Mirada Paula: una mirada íntima a la reconstrucción oncológica
Quienes se han visto obligadas a someterse a una mastectomía –intervención quirúrgica donde en la mayoría de los casos se extirpa la mama de manera completa– en ocasiones sufren mucho daño en la autoestima, la que además ya viene dañada después del cáncer y del propio tratamiento. Paula Batista (40 años, en Instagram @paulabatistastudio) es una de las exponentes nacionales de reconstrucción oncológica que desde 2017 se dedica profesionalmente a la micropigmentación estética y oncológica, y desde 2019 aborda lo relacionado al tatuaje paramédico oncológico.
Tras una mastectomía para que los senos recuperen su volumen, los doctores utilizan implantes, tejido autógeno o ambas técnicas. Hay casos en que esta reconstrucción se realiza al momento de la mastectomía y en otros, cuando las incisiones de la mastectomía cicatrizan y la quimioterapia o radiación finaliza. Mas, ninguna de estas opciones contempla una areola ni un pezón. Por eso, el tratamiento reconstructivo está incompleto si estas mujeres no se someten a un tatuaje paramédico oncológico. La diferencia de este con la práctica relacionada a la micropigmentación (mayormente implementada por tatuadores en Chile) es que el tatuaje dura toda la vida. En ese sentido, no es lo mismo una tinta que un pigmento.
La micropigmentación no es para pieles fragilizadas, ya que dura mucho menos, incluso semanas y/o meses. En el caso del tatuaje paramédico oncológico se utilizan insumos especiales para estas pieles que el mismo cuerpo retiene. Hoy en día, es una práctica muy segura que cumple con la norma: en Chile solo existe el decreto 304 que habla y regula los tatuajes y prácticas similares como también la micropigmentación.
“En nuestro país el tatuaje paramédico oncológico no existe como tal, se reconoce solo como micropigmentación y es regulado como tatuajes profesionales. Lamentablemente no está dentro de los planes de salud y se debe pagar del bolsillo de cada paciente, ya que se considera como reconstrucción estética y no reconstrucción por cáncer”, comenta Paula. Sin embargo, los senos están directamente relacionados a la maternidad, la estética, la sexualidad y la feminidad, por eso, la extirpación de estos no solo tiene un impacto profundo en la autoimagen personal, sino que también genera un cambio profundo a nivel emocional. Quienes buscan reencontrarse con su cuerpo, volver a quererse y abrazarse, después de un tatuaje paramédico oncológico vuelven a sentirse seguras y desarrollan una percepción positiva de ellas mismas. “Se empoderan de esa nueva mujer y reconstruyen su autoestima’', comenta Paula
A cualquiera le puede pasar
El 70% de los casos relacionados con el cáncer de mama se da en mujeres que no tienen ningún factor genético o de riesgo. Sin embargo, todavía hay muchas que piensan que no les puede pasar. He ahí la importancia de generar conciencia.
Sin ir más lejos, hace un par de meses, Paula Batista experimentó una anomalía en una de sus mamas gracias al dispositivo Palpa, ya que logró sentir y reconocer una pequeña dureza similar a lo que simula la jabonera. Al ser tatuadora oncológica y estar en constante contacto con el tema, no dudó en realizarse los exámenes correspondientes a tiempo. “Se te pasan por la cabeza muchas cosas, uno nunca piensa que le puede tocar. En mi caso tuve suerte que no fuera nada grave porque llegué a tiempo” reflexiona la tatuadora.
Existe un 99% de probabilidades de supervivencia cuando el cáncer es detectado en etapa temprana. “En palabras simples: nuestro dispositivo Palpa es una jabonera que ayuda a la mujer a convertir el autoexamen de mamas en un hábito. A través de la manipulación de un dispositivo que cuenta con un diseño simple, cercano y amigable, pueden sin miedo empezar a autoconocer su cuerpo y detectar anomalías” comenta Josefa Cortés, CEO de la startup Palpa.
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