Paula 1200. Sábado 21 de mayo de 2016.

Mientras se discutía la Ley de Aborto, revista Paula se propuso averiguar qué estábamos haciendo como país por las menores de edad de escasos recursos embarazadas, o ya madres, cuyo hijo o hija es fruto de una violación. Así llegamos a los llamados hogares de protección para madres adolescentes, un programa dependiente del Sename, y comenzó nuestra investigación.

El reportaje iba a ser publicado en la edición de Paula del 12 de marzo pasado, pero pocos días antes de su divulgación fue censurado.

Cuando la directora del Hogar Refugio de la Misericordia se enteró de que habíamos recibido un video que mostraba una golpiza sufrida por una de las niñas a vista y paciencia de las encargadas de cuidarlas, quienes permanecieron impávidas, interpuso cinco recursos solicitando la prohibición de informar. Todos los jueces los rechazaron, excepto dos del Primer Juzgado de Familia de Santiago, que acogieron la solicitud.

Ante ese atentado contra la libertad de expresión, interpusimos un Recurso de Protección ante la Corte de Apelaciones, que el 29 de abril pasado falló en forma unánime a favor de la revista.

La sentencia fue contundente. Señala que la prohibición de informar fue arbitraria e ilegal y que la directora del hogar (quien ya no sigue en su cargo) "más que intentar la protección de la vida privada de las niñas internas, procuró silenciar las condiciones materiales en las que se desarrolla, en la práctica, la oferta pública de protección que ofrece el Estado de Chile a las adolescentes embarazadas".

Por supuesto que el fallo y la restitución del derecho a la información nos alivia y nos alegra. Pero el episodio, y todo lo sucedido –y conocido– en el intertanto, nos deja un sabor muy amargo.

La historia de Sonia, la protagonista principal de nuestro reportaje (su nombre ha sido cambiado), es dramáticamente parecida a la de Lissette, la niña que falleció el 11 de abril en otra dependencia del Sename. Ambas provienen de familias pobres, disfuncionales y han crecido a la sombra de los golpes y las drogas. Ambas sufrieron abuso sexual por parte de un familiar cercano. Lissette murió a los 11 años. Sonia se convirtió en mamá a los 15. Mientras la justicia comenzaba a investigar las causas del paro cardiorrespiratorio de Lissette, Sonia se fugaba del Hogar Refugio de la Misericordia, agobiada por la soledad y la violencia.

Hay cien mil niños vulnerables en manos del Estado actualmente. ¿Queremos para ellos una vida como la de Lissette o la de Sonia?

Constanza López

Directora

Revista Paula

Lee aquí el fallo judicial.