Paula 1202. Sábado 18 de junio de 2016.
Son los artistas fundacionales, como evidencia el título de la exhibición. Fueron los encargados de traducir a imagen el espíritu que impregnaba al Chile de mediados del siglo pasado. En esculturas y pinturas estos artistas expresaron su mirada sobre un contexto emergente, donde comenzaban a sonar voces progresistas y a mezclarse las estéticas y discursos de la postguerra, que influenciaron versiones locales de tendencias europeas, como la abstracción, el formalismo y el surrealismo. Pero también eran actores de un Chile que, desde su juvenil Estado, se empeñaba en una cruzada utópica de nacionalismo republicano, promoviendo la afirmación de su identidad cultural.
Inés Puyó - Maternidad.
Marta Cuevas - Figura.
Aída Poblete - Figura.
La gran mayoría de los artistas que ahora se exhibirán en el Mac (y cuyas obras son parte de la colección) expusieron cuando el museo se abrió, en 1947, bajo la dirección de Marco Bontá, y fueron elegidos por ser representantes ilustres de su época: no solo produjeron obras, sino que, además, se involucraron activamente en el naciente sistema de enseñanza y exhibición pública del arte del momento. Pero, a pesar de su peso histórico, siguen siendo poco conocidos para el grueso del público.
La exhibición que pronto inaugura el Mac, despliega más de 100 piezas. El director del museo, Francisco Brugnoli, destaca el protagonismo de las artistas mujeres, que fueron creadoras muy activas en el Chile de los 40 y 50. "Estoy maravillado con obras de mujeres que he vuelto a mirar ahora, como las de Marta Cuevas, Inés Puyó, Olga Cáceres o Susana Mardones", señala. Bajo el título Fundacional, la muestra nos vuelve a situar en el momento más energético de la alianza entre el Estado, la universidad pública y el arte. Maestros de la escultura nacional como Abelardo Araya y Samuel Román conviven en esta muestra con artistas que también participaron activamente en la consolidación de un sistema de arte chileno, siendo fundadores y profesores de escuelas de arte universitarias, como Ricardo Santander y Guillermo Mosella. A esto se suman piezas muy especiales de autores que siguen despertando la curiosidad, como Ramón Vergara Grez, quien en los años 50 se convertiría en figura capital de la vanguardia geométrica chilena. Fiel al hito histórico de su fundación, la exhibición contempla obras de extranjeros que también participaron en el evento inaugural, como la de la mexicana María Izquierdo, cuya obra fue donada por Neruda al museo.
Armar la muestra ha requerido de un arduo trabajo de recuperación y restauración, considerando los avatares que le ha tocado sufrir al Mac –ubicado en el Parque Forestal, detrás del Bellas Artes– que, en otras cosas, fue cerrado tras el terremoto de 1985, reabriéndose en 1992 y operando con una infraestructura muy frágil, hasta que recién fue reparado durante el gobierno de Lagos. "Cuando yo asumí el museo en 1998, me mandaron un informe de Obras Públicas diciendo que se podía caer en cualquier momento. Desde entonces comencé a señalar la necesidad de que se reparara y también he estado luchando para que tengamos un presupuesto digno, que nos permita, entre otras cosas, poder comprar y conservar obras que completen y enriquezcan la colección", explica Francisco Brugnoli, quien tiene 80 años de edad y lleva 18 a cargo de la institución.
El director del museo, Francisco Brugnoli.
Celebrar el aniversario de la fundación es, para él, ir al inicio y al final del círculo. Se trata de un museo que surge bajo el alero de la Universidad de Chile, una de las primeras universidades de Latinoamérica (fundada en 1842) y fue concebido como el brazo armado de la educación cultural de la nación. Pero, con el tiempo, sufrió de un progresivo abandono por parte del Estado, tal como lo ha señalado Brugnoli en diversas oportunidades. En efecto, la dictadura desmanteló a la universidad pública, que nunca más recuperó su histórico prestigio y liderazgo. A pesar de todo, el Mac, como institución universitaria, logró sobrevivir y realizar muchos proyectos, también aumentó su acervo de obras –cuenta con más de 3200, la mayoría donadas– pero tuvo que seguir luchando contra la precariedad.
Esta exhibición de época es la primera con que inicia la celebración de sus 70 años de existencia, que se cumplen el 15 de agosto del próximo año. En la ocasión, el museo desplegará obras adquiridas desde los años 90 hasta ahora.
La muestra fundacional, nos traslada al imaginario de los efervescentes años 40, que fueron gravitantes en el desarrollo cultural chileno y en el paso de una sociedad tradicionalista a una más crítica y heterogénea.
Brugnoli anuncia que ha elegido esa simbólica fecha para abandonar su cargo, dentro de poco más de un año: "Hago la cuenta pública, satisfecho de lo que pude hacer, como incrementar el acervo de la colección y realizar importantes exhibiciones. Pero también frustrado de lo que no pude lograr, como conseguir una estabilidad financiera que permitiera planificar proyectos de largo aliento y que el museo tuviera un edifico acorde a sus funciones y a su misión", confiesa. "Pero me voy en 2017, porque un director de museo no puede tener más de 80 años".
María Tupper - Obsesión.
Ximena Cristi - Balcón.