Los números de la violencia obstétrica

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El primer contacto físico de una madre con su hijo o hija es un elemento fundamental no sólo en el vínculo entre ambos sino también en su desarrollo. De ahí, que la recomendación tanto del Minsal como de la OMS sea propiciar un contacto superior a 30 minutos tras el parto, lo que entre otras cosas estimulará la lactancia y la prevención de la hipotermia. Sin embargo, lejos de este ideal, de acuerdo a los resultados de la Primera Encuesta sobre el Nacimiento en Chile (Observatorio de Violencia Obstétrica, 2018), en más del 80% de los partos ocurridos en el país entre 2014 y 2017 esto se vio restringido.

La encuesta refleja las experiencias de más de 11.000 mujeres que tuvieron partos o cesáreas en Chile entre los años 1970 y 2017 tanto en el sistema público como privado, y da cuenta también de otras prácticas que entran en la categoría de violencia obstétrica, ya sea porque se alejan de las recomendaciones de los organismos expertos o porque implican una vulneración a los derechos de las mujeres antes, durante o posterior a sus experiencias de parto. Así, esta realidad nos lleva a reflexionar y preguntarnos respecto a la manera en que se trata a las madres y sus hijos/as en el momento del nacimiento.

En este sentido, la encuesta nos muestra que las mujeres han sido objeto de diversos procedimientos que son contrarios a las recomendaciones y que tienen como objetivo apurar el nacimiento: en el período de 2014 a 2017 el 48.5% de las mujeres encuestadas recibió medicamentos para acelerar el parto, en el 42.5% de los casos se realizó episiotomía -un corte en el cuerpo de la mujer para agrandar el canal de parto- y en el 29.4% de los casos se realizó la maniobra de Kristeller, que consiste en apretar el vientre con los codos para apurar la salida del bebé. Por otra parte, las cesáreas constituyen un 39.9% de los nacimientos en la muestra del sistema público y un 56.7% del sistema privado, en circunstancias que la recomendación de la OMS es que este procedimiento no supere el 15% de los nacimientos.

Junto con estas prácticas, las mujeres encuestadas también manifiestan haber recibido malos tratos por parte del personal de salud en un momento tan importante como es el nacimiento de un hijo. Estas situaciones tienen mayor prevalencia en hospitales públicos que en el sistema privado, y las mujeres con menor nivel educacional y de menor edad son quienes están más expuestas a recibirlos: en el período 2014-2017, el 43.2% de las mujeres que se atendieron en el sistema público y el 20.2% de quienes se atendieron en el sistema privado reportó haber experimentado falta de respuesta ante dudas, omisión, desatención o acallamiento; por su parte, la falta de empatía frente al dolor de la mujer fue reportada en el 36.1% de los casos del sistema público y en el 10.7% de los casos del sistema privado. En la misma línea, el uso de lenguaje infantilizador fue experimentado en el 30.1% de los casos del sistema público y el 12% de las mujeres atendidas en el sistema privado, y el trato con amenazas fue 4 veces mayor en los hospitales que en las clínicas.

Al acercarnos al Día de la Madre, vale la pena que nos preguntemos cómo las estamos tratando en un momento tan determinante como el nacimiento de un hijo o hija. La deshumanización de un proceso tan humano como es el nacimiento en función de criterios económicos o de eficiencia del tiempo, y los malos tratos - amenazas, humillaciones, burlas- son prácticas que como sociedad no podemos tolerar ni avalar.

Velar por un adecuado desarrollo físico y emocional, tanto en las mujeres como en la infancia, nace en un trato dignificante y acogedor en todas sus etapas. Ninguna persona, y en particular ninguna madre debe ser víctima de violencia en ninguna circunstancia, menos aún cuando se acerca al sistema de salud para dar la bienvenida a su hijo o hija al mundo, pues también ellos merecen que el momento de su nacimiento se dé en las mejores condiciones posibles, donde primen el respeto, la empatía y la humanización.

En este Día de la Madre, regalémosle a las mamás el compromiso con un mundo donde todas puedan sentirse seguras y donde la llegada de un nuevo ser humano al mundo nunca se vea empañada por recuerdos dolorosos de maltrato e injusticia.

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