1. Comprarse el auto: muchas marcas, como lo hizo hace poco la BMW, han anunciado el lanzamiento de sus modelitos eléctricos y hay otras que hace rato fabrican motores híbridos, que combinan electricidad y combustión. Pero, para comprarse hoy en Chile un auto 100% eléctrico, solo hay dos opciones: el Mitsubishi i-Miev ($30.500.000), y el Nissan LEAF ($20.000.000). Los autos eléctricos que han llegado a Chile permiten una autonomía de hasta 160 kilómetros, por eso están pensados para moverse solo en la ciudad.
2. Subirse y manjearlo: tras superar el shock que es encender un motor y que no suene, el asunto es igual a manejar un auto común y corriente, salvo por detalles como que los espejos se pliegan automáticamente al bajarse, para evitar roces de otros conductores.
3. Cargarlo: técnicamente, lo que un auto eléctrico necesita para andar es energía que se almacena en sus decenas de baterías de ion litio. Sin embargo, para no producir extrañeza, todo está diseñado para que los conductores sientan que le siguen poniendo bencina al auto. La única electrolinera de Sudamérica está en la estación Petrobras de Américo Vespucio con Vitacura y está surtida por Chilectra. La cosa es simple: se selecciona la opción de carga rápida y se conecta el cargador –similar a una pistola bencinera–, al terminal que el auto tiene al lado de la puerta trasera, bajo una tapa igualita a la del estanque. Por $ 2.000, en 15 minutos la batería se carga hasta 60%. El 100% solo se consigue en casa, conectando el auto por 8 horas a un enchufe de 220 v, con un cable que viene en la maleta.
4. Estacionarlo: es facilísimo. Lo que impulsó el desarrollo de estos autos es la eficiencia, así que la mayoría son ultracompactos y se mueven ágilmente en la ciudad. Al poner reversa, aparece en la misma pantalla del GPS y la radio, la imagen de la parte trasera del camino.
5 días en un i-Miev
"Los días que manejé el tester del i-Miev, de Mitsubishi, color azul eléctrico y con un enchufe dibujado en sus puertas, no pasé desapercibida. En los semáforos la gente me observaba, cuchicheando. Manejarlo es fácil, pero la vida al volante de un auto eléctrico no es tan simple. En la electrolinera comprobé que los bomberos son parte de la marcha blanca: solo uno supo cómo utilizarla. Y en mi edificio evidencié dos problemas prácticos: no todos los estacionamientos tienen enchufe, y no hay cómo individualizar el consumo de energía, así que mis vecinos alegaron por la cuenta de la luz. Antes de devolverlo, me equivoqué de camino y terminé rumbo a Chicureo. El auto trae batería de emergencia, pero cuando se encendió la luz de la carga pensé, agobiada, qué haría en caso de panne en una ruta sin retorno ni enchufes. Si costara tres veces menos, quizás invertiría en un auto así, siguiendo el presagio de mi padre que, a sus 65 años, luego de conducirlo, me dijo convencido: 'Este es el auto del futuro'". P.N.
Como no utiliza combustible fósil, un auto eléctrico reduce un 75% las emisiones de CO ². Además, no emite más ruido que el roce de las ruedas en el suelo. Se necesitan 8 horas para cargar por completo su batería, lo que equivale aproximadamente a $ 1.600 en la cuenta de luz. Si se maneja de un modo eficiente, su autonomía es de hasta 160 kilómetros.