Martina Cerda Castro (12)
"Desde pequeña me daba vueltas la idea de ser vegetariana. Nunca me gustaron mucho las carnes rojas y algo sabía del maltrato que sufrían los animales en la industria ganadera, pero fue finalmente este año que lo decidí", dice Martina, quien está en séptimo básico. Hay muchas causas que la motivan, como el no consumo de animales o productos derivados de ellos, y el feminismo. "Me gusta porque es un movimiento colectivo que va en beneficio de todas las mujeres. Lamentablemente nos tocó luchar por nuestros derechos, pero aunque haya sido así no debemos bajar los brazos. Creo que mi generación está mucho más consciente de esto, y estoy orgullosa de eso; de que tengamos una mente más abierta. Sueño con que las mujeres tengamos total libertad de hacer con nuestras vidas lo que queramos, que no tengamos miedo, que podamos amamantar en público, que no haya diferencias de oportunidades. Espero que, en el futuro, ya no tengamos que estar luchando. Que no sea tema".
Ignacia Tapia Pluma (10)
Ignacia vive en Cerro Navia. Está en quinto básico y es vicepresidenta y secretaria de su curso. "Me preocupa el bullying. No me gusta que niños y niñas se burlen de otros, que hagan daño psicológico y físico, por eso nuestra propuesta como directiva fue parar con los abusos". Además, Ignacia participa de un concejo municipal junto a otros niños y niñas. "Ahí le contamos al alcalde lo que sentimos y queremos. Le transmitimos la necesidad de áreas verdes seguras y limpias, más juegos en las plazas para que nos den ganas de salir y estar menos tiempo con los celulares, y actividades para motivar la lectura y la cultura", dice. Frente a los hechos ocurridos en la última semana, también tiene un mensaje: "Está bien que la gente proteste, pero no me gusta que empiecen a pelear entre ellos. Está bien expresarse, pero no con violencia. Las cosas no se solucionan así".
Faenza Jean Pierre (10)
Faenza llegó a Chile desde Haití con su papá, cuando tenía 6 años. Al comienzo su mamá se tuvo que quedar allá por trabajo, pero hace dos años se reunió con ellos. "Lo primero que me sorprendió cuando llegué fue que acá se puede usar la electricidad cuando uno quiere. En Haití funcionamos en gran parte con paneles solares, y solo ocupamos la electricidad de noche, cuando es necesario", dice. Nadie de su familia ha regresado a Haití desde que llegaron, pero Faenza siente que va a tener más posibilidades de estudiar y hacer lo que quiere estando acá; en un futuro le gustaría ser azafata o pediatra, porque le gustan mucho los niños. Pero además de eso espera tener una mejor vida. Sus papás trabajan duro casi todos los días, y aun así los cinco integrantes de su familia viven en una pieza. Sus papás y su hermano menor comparten una cama, y Faenza y su hermana, otra. "Si alguien me pregunta, me considero chilena. He sentido un par de veces que algunos compañeros en el colegio me molestan por verme diferente, pero no les presto mucha atención. Sé que no es algo personal conmigo y que si ellos fueran a vivir a otro país también se tendrían que enfrentar a este tipo de situaciones. En Haití muchas personas han dejado de perseguir sus sueños porque es muy difícil lograrlos. Siento que aquí yo puedo cumplir los míos".
Selena Pérez Silva (10)
"Pienso que al ser una niña trans generalmente voy a tener que enfrentarme a ciertos obstáculos, por eso lo mejor es hablar de lo que nos pasa, si no cargamos con un peso al ser alguien que no queremos ser. Tengo claro que hay gente que no está de acuerdo con la manera en la que vivo, pero es su opinión y me lo tomo como una más entre muchas otras que quizás sí lo entienden. Creo que lo más importante para las niñas y mujeres como yo es que nos hagamos ver, que le digamos al mundo que somos más que un cuerpo o un nombre, que somos personas. Bastante seguido me pasa que adultos me dicen 'no se te nota nada', y yo pienso: ¿qué es lo que se me tiene que notar? En cambio a los niños no les importa, son mucho más respetuosos. Ahora que hay gente luchando por un futuro mejor, mi sueño es que haya más respeto. Que no existan las diferencias".
Huixin Li (12)
"Nací acá y me siento muy chilena. Sin embargo, en mi familia se mantienen ciertas tradiciones propias de la cultura china. Es cosa de entrar a mi casa y ver que la decoración es muy diferente; mi abuelo es calígrafo y mi tío es pintor, y ambos tienen una visualidad muy oriental. Varias de sus obras están repartidas en mi casa. Comemos comida china y celebramos ceremonias típicas. Además, mis papás -que llegaron a Chile hace más de 15 años por trabajo- hablan en cantonés entre ellos, y yo estoy estudiando el chino mandarín. No sé qué quiero hacer cuando grande, pero siempre me han gustado las manualidades y el arte. Cuando estoy sola pinto, y creo que lo más probable es que termine haciendo algo que tenga que ver con la creación. Aparte de pintar y escuchar música, me informo por el celular. Por lo que he visto en las redes sociales siento que las noticias no han mostrado todo lo que está pasando en el país. Creo que la gente está cansada y quiere justicia, y me gustaría que sigan expresando su tristeza hasta que algo cambie. Todas las personas tenemos una voz, y ahora podemos hacer que la escuchen".
Emilia Suárez (11)
"Cuando era guagua mis papás se separaron y mi mamá se casó de nuevo. Tengo dos hermanos más chicos que son gemelos y que son hijos de mi mamá y de Ricardo, su marido. Hace dos años mi papá se casó con David. Me acuerdo que ese día, después de la ceremonia, celebramos todos en la casa: mi mamá, Ricardo, mis hermanos, David, mi papá y yo. No recuerdo que mis papás alguna vez se hayan llevado mal o hayan peleado. Entre todos somos una familia. Cuando nacieron mis hermanos, David y mi papá estaban en la clínica, y mi cumpleaños, que es en septiembre, lo celebramos juntos. Una vez cuando tenía 4 años le pregunté a mi papá si tenía polola y me dijo que no, pero que tenía un pololo. Pienso que si una mujer tiene una polola o un hombre tiene un pololo no es algo importante. Creo que lo más importante es que se quieran. A mí nunca me han dicho algo porque mi papá esté casado con un hombre. Mis amigas en el colegio lo saben porque nunca tuve miedo de decirlo. Para nadie en mi curso fue una sorpresa".
Sofía Dorta (12)
“Cuando estaba en tercero básico, en mi colegio nos enseñaron Scratch, un programa muy básico para aprender lo que es el pensamiento lógico. Ahí fue cuando me di cuenta de que quería saber más. En un sitio de internet encontré un libro en versión PDF que era muy bueno para aprender Javascript, que es el lenguaje de programación, y continué hasta que aprendí a hacer páginas web. En el futuro me gustaría introducir a los niños en la programación porque en estos momentos casi ningún colegio te permite hacerlo. Si realmente queremos introducir a los niños en la tecnología necesitan cursos de programación. También quiero hacer cursos de seguridad en internet, ya que va a ser un tema muy importante para el futuro. Actualmente estoy desarrollando una empresa llamada Code Classroom, donde niños y personas interesadas en tecnología puedan aprender sobre esta área. Me apasiona mucho crear y también los lenguajes, y por eso quiero estudiar lingüística”.