Hizo explotar las redes tras el lanzamiento de su último single, BZRP Music Session #53, dedicado abiertamente a su ex marido Piqué. La tiradera histórica, por si fuera poco, batió todos los record de visitas en youtube y reproducciones en spotify, y se convirtió en número uno en el mundo a la velocidad de la luz. Una declaración artística que desató apoyo, bastante crítica, y no dejó indiferente a nadie. Pero, ya pasado el “terremoto” y la saturación mediática, ¿con qué nos quedamos finalmente? En Paula, tras reposar una semana de la explosión de esta polémica, reunimos las reflexiones de mujeres de diversas áreas para encontrar las lecciones -feministas o no feministas- que nos dejó dando vueltas Shakira.
La rabia femenina todavía incomoda
Parece que ante el dolor solo hay una alternativa para las mujeres: llorar en silencio y permanecer estoicas. ¿Y qué pasa con la rabia? Para la psicóloga clínica Belén López, del @centro_psicologico_lazosynexos, “culturalmente la ira, como expresión afectiva extrovertida, ha sido una emoción censurada en la mujer, siendo considerada como peligrosa, atribuyéndose a lo masculino. A las mujeres nos criaron para ser más sensibles a lo que nos rodea, estando normalizado el hecho de que nos sea más común o incluso fácil la expresión de emociones pasivas, tales como la tristeza y la culpa”. ¿Qué es lo que nos impacta entonces cuando una mujer responde desde la rabia o la ira? Justamente eso: el peso desestabilizador de la ira femenina, dice Belén. “Sobre todo cuando las mujeres estamos asociadas a lo maternal, a la protección, al cuidado y resguardo de los hijos, existiendo para nosotras una presión implícita por contenernos, suprimir nuestro enojo, contener nuestras ganas de llorar, lo que en muchos casos genera consecuencias en nuestra salud mental”. Lo dijo muy bien la activista feminista mexicana Jessica Fernández García, a cargo del podcast Más allá del rosa: “Una mujer que se defiende, disgusta. Una mujer que no se queda callada y peor aun que utiliza su poder y talento para levantar la voz, molesta. Y molesta a muchos. Porque está yendo en contra de las conductas que históricamente nos han condicionado: sumisión y silencio. Porque nos prefieren calladas, guardadas, hablando por lo bajo y en privado. Lavando la ropa sucia en casa y sonriendo ante el mundo, como si nada hubiera pasado”.
La vergüenza no es mía
Para la diseñadora Paty Leiva, creadora de la plataforma @zancada, la lección esencial que le queda tras escuchar a Shakira tiene que ver con dejar de cargar culpas y responsabilidades ajenas. Para eso, inevitablemente, hay que romper el silencio: incomode a quien incomode. “No importa si la canción es buena o mala –o si es mejor o peor que Lemonade de Beyonce o Flowers de Miley Cirus– tampoco si hay marcas o estrategias de marketing involucradas. Lo realmente valioso aquí es dejar en claro que las deslealtades ya no quedan impunes, que se acabaron los silencios pudorosos y que la vergüenza debe recaer sobre quien traiciona y no al revés”, dice. Una reflexión compartida con muchas mujeres alrededor del mundo que también vieron en la decisión de Shakira algo inspirador para todas: dejarle la vergüenza a quien le corresponda. Lo escribió una periodista colombiana del diario El Heraldo, en una columna que la propia Shakira compartió en sus redes: “Hace rato quedaron atrás los tiempos del fariseísmo en los que los trapos sucios se lavaban en casa. Al que le caiga el guante que se lo achante como mejor pueda”.
La industria de la música sigue siendo sexista
Lo ha dicho Taylor Swift hasta el cansancio: cuando una mujer escribe de sus rupturas amorosas se cuestiona su trabajo; cuando lo hace un hombre, nadie repara en ello. Ed Sheeran, Bruno Mars, Bad Bunny, todos artistas pop actuales que escriben constantemente de su vida amorosa y nadie anda haciendo un seguimiento biográfico de esas letras o los acusa de “lucrar” con ello. El mismo Bad Bunny batió también todos los records con Un verano sin ti, que solo habla de desamor, y nadie alza banderas rojas sobre él, al contrario: destacan su genialidad.
Siempre nos van a comparar con otra que lo hizo mejor
Esto se une también al sexismo en la industria de la música, pero se extrapola a todo ámbito. Bastó que Shakira abriera la boca para que los medios comenzaran a compararla con otras mujeres que han escrito canciones de despecho y que supuestamente han tenido más “dignidad” o lo han hecho mejor. Las coincidencias de la vida hicieron que Miley Cyrus estrenara esa misma semana una canción que profesa algo como “puedo amarme mejor de lo que tú puedes”, claramente un mensaje para su ex marido. Las comparaciones no se hicieron esperar; en España el productor y guionista Juan de Val comentó: “Eso sí es empoderamiento. Hablar de ‘la otra’ como la culpable, comparar a una mujer con un coche y presumir de facturar es otro tipo de empoderamiento”. Ella sí, así se hace, es más digna, ¿cuál lo hizo mejor? ¡Ninguna! O las dos, lo importante es que no es una competencia. La periodista cultural Javiera Tapia lo resume bien: “Las ganas de generar competencias imaginarias entre mujeres son más viejas que el hilo negro y creo que a estas alturas, ya nadie las toma en serio. En el caso de estas dos canciones, es un clickbait absurdo a partir de que ambas fueron publicadas el mismo día. El amor y todos los estadios de él, todos los sentimientos que puede generar, son experiencias infinitas y todos los artistas, a lo largo de la historia, han pasado por ellas para crear obras”.
Dejen a las mujeres facturar en paz
Que su gran amor es el dinero, que solo le interesa lucrar, que es la reina del capitalismo… Sí, las ganancias de Shakira se dispararon. Dicen que con solo las tres canciones en las que ha hecho referencia a Piqué, Shakira ha facturado más de 15 millones de dólares. ¿Qué tiene de malo? Parece que la ambición a las mujeres no les es permitida. Un dato importante a recordar y que lo dijo hace unas semanas la abogada Francisca Bravo en Paula: en la mayoría de los casos estar en pareja enriquece económicamente al hombre y empobrece a la mujer. Lo comprueba también la periodista Titiou Lecoq, en su libro La pareja y el dinero: estar en pareja perjudica la salud financiera de la mayoría de las mujeres, ya que por lo general son ellas las que se postergan laboralmente por la crianza, sobre todo en Latinoamérica. Ok, no será Shakira el caso más representativo de esta brecha, pero si quiere facturar tras una separación, en vez de quedarse llorando, que lo haga por las que no pueden.
Ojo con lo que esconde la “preocupación” por los hijos
¿Acaso no piensa en sus hijos? Es uno de los principales reproches tras escuchar el tema, una preocupación que a la psicóloga Bernardita Hiriart, del @centro.espaciopalabra le causa, por decir lo menos, sospecha. “¿Realmente es genuina la preocupación por los niños? ¿Bajo la preocupación por los niños, puede tal vez, disfrazarse el hecho de no tolerar que una mujer exponga públicamente aspectos de su vida privada? ¿O se esconde quizás el no tolerar ver fragmentada la imagen de buena esposa y buena madre impuesta por nuestra sociedad? ¿Es realmente preocupación por los niños?”, se pregunta. “Cuando hemos escuchado otras canciones, de otros artistas, que sostienen y avalan la cultura del machismo e incluso la cultura de la violación, ¿pensamos tan fervientemente en quienes serían los niños de esos cantantes y qué impacto puede tener en ellos esas canciones?”, son las interrogantes que le quedan dando vuelta a Bernardita tras escuchar aquella crítica. “A las mujeres que son madres se les permite menos expresar ciertas emociones mal llamadas ‘negativas’, por todo lo que la sociedad espera de ellas según un ideal materno, y también porque existe la creencia de que no expresar ciertas emociones frente a nuestros hijos sirven para ‘protegerlos’. Esto es un mito. Los adultos somos los principales referentes de nuestros hijos a la hora de educarlos desde el punto de vista emocional. Según cómo nos vean enfrentar y transitar nuestras propias emociones, ellos irán aprendiendo a modular las suyas. Y existe un amplio rango de emociones, incluidas la ira y la rabia”, agrega.
Expresar rabia hacia otra mujer no me hace más o menos “sorora”
La revista Cosmopolitan en España publicó una carta abierta que criticaba a Shakira por irse contra Clara, la nueva novia de Piqué, en la letra de su canción. “Rebajar a las mujeres a simples coches y relojes, o simplemente atacar al género femenino ‘por haberte robado a un hombre’ ya no se lleva”, le dijeron abiertamente, a la que algunas líderes feministas también se sumaron, reprochándole su falta de “sororidad”. ¿Significa sororidad no hablar nunca mal de otra mujer? La fundadora de Mujeres que no fueron tapa, un proyecto que tiene entre sus objetivos “mostrar la forma en la que la cultura masiva reproduce y construye estereotipos de género y mandatos”, aseguró al medio TELAM que “le piden a Shakira sororidad, pero hay una confusión con estos conceptos, la sororidad no es que tenemos que ser buenas con todas las mujeres, aún con las que nos traicionan o las que nos hacen daño, si es que es así”. No, ser sorora no te inhabilita a expresar tu rabia contra otra mujer y hacerlo no te hace más o menos feminista.
¿Todo empoderamiento personal es una causa feminista?
Esta queda en interrogante porque la lección también es esa: aprender a cuestionarnos y reflexionar qué es y qué no es feminismo. Para algunas sí, porque le abre camino a otras mujeres para que no guarden silencio, pero para otras hay que tener ojo con catalogar todo de feminismo, porque termina por quitarle sentido y fuerza al movimiento. La periodista Julia Mengolini, directora de la emisora Futurock y reconocida feminista, lo dijo en su Instagram en un texto sobre la canción: “No cualquier actitud de poder de una mujer es un acto feminista. Para que sea una actitud feminista tiene que necesariamente ser algo que nos empodere a todas. No todo acto de poder individual que empodere a una mujer es un acto feminista. Si cualquier expresión femenina es feminismo, nada (o todo) es feminista. Y nuestro cuchillo se queda sin filo ni fuerza”. ¿Es la canción de Shakira una expresión del feminismo? Es un debate que quedará dando vueltas. Pero de que puso temas de género sobre la mesa, los puso.