Menstruar en pandemia: cómo reconocer dolores, etapas y otras dudas

Menstruación pandemia Paula



Fue la regla más fuerte que he tenido en mi vida. Estuve toda la mañana encerrada en el baño, con malestar estomacal y una sensación de pena profunda. El flujo era abundante. El dolor del útero y de espalda baja más intenso que nunca; ni el ácido mefenámico ni el paracetamol ni el guatero me sirvieron. Por primera vez el dolor me hizo llorar y me dieron ganas de vomitar. Las menstruaciones siguientes se han mantenido dolorosas y sobre todo muy intensas en términos emocionales.

Sé que no soy la única. Muchas mujeres que conozco me han contado que les está ocurriendo algo similar y el tema se ha comentado por redes sociales. Un estudio hecho en España por Intima indica que el 63% de las mujeres de entre 26 y 45 años ha experimentado cambios en su ciclo debido al confinamiento social. La mayoría de las encuestadas dice que ha sufrido dolores más fuertes y retraso en su menstruación.

¿Qué nos está pasando? “La pandemia puede cambiar nuestra ovulación y menstruación. Sobre todo por el cortisol, la hormona del estrés, que al estar en altas concentraciones genera, a nivel del Hipotálamo y la Hipófisis, la alteración de dos hormonas: LH y FSH. Esto lleva a un desequilibrio en la producción de Estrógeno y Progesterona, que pueden alargar el ciclo, adelantar o atrasar la ovulación y la menstruación”, explica Valentina Hormazábal (@valematrona), matrona y orientadora en sexualidad y diversidad funcional que es parte de Aldea Mujer, un centro feminista de salud integral de la mujer.

Aunque la fluctuación de estas hormonas ocurre solamente en el caso de las personas que no toman anticonceptivos hormonales y por lo tanto viven su ciclo de forma natural, la matrona explica que las mujeres que sí toman anticonceptivos también podrían sentir algunos cambios.

“No deberían haber cambios tan marcados, pero sí pueden sentir su útero de manera distinta más allá del ciclo hormonal. Lo mismo con las emociones. Todo lo que está pasando afecta las emociones, lo que puede hacer que el útero se contraiga de manera más intensa y haya una menstruación dolorosa. El estrés de por sí genera un contexto distinto que nos influye. Hay que recordar que el cuerpo es todo uno solo y está conectado”, dice la matrona.

Y el estrés se ha vuelto pan de cada día con el Covid-19. La OMS ha observado que el mayor impacto psicológico ha sido el estrés y la ansiedad, e incluso adelantó una pandemia paralela de salud mental. Al miedo del contagio se suma la pérdida de seres queridos, la incertidumbre, los problemas económicos y, sobre todo en el caso de las mujeres, el aumento del trabajo doméstico, que ya no incluye solo cocinar, limpiar y criar, sino también educar a los niños y niñas que no están pudiendo asistir al colegio. Además, no debemos olvidar que se han acrecentado los índices de violencia porque para muchas la cuarentena ha implicado el encierro con su agresor; el Ministerio de la Mujer, Carabineros y organizaciones dedicadas al tema, como la Red Chilena contra la violencia hacia las mujeres, registran un aumento inédito en las llamadas telefónicas para denunciar agresiones y pedir orientación.

Quizás todo esto explica que los motivos de consulta que ha recibido Valentina Hormazábal han cambiado en el contexto de la pandemia: desde marzo ha tenido un alza de consultas referidas a menstruaciones más dolorosas, intensas e irregulares.

Lo mismo le ha pasado a Renata Cruzat, enfermera, doula e instructora en método Billings o de ovulación, quien en los últimos meses ha recibido decenas de mensajes de mujeres que piden asesoría porque sus periodos se han vuelto irregulares y se han intensificado en términos físicos y emocionales. “La menstruación cambia cada mes según cómo estamos. Influyen todos los aspectos de la vida: ciertos eventos, la alimentación, el sueño. Hay mujeres con visiones más espirituales que hablan de que las menstruaciones más oscuras, abundantes, largas y dolorosas tienen que ver con eventos de la vida profundos e intensos. Esto cobra mucho sentido a la hora de entender qué está pasando con la menstruación y el Covid. La menstruación es una oportunidad de limpieza para botar lo vivido el mes anterior, por eso cambia y tiene sentido prestarle atención”, explica Renata Cruzat.

A ser más consciente de todo esto es a lo que invita en sus consultas personales, talleres y publicaciones (disponibles en @re.conectate), basados en lo que llama “el autoconocimiento de la fertilidad”, que consiste en reconocer las diferentes etapas de ciclo femenino y las características particulares que este tiene en el caso de cada persona. Uno de los beneficios más evidentes es que es una opción de anticoncepción natural, porque sabes cuáles son tus días fértiles. Pero, dice, trae otros beneficios como el autoconocimiento, la conexión con una misma y el aumento de la conciencia corporal.

Las dos expertas coinciden en que se pueden llevar una serie de prácticas de autocuidado para ayudar a que el ciclo vuelva a su estado más natural y a que las menstruaciones sean menos fuertes. Uno de los asuntos más importantes es dormir bien y hacerlo en las horas que corresponden, para esto sirve evitar el uso de pantallas en la noche, porque cohíben la secreción de la melatonina, una hormona clave para el sueño que se produce en las horas en que no hay luz. Es importante llevar una buena alimentación, idealmente basada en frutas y verduras, evitar el alcohol y la comida chatarra.

Para los dolores puede servir usar un guatero y tomar infusiones con ingredientes como manzanilla, orégano, canela, jengibre, cúrcuma y caléndula. Practicar ejercicio al menos por 20 minutos tres veces a la semana trae muy buenas consecuencias porque ayuda al organismo completo a estar en mejor estado y al liberar endorfinas nos hace sentir mejor anímicamente. También ayuda bailar, leer, ver una buena película, cocinar; cada una tiene que encontrar las actividades que le generan bienestar y baja el nivel de estrés. Al final, la clave está en el autoconocimiento y el autocuidado.

Si a pesar de estas prácticas las menstruaciones se atrasan por más de una semana, el sangrado es mayor a dos copitas o seis toallitas al día y los dolores se vuelven invalidantes (por ejemplo, no permiten levantarse de la cama o asistir a una reunión), es preciso consultar a una o un especialista.

También es importante tener en cuenta que, como el ciclo tiende a la irregularidad en este contexto, es mejor no fiarse del todo de los métodos anticonceptivos naturales, basados en el reconocimiento de los días fértiles. Por estos meses es recomendable el uso de condón para evitar embarazos no deseados.

Pobreza menstrual

En pandemia se hace más difícil acceder a insumos como toallitas, tampones y copitas y la crisis económica lleva a las familias a destinar los recursos a otras áreas que se consideran prioritarias, como alimentación. A esto se suma que en el país hay lugares como Petorca, donde mujeres ni siquiera tienen acceso a agua para poder mantener su higiene. De hecho, resultados preliminares de un estudio que está realizando Mujeres Modatima (Movimiento de Defensa del Agua, la Tierra y la Protección del Medioambiente) dan cuenta de un aumento en infecciones urinarias y problemas asociados a la salud menstrual en niñas y adolescentes de ese lugar. Por lo pronto, se logró que las cajas de alimentos del Gobierno sumen preservativos y toallas higiénicas.

Todo esto se relaciona con la llamada “pobreza menstrual”, concepto que se refiere a la falta de acceso a productos sanitarios, educación sobre higiene menstrual, inodoros, instalaciones para lavarse las manos y gestión de residuos. Pobreza menstrual hay en todo el mundo. Son miles las niñas que deben recurrir a fajos de papel y telas a falta de mejores opciones y, debido a esto, son muchas las que se ausentan del colegio en su periodo menstrual.

“La pobreza menstrual afecta la capacidad de las mujeres para participar con plenitud en sus actividades diarias, deportivas o de ocio”, ha dicho Emma Abbot, directora de la Fundación Free Period en Inglaterra y coordinadora del proyecto Red Box, que pretende entregar productos para la menstruación en los colegios. Actualmente, el único país que garantiza el acceso gratuito a productos sanitarios relacionados con la menstruación es Escocia, que a principios de este año aprobó la ley Free Period (periodo gratuito o libre).

En enero, la Cámara de diputados y diputadas envió una solicitud para que el Presidente envíe un proyecto de ley que inste a la distribución gratuita de productos de higiene menstrual en colegios públicos, centros de salud públicos, cárceles, albergues y a personas que viven en la calle. El documento, que no se ha materializado en un proyecto, añade que se consideren productos que causen el menos impacto posible en el medio ambiente, como es el caso de las copas menstruales.

Pero lo cierto es que no se trata solo de los productos e infraestructura. Según Chris Bobel, autora del libro El cuerpo gestionado: El desarrollo de niñas y la salud menstrual en el hemisferio sur, la clave está en el acceso a la información. “La educación y la lucha contra el estigma deberían ser las principales prioridades”, dijo en una entrevista.

En esa línea, la matrona Valentina Hormazábal afirma que lo ideal sería la existencia de una ley de educación sexual integral que incorporara el acceso universal garantizado a todas las mujeres y personas menstruantes del país a una educación profunda de su ciclo y artículos básicos.

Por lo pronto, la carencia de políticas públicas ha impulsado a matronas, ginecólogas y organizaciones feministas a difundir información valiosa por redes sociales, incorporar atenciones virtuales, realizar ecografías de urgencia sin necesidad de orden médica y a hacer campañas para reunir y repartir artículos de higiene menstrual a quienes más los necesitan.

Recordatorio: ¿cómo funciona nuestro ciclo?

El ciclo está mediado por cuatro hormonas, las hipofisiarias (Luteoestimulante o LH y Folículoestimulante o FSH) y las sexuales (Estrógeno y Progesterona). Todas alcanzan diferentes niveles dependiendo de la etapa del ciclo en la que estemos y se regulan entre ellas de forma natural.

La FSH permite la maduración de los folículos que contienen los ovocitos en la fase previa a la ovulación y es responsable de la secreción de Estrógeno en la misma fase. El alza de Estrógeno da inicio a la ventana fértil de la mujer, con síntomas como la apertura del cervix (cuello uterino), cambio del moco cervical y etapa proliferativa del endometrio (capa interna del útero).

El peak de Estrógeno produce la elevación de la LH, lo que da paso a la ovulación, que es el momento en que el ovocito sale del folículo y se dirige hacia las trompas. Una vez que esto ocurre comienza la secreción de Progesterona en la fase post-ovulatoria, en la cual el cervix de cierra, el moco cervical ya no es cambiante y el endometrio continúa aumentando su tamaño.

La menstruación se produce cuando cae el nivel de Estrógeno y Progesterona debido a la degradación del ovocito que no es fecundado. Como consecuencia se desprende el endometrio y se genera sangrado.

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