Paula

Los Busca Personas

Cuando se pierde gente en territorios difíciles, como en el desierto o en la montaña, se activa la alerta del grupo K-Sar Chile, que integran 11 voluntarios y seis perros. Son especialistas en búsquedas de personas perdidas en áreas abiertas y han participado de rescates famosos como los soldados de Antuco, el terremoto de 2010 y los aluviones del norte. Paula los acompañó a un rastreo al interior de la cordillera de Lago Ranco. Y esto es lo que pasó.

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Mientras camino a tientas por el bosque quisiera sentir como Katrina, la pastora belga mestiza de 9 años. Poder reconocer, dentro del vendaval de aromas húmedos de hongos, estiércol, plantas, árboles, frutos, animales, sangre, huesos y yerbas, el rastro de un hombre que pasó y que todos buscan: Ruperto Jaramillo de 76 años, que tiene alzheimer.

En cambio, apenas me abro paso entre el espeso follaje.

Carabineros del retén fronterizo de Riñinahue al interior de Lago Ranco en la Región de los Ríos, bomberos de Lago Ranco, miembros del Gope y la PDI de Valdivia, y vecinos del lugar, miramos y hurgamos machete en mano. Pero nada.

Las perras Katrina y Cloe del grupo K-Sar Chile ven más allá. Algo las inquieta. Levantan la nariz hacia un pequeño barranco donde corre el río Los Venados. Van y vienen. Mueven la cola, saltan, olfatean, se agitan.

Luis Romero (36), sicólogo y voluntario de K-Sar, sabe interpretar el comportamiento de la perra Katrina, de 3 años. Katrina y Cloe, la pastora alemana gris entrenada por Karina Salas (34), están certificados por la IRO, la Organización Internacional de Perros de Rescate reconocida por las Naciones Unidas.

El grupo K-Sar ha participado en rescates famosos como los soldados de Antuco, el terremoto de Pisco, en Perú, los aluviones del norte y el reciente alud de la Villa Santa Lucía. Y una veintena de extravíos que no salen en la prensa. Gente que se pierde y nadie busca.

Este es uno de esos casos. El concejal de Lago Ranco Miguel Ovando les pidió que vinieran y ellos trajeron a las perras para hacer una búsqueda durante tres días.

Ruperto Jaramillo se perdió a los pies del volcán Puyehue, en el Cordón Caulle, casi en la frontera con Argentina. Unos turistas de Temuco, que vieron al anciano caminando, lo llevaron a dedo desde Lago Ranco y lo dejaron 76 km al interior de la cordillera. "Por hacer un bien, nos vimos envueltos en una tragedia", dicen, ya que desconocían que el hombre sufría de alzheimer.

En el sitio donde lo dejaron hay solo ríos e intrincados bosques de coihue. La temperatura es gélida y el barro y la lluvia lo complica todo.

-Si la perra estuviera segura que está ahí, ladraría -dice Luis Romero con el agua hasta las rodillas-en el río Los Venados.

Katrina se mueve inquieta. Se nota que tiene ganas de ladrar, pero no lo hace. Se toma en serio su trabajo.

***

En Chile hay pocos perros buscapersonas. Y menos aún en zonas abiertas, campo, montaña o desierto. Los perros de las policías y los bomberos no tienen entrenamiento tan especializado.

Fredy López, uno de los fundadores de K-Sar (Kennel Search And Rescue), tras 20 años en el Cuerpo de Socorro Andino (donde llegó a ser su director) comenzó a interesarse en los perros cuando vio un grupo de rescate colombiano.

-Trabajaban con perros en la montaña. No eran solo adiestradores que llevaban sus perros, sino también rescatistas de montaña. Que son dos técnicas bien distintas. Así que quisimos copiar la idea y en Socorro Andino empezamos a formar el grupo el año 2003 junto a Catalina Valencia y Víctor Troncoso que eran rescatistas de alta montaña y Gerardo Donoso, que era adiestrador.

Hoy solo permanece Fredy en K-Sar. Comenzaron a entrenar las perras Auca, Kim y Kika.

-Auca… solo le faltaba hablar por teléfono. Trabajó 13 años buscando personas -dice Fredy.

La primera operación fue recién en 2005, cuando buscaron una niña perdida en la ribera del río Mapocho en Peñaflor.

-¿La encontraron? -le interrumpo ansioso.

-No, lamentablemente. Pero ayudamos: descartamos grandes zonas, eso es lo importante.

Un grupo de 20 personas demora hasta varias horas en descartar una superficie como una cancha de baby fútbol cubierta de escombros o vegetación espesa. Un perro, en cambio, lo hace en 20 minutos. Y con un alto grado de certeza.

En mayo de 2005 fueron a la tragedia del volcán Antuco. Las perras Auka y Kim encontraron los cuerpos del sargento Menares y un conscripto.

Después buscaron a un excursionista en Cabo de Buena Esperanza en Punta Arenas. Otra joven en Yerba Loca. Muertos en el terremoto de 2010 en Constitución, un perdido en los cerros de Laguna Verde… y otros 44 casos más.

-Tú puedes ser un adiestrador capo y tu perro un as buscando personas -dice Fredy- pero tienes que pensar que hay que sacar a la persona de ahí. Ayudarla. Encamillarla. Orientarte en la montaña. Sobrevivir tú, el perro y la víctima…

Raúl Córdova, otro voluntario, llegó a estar 8 días solo en la cordillera en Copiapó siguiendo con su perro el rastro de un pirquinero extraviado. Había agotado su agua y sus provisiones. Casi a punto de desfallecer, Carabineros lo sacó del lugar. El minero había aparecido deshidratado por otro lado.

-En Yerba Loca, tras una excursionista perdida me quedé una vez sin lintern -dice Fredy-. Me metí a unas vegas. Casi me caigo al río. Estaba solo. Sin radio. ¿Y qué haces ahí? No por ayudar, te vas a convertir en otro problema…

Por eso K-Sar cada año hace el curso de básico de Búsqueda y Rescate en Áreas Abiertas BRAAK. Es famoso entre los grupos rescatistas chilenos. Es una dura experiencia que incluso toman algunos extranjeros. Este año acudieron bomberos, dos militares, dos PDI y aspirantes a rescatistas de K-Sar.

Practican técnicas de caminata, descenso de cerros, traslado de enfermos en camillas por laderas, aseguramiento con cuerdas. Aplican técnicas de sobrevivencia, viviendo el curso con alimentos racionados y durmiendo en refugios precarios.

A la segunda noche de martirio, los dos miembros de la PDI (que fueron como particulares) se rebelaron. Otros bomberos tiraron la esponja. No querían seguir sufriendo.

Para rematar, a las tres de la mañana de esa noche, Fredy López y los otros instructores los despertaron. Trasladaron a cada uno al medio del bosque con los ojos vendados y los dejaron ahí. Con la orden de no moverse ni gritar.

Y recién ahí quizás, en medio de la soledad y el frío de la noche, comprenden el summum del curso. Se sienten igual de desvalidos que una verdadera víctima perdida en la montaña: cansados, impotentes, sin fuerzas. Mientras los rescatistas pasan al lado suyo sin verlos ni oírlos. Algunos echando tallas. O queriendo irse a sus casas.

Al finalizar la noche, cuando ya están al borde de perder la esperanza, los van a buscar. En silencio, les tocan el hombro.

-Hola, soy rescatista. Vengo a ayudarte…

Algunos ya no daban más. La mujer PDI bajó llorando. Un bombero también. Todos tiritaban de frío. Muchos estaban a mal traer.

Cuando buscamos a Ruperto Jaramillo recuerdo de inmediato esa experiencia terrorífica del BRAAK. El anciano lleva varias noches perdido en medio del bosque. Desorientado, desabrigado, cansado. Prefiero pensar que quizás otra camioneta lo bajó de la montaña. Porque cae sobre nosotros otra noche negra plagada de estrellas frías y no lo encontramos.

***

Los perros buscapersonas son una tradición europea. Los San Bernardo suizos que hacen rastreos en las avalanchas son un clásico desde comienzos del siglo XX. Los collies y pastores alemanes entrenados para buscar heridos en los escombros de la Segunda Guerra Mundial, otro clásico.

En América Latina recién en los 90 la Cruz Roja en México usó los primeros perros para buscar sobrevivientes en catástrofes. Y en Chile, K-Sar en el año 2003. Pero más que buscar cadáveres, se especializan en buscar personas vivas: "Buscamos vidas" es su lema.

Cada miembro del grupo tiene una historia de cómo despertó su ADN de voluntario: Raúl, porque vivió una frustrante operación rastrillo cuando joven buscando una niña asesinada. Luis, cuando se incendió la casa de su vecino a los 12 años y su madre no paraba de llorar. Karina porque es paramédico. Fanny porque es veterinaria. Fredy, rescatista de montaña.

Los perros, a su vez, también parece que supieran que ascendieron un peldaño desde simples mascotas. Katrina se vuelve ansiosa cuando la sacan al campo. Cloe parece feliz cuando ve su apor (juguete-señuelo) cerca de las camionetas.

En la cordillera no se confunden con otros olores. En medio de los bosques ponen su aguda nariz al viento y todos esperan que ladre. Aunque hay otras técnicas de rastreo, los perros de K-Sar, trabajan por venteo: levantan la nariz y escudriñan el cono de aromas en busca de olores humanos. Y de vuelta reciben de premio su juguete.

-El perro en el fondo está jugando -dice el voluntario y adiestrador Mario Rojas-, busca su juguete. Y lo premiamos cada vez que encuentra una persona.

Sin embargo, hay reglas. Un perro no pasa la certificación IRO si toca a la víctima. O si ladra a destiempo.

-Tampoco cuando no puede trabajar con otro binomio -dice Rojas. Un binomio es la dualidad guía-perro. Un perro debe trabajar con cualquier guía de la organización.

A la cordillera de Lago Ranco llegó el binomio de Luis Romero-Katrina y el de Karina Salas-Cloe. Y también Fanny Algaze (41), veterinaria como apoyo logístico.

Cada uno vive con su perro. Lo alimenta y lo cuida. Y día a día refuerza sus comportamientos. Tienen, además, una mochila de sobrevivencia lista para partir en cualquier momento.

Es extraño pensarlo pero Karina sacrificó unos días libres en el hospital donde trabaja para ir a esta búsqueda. Luis Romero, sus vacaciones. Sacrifican también una buena parte de su presupuesto y su tiempo. Traslados, comida del perro, equipamiento. No tienen ningún aporte del Estado. Cero.

***

-Hay una cierta moda por ser voluntario rescatista. Hasta hace 15 años la única forma de ser voluntario en una catástrofe era ser bombero. Hoy la cosa es más amplia -dice Fredy López.

Está la conocida filial de Los Topos, que desde el 2010 rastrean sobrevivientes en derrumbes. Los SarChile, infantería buscapersonas. El más antiguo, Cuerpo de Socorro Andino; los Ucra de Antofagasta; los Usar de Bomberos especialistas en rescate urbano y terremotos; los Dron Chile (que rastrea áreas extensas con artefactos), los Grina, Grupo de Rescate e Intervención de Montaña. Tras el desastre de la mina San José surgieron varias unidades de rescate minero en el norte chico. También los Girca, grupo internacional de rescate canino Arcón; la Unidad de Rescate de Atacama, que ya no existe. Etc.

-No soy quién para decirlo, pero también está lleno de seudo rescatistas -dice Fredy. Y explica que hay poca disciplina, escasa preparación, falta de perseverancia.

Para los grupos de rescate voluntarios hubo un antes y un después cuando dos jóvenes universitarios, Vicente Charpentier y Joaquín Castillo, se perdieron en el cerro Provincia en octubre de 2016 por La Reina. Cuando llevaban cuatro días desaparecidos y tras una noche de nieve, sus amigos hicieron un llamado para que fueran voluntarios a la búsqueda.

Llegaron todas las organizaciones.

-Casi 300 personas. Hubo grupos que llegaron con niños de 16 años en shorts. Otros sin agua ni provisiones. Y otros, con más voluntad que condiciones para subir montaña. Porque el cerro come piernas -cuenta Fredy.

-¡Yo bajé siete kilos en cuatro días de rastreo! -dice Raúl Córdova de K-Sar-. Los perros otro tanto.

Tras 12 días de búsqueda agotadora, los encontró muertos la Fach comparando fotos con precisión de 5 centímetros cuadrados.

***

Al tercer día de búsqueda en la cordillera de Lago Ranco, en aquel barranco que inquieta a las perras, los lugareños dan con la manta de Ruperto Jaramillo cerca de donde corre el río; es una prueba de que estuvo ahí. Se la entregan a su Fabiola, la hija de Ruperto, y la recibe como los huesos de un santo.

No se encuentra nada más. Lo que da una extraña sensación de esperanza y decepción.

-Se siente desilusión no encontrar a la persona -dice Karina empacando a Cloe en su canil de regreso a Santiago-. A veces es peor para los perros. Se frustran. Se taiman. Quieren su juguete y su premio por encontrarlo.

El 24 de enero fueron requeridos por el Gope para ubicar a un hombre en el Cajón del Maipo. Había dejado su auto en el puente sobre El Colorado y nadie sabía nada.

Ese mismo día, los binomios José Mendoza-Cloe y Gerardo Donoso-Madonna, buscaban personas en el aluvión que borró Villa Santa Lucía en Palena.

Luis Romero, como se quedó en Santiago, fue al Cajón del Maipo con Katrina. Tras una hora y media de rastreo, se mostró inquieta en un islote. Cruzaron el Maipo con el agua hasta la cintura. Ahí estaba el hombre, cubierto de fango.

-Mientras los familiares reconocían el cuerpo y el Gope levantaba el cadáver, Luis le lanzó la pelota kong a Katrina, su merecido premio.

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