El miedo a criar sola

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La maternidad, al ser un mundo desconocido para quienes se enfrentan a ella por primera vez, viene llena de preguntas e incertidumbres. En Paula queremos acompañarte en este proceso muchas veces complejo, buscando las respuestas a tus inquietudes.




LA PREGUNTA

Estoy criando a mi guagua de 11 meses sola. Terminé con mi pareja durante el embarazo y tengo miedo de las carencias que pueda tener mi hijo al no crecer cerca de su papá. Carencias afectivas, hormonales, fisiológicas. Me gustaría saber en qué cosas debo poner foco, cosas que quizás ni siquiera pasan por el cerebro de una madre.

Javiera Acosta, 35 años

LA RESPUESTA

La maternidad, en ninguna de sus formas, es un camino simple. Suele venir con dudas, culpas e incertidumbres potenciadas por la sobrexposición a la información y a las nociones de lo que es una crianza ideal. Pero lo cierto es que hay muchas maneras de ser mamá y de hacer familia, y tener eso claro es fundamental para responder esta pregunta, explica la psicóloga especialista en familia, Carla Navarrete. "La diversidad de formas de construir familia es legítima y válida, ya sea una familia con un solo padre o madre en la crianza, niños y niñas cuidados por sus abuelos o tíos, y familias sin hijos", asegura. Y agrega: "El futuro psicológico de un niño o niña no está determinado por si crece con ambos padres o no, sino que su bienestar va a depender de la capacidad de los adultos para desplegar un rol de cuidador, donde puedan percibir, mirar, atender y satisfacer las distintas necesidades que manifiesten los menores, y del tipo de vínculo que se establece".

Según la encuesta Casen del 2017, desde el año 2000 el porcentaje de niños que viven en hogares monoparentales se duplicó, pasando del 8% al 19,1%. De estos, el 77% son liderados por mujeres que se hacen cargo de su familia económica y emocionalmente. Pero esto no significa que la madre, que es la cuidadora principal, sea la única, y que otras personas no puedan formar parte de la vida del niño o niña.

El Jefe del departamento de Psiquiatría Infantil de la Clínica Alemana, Alfonso Correa, considera que es fundamental para el correcto desarrollo del menor la incorporación de variabilidad en la relación con el otro. Esto quiere decir que deben existir cuidadores secundarios, lo que a su vez está relacionado con la aceptación de un tercero. "Cuando las relaciones son muy de a dos se corre el riesgo de que haya una excesiva dependencia, mientras que aprender que se puede ser querido por más de una persona es esencial para el desarrollo psíquico, de la psicosexualidad y de la afectividad en general".

Los peligros de la dependencia

Cuando alguien tiene un problema, una de las reacciones más comunes es buscar la respuesta en Internet, incluso antes de ir donde un especialista. Si buscamos "problemas de hijos que crecen sin padre" nos encontramos con resultados que hablan de un futuro devastador, delincuencia, baja autoestima y problemas psiquiátricos. Por supuesto que la realidad es menos trágica, aunque es importante poner atención a algunas cosas.

Para el doctor Correa, es fundamental que se den dos condiciones básicas en la crianza del menor: terceros involucrados, aunque no sean hombres, para que el niño o niña se pueda relacionar desde los afectos; y asegurar la presencia afectiva de algún hombre para que el niño o niña conozca la diversidad de lo femenino y masculino. "Pero lo principal es cuidar que no se genere una relación demasiado simbiótica o de dependencia entre madre e hijo, porque podría limitar el desarrollo de la autonomía del niño por apegarse demasiado a él y aferrarse a querer protegerlo como cuidadora única", recalca el especialista, quien añade que no hay que esperar que el menor tenga una edad específica para que se establezcan estas relaciones, sino que debe hacerse desde la primera infancia.

Sobre los resultados de los buscadores virtuales, explica que si se da una dependencia excesiva entre la madre y el niño éste tendrá riesgos en el desarrollo de su salud mental. "Hay casos exclusivistas que podrían llevar a estos problemas, pero no es porque no haya un padre, sino que se debe a que no existe una variedad de personas significativas en la vida del niño que fomenten su desarrollo".

Por otro lado, Carla Navarrete explica que a medida que el menor crece es importante hablar sobre su situación familiar y las relaciones que se han establecido en ella. "Sería dañino obviar o negar lo que pasa a nivel familiar, entonces es importante estar atentos a las emociones y comportamientos que expresan los niños y las niñas, incluyendo la rabia y la tristeza, y validando todo aquello que experimentan". La psicóloga dice que no existe un manual de conducta para cada caso y que cada niño y niña va a tener su propio tiempo, ritmo y manera de vivir su proceso, por lo que es fundamental no apresurarlos.

Una mamá sola

Es común que las mamás antepongan las necesidades de sus hijos a las propias, por lo que no es raro que en ningún momento Javiera preguntara por los efectos que podría tener en ella el intentar hacerse cargo de la crianza de su hijo sin la compañía ni el apoyo de su pareja.

"Podría ocurrir que la mamá que ejerce solo la función de cuidado tenga la sensación que está fallando en su rol o dañando a su hijo a raíz de la separación, lo cual puede generar culpa, ansiedad, malestar y estrés. Aquello, en la medida en que vivimos en una sociedad donde padres y madres son bombardeados de información en torno a cómo deberían ejercer la paternidad y maternidad, repercutiendo en que puedan sentirse sobre exigidos y frustrados al no estar respondiendo a lo que supuestamente deberían hacer", explica Carla.

Por otra parte, que una mamá o un padre críe a un hijo sin apoyo puede conllevar una sobrecarga, cansancio y estrés. Es importante concebir que la maternidad y paternidad puede vivirse de forma acompañada y sostenida por otras personas, lo cual repercutirá positivamente en el bienestar de todos los integrantes de la familia.

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