal -que es la parte más evolucionada de nuestro cerebro- se pone en modo de pausa y empezamos a funcionar en un modo más primitivo, un modo que se llama de ataque y huida. Entonces, cuando uno se siente criticado entra en un modo de ataque donde se hace más difícil entender el punto de vista del otro”, explica Sánchez. Más que criticar, recomienda quejarse hablando siempre desde los sentimientos, porque de esa manera se podrá evitar que la contraparte reaccione de mala manera. Un ejemplo sería: “Me dio mucha rabia que llegaras tarde”.
2. Burlas, ironías o poner los ojos en blanco
El desprecio es uno de los cuatro “jinetes del apocalipsis en el amor”, según dijo Goodman, y una de las formas de visualizarlo es en interacciones donde el sarcasmo, la burla, la ironía con el objetivo de dañar a la pareja, los insultos o los apodos despectivos, están presentes.
Sánchez explica que es parecido a la crítica, pero de forma exagerada. Un ejemplo sería alguien que habla con superioridad moral respecto del otro, como si no valiera la pena explicarle a la pareja ciertas cosas porque es un caso perdido. “Hay formas más sutiles como cuando estamos hablando de un conflicto y la pareja nos pone cara de desgano cuando queremos conversar, pone los ojos blancos, resopla, o en un lenguaje no verbal te indica que le da lata conversar del tema”, dice. El antídoto para no caer en esto es cultivar el cariño y la admiración, pensando siempre positivamente de nuestra pareja, además de siempre darse las gracias y pedirse las cosas por favor.
3. “Eso nunca ocurrió”
“No es como tú lo recuerdas, eso nunca ocurrió”, son frases que se pueden escuchar en muchas discusiones. La sexóloga y terapeuta de parejas, Eleonora Delgado, explica que “la manipulación emocional socava la confianza y la realidad compartida, minimiza el sentido de la comunicación y genera aislamiento”. Agrega que utilizar este recurso genera confusión, sentimiento de angustia, inseguridad y deterioro de la salud emocional de la pareja, disminuyendo la autoconfianza.
4. “Estás sobre reaccionando”
Invalidar los sentimientos de tu pareja con frases como “estás exagerando” mina la comunicación y la empatía, generando la sensación de desvaloración y desconsideración de los sentimientos, explica Delgado. Lo anterior, provocaría en la pareja desconexión emocional, generado por un sentimiento de falta de apoyo y resentimiento en la relación. Lo mismo ocurre con frases como “cálmate”, o “estás loca”, que lejos de generar el efecto buscado, generan en la otra persona todo lo contrario: es como ponerle bencina al fuego. La sugerencia aquí es más bien decir “te escucho, ayúdame a entender por qué piensas o sientes eso”.
Esta forma de reaccionar también calza con lo que Goodman llama el cuarto jinete apocalíptico: la actitud evasiva. Sánchez explica que si bien es más característica en los hombres, también se da en mujeres, y serían aquellas personas de ponerse en actitud de “muro de piedra”, como se le denomina en inglés: cruza los brazos, desvía la mirada, no parece estar participando de lo que está ocurriendo. Esas personas pueden justificarse en que lo hacen para no agrandar el problema, pero como no lo dicen, la otra persona siente que no le están poniendo atención, aumentando muchas veces la tensión en la discusión y generando peores reacciones. El psicólogo recomienda en estos casos sugerir dejar la conversación hasta ahí y acordar hablar cuando las cosas se calmen.
5. “Deberías ser más como…”
“Esto nunca fue un tema en mis otras relaciones”, o “El marido de mi amiga siempre llega con flores y tú no”. Las comparaciones nunca sacan nada positivo, por el contrario, socavan la autoestima y el sentido de valía, explica la psicóloga Delgado. “Hacen sentir a la pareja que es inadecuada o insuficiente”, indica. Todo esto va generando resentimientos y distancia emocional en la relación, por lo que se sugiere más bien siempre hablar desde uno mismo.
6. “Si seguimos así lo mejor sería terminar la relación”
Dar ultimátums nunca es recomendado en una relación de pareja. “Coaccionan y limitan la capacidad de elección. La pareja se siente presionada, en un estado de sumisión que la puede llevar a sentirse humillada y desvalorada”, dice la terapeuta Eleonora Delgado.