Burberry, la marca de lujo británica, anunció que dejará de destruir los productos que no vende. El año pasado esta acción afectó a ropa, accesorios y perfumes valuados en 28,6 millones de libras (32 millones de euros). La cifra asciende a 105 millones de libras en los últimos cinco años, según el informe anual de la compañía.
Hasta ahora Burberry quemaba sus restos de colección para protegerse de ventas a precios inferiores en tiendas de descuentos y de las copias ilegales, es decir ¡olvídate del sale!
Hoy la industria de la moda se encuentra bajo la lupa de consumidores y de organizaciones medioambientales que piden más sustentabilidad. ¿Fueron estas presiones las que determinaron la drástica decisión de la compañía?
Burberry también decidió no seguir utilizando pieles, como ya lo han hecho Versace, Gucci, Michael Kors, Calvin Klein, Armani, Stella McCartney y Jimmy Choo. Marco Gobbetti, director ejecutivo, explica el cambio como una demostración del interés en una nueva agenda de responsabilidad.
"El lujo moderno significa ser social y ambientalmente responsable; esta creencia es fundamental para nosotros, y es clave para nuestro éxito a largo plazo", dijo. Y mientras Gobbetti declaraba esto, en distintas partes del mundo, y al unísono, todo tipo de intervenciones urbanas mostraban el nuevo monograma de la marca. Quitasoles en exclusivas playas, autobuses y gigantescos osos estampados irrumpieron en el espacio público. ¿Símbolos de una nueva era o nueva estrategia comercial?