Marmaterapia: activación energética
Imaginemos nuestro cuerpo como una autopista en el que hay puntos de encuentro o marmas donde convergen músculos, venas, ligamentos, huesos y articulaciones. En esas intesecciones se crea la energía hacia el punto siguiente como si fuera un circuito eléctrico. Este flujo de energía -sin interrupción- es lo que permite que exista un equilibio corporal y mental. Sin embargo, cuando uno o más de esos 108 puntos principales se bloquean, se corta el flujo de energía y se generan dolores musculares y de cabeza y enfermedades respiratorias y de circulación, entre muchos otras.
Para eliminar esos bloqueos y restaurar la energía vital, existe una terapia ayurvédica conocida como marmateria. Esta estimula los puntos marmas (conocidos como chakras) a través de masajes vigororos que pueden realizarse a través de las técnicas de amasamiento, digitopuntura y fricción, logrando con eso que se restablezca el flujo energético.
Susana González (www.ayurvedasusana.com) es tarepeuta ayurvédica y realiza esta técnica hace diez años. Cuenta que ha aprendido a leer su cuerpo y el de sus pacientes, y que la mayoría de las veces los bloqueos que ocurren son resultado del poco conocimiento que existe de su funcionamiento básico. "Lo que pasa es que actuamos por repetición y no todos los sistemas son iguales. Por ejemplo, cada persona requiere algo específico para una óptima nutrición. Al recibir por años alimentos que no son los indicados, eso va dejando un registro en los tejidos y los órganos, lo que puede generar algún bloqueo", señala.
¿Qué patologías se pueden tratar con la marmaterapia?
Las más frecuentes son la insatisfacción generalizada, cansancio, ansiedad, sobrepeso, insomnio y estrés. Cuando se pierde el equilibrio natural de la vida, prontamente eso se convierte en una manifestación del cuerpo. Lamentablemente, las patologías de antaño han progresado en frecuencia, agresividad y onerosos costos.
¿En qué consiste una sesión?
Primero se hace una observación general del estado físico. Se toman los distintos pulsos, se mira la lengua, se palpan las zonas sospechosas de baja energía o bloqueos energéticos (flaccidez, bajo tono muscular, dolor), se realizan varias preguntas sobre hábitos diarios del tracto urinario y digestivo, hábitos del sueño, estados de ánimo y grados de satisfacción. De ese chequeo surge la terapia adecuada para cada persona persona. Si existe un temor a las agujas, se reemplazan con lámparas con colores en los primeros y principales marmas (cabeza, frente, sienes), luego se presiona con dedos o con un bastoncito mini de metal y agrego aceite a la cabeza de este. También si es necesario utilizo digitopuntura por algunos minutos en las distintas zonas, con aceites esenciales para calmar dolores físicos, estrés, agotamiento, insomnio y leves problemas emocionales.
Los olores entran muy rápido por las vías respiratorias al hipotálamo, cerebro y corazón. Trabajo además con calor, frío, láser, imanes, estimulación eléctrica e incluso curación pránica, similar al reiki. Generalmente, ocurre que el paciente siente una leve cosquilla o flujo de algo que se activa, luego se relaja y tiene sensación de integración. La sesión dura aproximadamente 60 minutos.
¿Se puede autopracticar y cómo hacerlo?
Sí, pero debe existir un autoconocimiento del cuerpo como primer paso. Si es así, una sesión realizada por una misma consiste en lo siguiente: primero debe palparse como si fuera una persona no vidente reconociendo algo nuevo. La piel es el órgano más extenso del cuerpo, con millones de conexiones nerviosas, sensoriales e identificadoras de emociones, bloqueos y dolores. Si al tocar el cuerpo se sienten zonas con dolor, algo necesita y el automasaje diario es importante. Los milenarios masajes ayurvédicos son preventivos de la salud, entendida como la presencia de plenitud, vigor y alegría.
¿Quiénes no deberían hacerse esta terapia?
Cualquier persona que a ojos de sus cercanos necesite una cirugía, antibióticos y asistencia médica de urgencia.
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